De este agua no beberéRafael González

Los descolocados

Puede mantener sus criterios, pero entonces debo advertirle que hace frío ahí en lo de los principios y tal

Actualizada 05:00

Ha dicho Salvador Illa, tras firmar el preacuerdo nupcial con ERC, que «no pueden dar opción a la derecha ni a la ultraderecha», mientras la derecha centrada todavía sigue buscando al PSOE bueno en un gesto caritativo y democristiano de añoranza de un consenso de componendas que nunca fue por España cuando este se dio, sino por la alternancia a costa de España, que es distinto.

Como quiera que ya ha cantado la gallina y está claro lo que vaticinó Pablo Iglesias en el Congreso como vicepresidente del Gobierno, cuando mirando a la bancada popular avisó de que nunca más volvería a gobernar la derecha, sería conveniente ir buscando sitio en el arco ideológico que marca la izquierda- una vez más- y que la derecha centrada adoptó cuando también comenzó a ver fachas por doquier, fachas a los que ha seguido señalando con esa misma displicencia que la izquierda se marca para todo lo que no considera propio de su secta.

Lo que ha querido decir Illa, con esos aires de visitador médico apocado, es que todo lo que no se encuentra en el bloque del PSOE, Sumar y los socios sediciosos varios, es la peste. No estamos ante un discurso de una opción política frente a otra, sino de un sentido segregacionista de la nación contra otro que se presenta y relata como lo peor, según aquellos que han cambiado las marchas, los principios y los discursos conforme les faltaban escaños para gobernar.

No solo asistimos a un pacto de gobierno sino a una reubicación de más de media España, que tendrá que buscar y adoptar una identidad ideológica determinada para poder comer, pensar, alternar y ligar si le dejan. Si usted no quiere sucumbir en la peste a la que le ha mandado Illa por orden de Sánchez, es lo que toca. Puede mantener sus criterios, pero entonces debo advertirle que hace frío ahí en lo de los principios y tal. Se lo dice un señalado por unos y por otros, con un máster de observador en trepas recolocados.

Ahora que la discrepancia y la pluralidad ideológica oficialmente han fallecido con un pacto para la convivencia de ellos y en nombre de España permítame que les de la bienvenida a nuestro mundo, el de los desubicados, compartido desde hace tiempo por todos aquellos, muchos, que no damos abasto cotizando para que nos roben desde una alternancia política que tiene pinta de convertirse en monopolio.

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