El guitarrista Paco Peña en 1984

El guitarrista Paco Peña en 1984

Los humildes inicios del Festival de la Guitarra

Paco Peña batalló en solitario en los primeros años por sacar adelante una iniciativa personal

Aquel Festival de la Guitarra -entonces se denominaba Encuentro Flamenco- que inició su andadura en 1981 sólo mantiene como nexo común con el que arrancará el próximo 3 de julio muy pocos elementos. Acaso el instrumento musical de seis cuerdas que le da nombre y la combinación de cursos formativos y conciertos. De una cita discreta que pasó desapercibida para la mayoría de los cordobeses ha llegado a ser un acontecimiento multitudinario y de un presupuesto más que discreto ha crecido hasta los 1,5 millones de euros.

El arranque de este encuentro musical que ya es un clásico en los veranos de Córdoba hay que agradecerlo al guitarrista Paco Peña. Ya era un intérprete más que consagrado cuando ideó poner en marcha en el centro flamenco que llevaba su nombre, en la plaza del Potro, un programa formativo para guitarristas que, además, se aderezaría con conciertos y actuaciones.

Un reconocido artista

Paco Peña no tenía que explicar a la altura de 1981 quien era. A punto de cumplir los 40 años conocía al dedillo los aeropuertos de todo el mundo y sabía la íntima satisfacción que produce escuchar los aplausos en el Royal Albert Hall de Londres o en el Carnegie Hall de Nueva York, por ejemplo.

Pese a esta proyección internacional más que consolidada no olvidaba su tierra natal. En la plaza del Potro se hizo con una casa que convirtió en el Centro Flamenco Paco Peña para compartir con Córdoba su alto magisterio en el mundo de la guitarra.

En ese inmueble nació la idea de organizar cada verano unas clases de guitarra que se completarían con actuaciones. La iniciativa era suya y pidió una ayuda al Ayuntamiento para echar a rodar esos Encuentros Flamencos.

La Posada del Potro

La coyuntura le fue muy favorable. En junio de aquel año se hacía el Ayuntamiento con el uso de la Posada del Potro, que hasta aquel momento estaba ocupada por Arte España, una empresa pública dedicada a promocionar y vender artesanía nacional de alta gama. En Córdoba llegó a tener otra tienda en la calle Manuel de Sandoval.

El gobierno municipal de aquel momento, liderado por Julio Anguita, tiró por elevación y anunció numerosos usos para la Posada del Potro: que si corral de comedias o exposición de artesanía. Ninguno de estos deseos se convertiría en realidad, aunque sí se materializaría el de ser sede de ese seminario internacional de guitarra ideado por Paco Peña bajo el nombre de Encuentro Flamenco.

Durante unas semanas del verano de 1981 sonaron las seis cuerdas antes de que toda la Posada del Potro pasara a ser la Delegación de Cultura de un Ayuntamiento que, a falta de sede, estaba en precario repartido en diversos edificios.

El calendario de aquel germen del Festival de la Guitarra no tuvo nada que ver con el actual. Comenzó el 20 de julio y se prolongó hasta el 26 de agosto.

En aquella época, lo que más se primaba eran los cursos. Asistieron más de 100 alumnos procedentes de países de prácticamente todo el mundo, aunque la mayoría fueron europeos entre los que sólo había tres españoles, y todos ellos atraídos por el prestigio internacional de Paco Peña.

Uno de los atractivo que tuvo aquella iniciativa, sobre todo para los inscritos en los cursos, era que por las noches se organizaron excusiones a los distintos festivales flamencos que se celebraron no sólo en la provincia sino también en otras limítrofes para conocer en vivo y en directo cómo se siente el flamenco en esta tierra.

El segundo año

El resultado de esos primeros Encuentros Flamencos fue positivo tanto para el organizador, Paco Peña, como para el Ayuntamiento. Así las cosas se trabajó durante el año en la segunda edición de los mismos, que contendría algunas novedades respecto a la primera.

Lo primero fue que se adelantó su inicio. Los cursos se dividieron en dos tandas: del 12 al 24 de julio y del 26 de julio al 7 de agosto. Volvieron a tener una buena aceptación en el extranjero y a esa primera parte, por ejemplo, llegaron alumnos de Alemania, Holanda, Inglaterra, Italia, Canadá, Suecia, Finlandia y Yugoslavia.

Paco Peña se rodeó de la calidad de El Pele, de la bailaora Inmaculada Aguilar y de la guitarra de Fernando Carranza. El presupuesto para esta segunda edición fue de 1,5 millones de pesetas, de los que el Ayuntamiento aportó el 10 por ciento además de ceder la Posada del Potro.

Así inició el camino lo que con el paso del tiempo acabaría como Festival Internacional de la Guitarra. Era una iniciativa de Paco Peña sobre cuyos hombros recaía la responsabilidad de ser el organizador, director, administrador y profesor.

En 1984 la organización pasó a depender del Ayuntamiento y ahí es cuando nace la marca Festival de la Guitarra, con un Peña que seguiría vinculado casi una década más con una iniciativa que parió y pese a haber traído a Córdoba a Sabicas, Paco de Lucía o John Williams, entre otros muchos, le queda la satisfacción de saber que hay centenares de guitarristas repartidos por el mundo que en estas cuatro década han pasado por Córdoba para aprender lo que no se aprende en todos los sitios.

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