'El querido hermano': Pérez Azaústre cautiva a Córdoba con su novela sobre Manuel Machado

La literatura siempre es un punto de encuentro; a veces invisible entre el escritor y el lector; a veces multitudinario, cuando los lectores se encuentran con el escritor en la celebración de la creatividad que eleva y es fraternidad.

Esos dos axiomas se dieron, en la tarde-noche de este jueves, en el salón de actos BBK-Cajasur de la capital cordobesa. El motivo, la presentación de El querido hermano, la última novela salida del genio de Joaquín Pérez Azaústre y que aborda las figuras de los hermanos Machado, Antonio y Manuel.

Una obra distinta en la trayectoria de Pérez Azaústre, que narra el viaje de Manuel Machado, de Burgos a la localidad francesa de Colliure, cuando se entera de la muerte de Antonio. En la novela, el escritor cordobés narra ese viaje, en febrero de 1939, donde Manuel recorre el Norte de España, un país devastado en el ocaso de la Guerra Civil.

Pérez Azaústre consigue que, pese a que Manuel Machado es el centro de la trama, no cae en la tentación de ponerle voz, sino que lo presenta como un personaje introvertido, del que el lector saca sus conclusiones a través del resto de protagonistas. Un recurso que permite al escritor mantener la objetividad histórica.

A su vez, la obra da una relevancia necesaria al joven falangista Raúl, secretario personal de Pemán y conductor del coche que lleva a Manuel y su mujer Eulalia hasta la tumba de su hermano. Ese personaje representa el ideario de la España nacional y contrasta, con gran acierto, con el falangista radical Abel Cubero.

Éxito

El querido hermano es, por tanto, una novela necesaria y así quedó de manifiesto este jueves en la atención que ha despertado, prueba de ello el lleno en el salón de actos de Cajasur para ver una presentación, a modo de coloquio, en la que participaron el propio Pérez Azaústre; la periodista y escritora, Mar Rodríguez Vacas; la directora del Museo Arqueológico, Lola Baena; así como el abogado y escritor, Rafael del Campo.

Entre el público ilustres compañeros de letras como José Luis Rey, Alejandro López Andrada y Daniel, García, entre otros. Todos para disfrutar de una novela cuyo autor ideó con apenas 20 años y que, más de dos décadas después se ha convertido en realidad, con la madurez y el conocimiento del dolor de la pérdida, que lo fue para Manuel y que es tan humano que lo eleva a la categoría de obra de arte cuando se traza en la prosa de escritores como Pérez Azaústre.