Otro Rey, otro discurso
«El evangelio habla lúcidamente de conflictos y nos enseña los valores con los que podemos superarlos. El ejemplo que nos dio Jesús es eterno y universal. Es entrar al mundo de los que sufren para marcar una diferencia en sus vidas y así dar esperanza donde hay desesperación.»
En medio de las polémicas que ha desatado el discurso de Nochebuena del Rey de España, me ha llamado la atención, con fuerza, el que ha pronunciado el Rey Carlos III de Inglaterra. Sinceramente, me ha parecido tan deslumbrante, en el fondo y en la forma, que a mi modo de ver es una obra de arte.
La emisión empieza con el himno nacional que en el Reino Unido es el God save the King. Pero en lugar de poner un play back, se saca a la banda de los Granadier Guards a interpretarlo. Y el Rey habla desde la capilla del antiguo Hospital de Middlesex en Londres. Tras mencionar diferentes choques diciendo que «El Evangelio habla lúcidamente de conflictos y nos enseña los valores con los que podemos superarlos. El ejemplo que nos dio Jesús es eterno y universal. Es entrar al mundo de los que sufren para marcar una diferencia en sus vidas y así dar esperanza donde hay desesperación.» No está mal. Pero no son unas frases sueltas. Las referencias a la fe y a Dios se extenderán durante todo el discurso.
El Rey recurre al villancico «Once in Royal David’s city» que nos recuerda el amor de Dios, el núcleo de la historia de la Navidad: la venida de Dios al mundo que transformó la vida de los que encontró con su amor redentor que pervive en todas las grandes fes. Dato relevante cuando lo dice el cabeza de la Iglesia de Inglaterra. Y se reivindica la perdurabilidad del mensaje de Cristo.
Como no puede ser de otra forma este año, el Rey habla de luchar contra la enfermedad con imágenes suyas y de los Príncipes de Gales visitando enfermos y manifiesta su gratitud a los «desinteresados médicos y enfermeras que, este año, me han ayudado a mí y a otros miembros de mi familia en las incertidumbres y las ansiedades de la enfermedad».
Habla con orgullo de cómo los enfrentamientos callejeros del verano pasado en varias ciudades generaron un movimiento popular para «reparar no solo edificios, sino relaciones. Y, lo más importante, para recuperar la confianza escuchando y comprendiendo, decidiendo cómo actuar por el bien de todos. Así, escuchar es un tema recurrente de la historia de la Natividad. María, la madre de Jesús, escuchó al ángel que le reveló un futuro diferente lleno de esperanza para todos nosotros. El mensaje de los ángeles a los pastores -el de que debería haber paz en la tierra- se refleja en todas las fes y filosofías. Es válido hasta nuestros días para gente de buena voluntad en todo el mundo.»
Las palabras del Rey duran en total seis minutos y medio y después llega el villancico al que ha hecho referencia Carlos III en su discurso: «Once in Royal David’s city» con el texto perfectamente transcrito para que nadie se pierda las alabanzas a Dios y el sentido verdadero de la Navidad. Himno, discurso y villancico suman 10 minutos y 33 segundos.
Yo no he encontrado ninguna polémica relevante en los medios británicos sobre el discurso del Monarca. Ni mucho menos en la clase política. Pero lo que más me interesa resaltar en un país en el que la presencia musulmana es cada vez más importante, tanto entre la población como en los responsables del poder político, empezando por los ayuntamientos de las grandes ciudades, lo que quiero señalar es que todo el mundo entiende que la Navidad es una fiesta cristiana universalmente asumida y por lo tanto tiene una lógica incuestionable que un discurso de Navidad tenga como hilo conductor el mensaje que Cristo nos trajo a los hombres.
Según el sondeo anual de la prestigiosa firma demoscópica YouGov, en el Reino Unido el 38 por ciento de los británicos no cree en la existencia de ningún dios. El 30 por ciento sí cree en la existencia de un dios -no necesariamente cristiano- y un 21 por ciento no cree en ningún dios, pero sí en algún tipo de fuerza espiritual -hay gente «pa’tó» que decía el Guerra. Es decir, el 59 por ciento de la población a la que el Rey le habló del mensaje de Cristo no cree en la existencia de ningún dios.
Según el estudio anual que realiza Statista.com para la Iglesia de Inglaterra, el 4,7 por ciento de la población acude a sus servicios religiosos. Muy por debajo de la asistencia dominical a Misa en España. Pero aquí relegamos a Dios a la privacidad de cada uno, no se vaya a molestar alguien. Y como una imagen vale más que mil palabras, les aconsejo muy seriamente que vean el discurso del Rey Carlos aquí.