El pasto es verde
Suele ser recurrente en esta época de absolutos nacidos del relativismo contemporáneo apelar a la frase del británico Chesterton cuando vaticinaba que sería necesario desenvainar una espada para defender que el pasto es verde. El obispo de Córdoba ha dicho que el césped es verde en su última carta pastoral y ha habido numerosos ojos y oídos escandalizados, algunos de ellos así identificados como cristianos y socialistas, valga el oxímoron. Don Demetrio, que como obispo promueve, explica y comparte la doctrina social de la Iglesia católica, ha recordado que es importante tener en cuenta, de cara a las urnas, a los partidos que defienden la vida sin ambages. Lo ha hecho un párrafo después de reconocer que, en puridad, ningún partido se identifica plenamente con el Evangelio, pero que participar en el proceso electoral es una obligación, además de un derecho, y que la responsabilidad de los católicos para con la sociedad va más allá de la puntual cita con las urnas.
En dicho documento el prelado señala dos grandísimos fracasos de la sociedad actual transformados, desde el lenguaje y la maldad, en derechos: el aborto y la eutanasia. La ‘interrupción voluntaria del embarazo’ y la ‘muerte digna’. En ninguno de esos ejercicios existe dignidad humana y en el aborto ni tan siquiera se le da opción a tenerla al que es matado antes de nacer. El obispo denuncia cómo la regulada ‘muerte digna’ supone un trágico y vergonzoso ahorro económico porque siempre será más barato el óbito que el cuidado. El pasto es verde.
No hace monseñor sino recordar a los católicos que no se puede ejercer el catolicismo por parcelas estanco, que no se es católico en la procesión pero no en el voto, y que si no hay opciones políticas claras, la responsabilidad de los miembros de la Iglesia debe ir más allá del día de las elecciones con el testimonio público y el ejemplo.
También coloca frente a los adalides de los derechos absolutos indiscutibles su propia contradicción: se habla de igualdad, solidaridad, familias alternativas y respeto por las minorías pero se abandonan a los mayores, a los enfermos y a los que ya no son productivos dándole facilidad para la muerte pero no presupuesto para los cuidados.
En definitiva, el obispo de Córdoba ejerce su labor sacerdotal y pastoral recordando no solo lo que es doctrina sino que esa doctrina «busca siempre el bien de la persona».
Don Demetrio también se detiene en la sanidad, el derecho al trabajo y a una vivienda digna, e incluso en el cuidado del medio ambiente citando la encíclica Laudato si.
Y sobre todo insiste el pastor en la aceptación humilde de los resultados, «como expresión de la voluntad de un pueblo. Nos gusten o no, sean de los nuestros políticamente o no», con un talante más democrático y cívico que muchos de los que, escandalizados, señalan al que ha recordado que el pasto es verde.
Son actitudes y ejemplos que también los electores, católicos o no, deberían tener en cuenta a la hora de votar.