Viviremos peor... en Occidente

Hace tiempo que vengo escuchando a mis mayores avisándome de que voy a vivir peor que ellos. Lo dicen por televisión, por la radio y en artículos de prensa. Personalmente discrepo.

No sé de dónde surge este discurso, aunque sí a quién interesa promoverlo. Pero para resolver la cuestión sólo necesito remontarme a la infancia de mis padres y mis abuelos. Mis abuelos nacieron durante la guerra civil y vivieron su infancia en la posguerra, en la España rural de señoritos Ivanes y Pacos. Una España mísera y descompuesta que ellos levantaron de nuevo para sus hijos durante la dictadura. Sus hijos —mis padres—, nacidos en las capitales de provincia, se encontraron con un país en construcción, en el que sus padres con ahínco labraron la tierra y sembraron lo que posteriormente ellos disfrutaron. Tuvieron sanidad, tuvieron educación, tuvieron libertad. Utilizaron todos los ingredientes a su disposición: movieron masas, generaron discursos e ideas, moldearon el mundo que querían y, en mayor o menor grado, lo consiguieron.

Nosotros —los nacidos del 2000 en adelante— hemos sido lanzados a un vergel que otrora fue un campo yermo, con unas instituciones sólidas que velan por nuestro cuidado y bienestar, o debieran hacerlo. Nuestros abuelos fueron hijos de la guerra, nuestros padres hijos de la democracia, nosotros, hijos de la socialdemocracia. Puede usted estar a favor o no del sistema social —yo de hecho, no lo estoy—, pero nunca, en ningún caso, podrá negar que hemos nacido entre algodones; ora nuestra bendición, ora nuestra condena.

Tenemos todos los medios a nuestra disposición para hacer de este país la nación que queremos: tenemos la información y tenemos la formación. Nos falta la voluntad que con tesón han anulado. Nos hacen creer que lo tenemos todo perdido y que estamos en una época convulsa y que sobre nuestras cabezas pende, con el interés de cualquier potencia, la espada de Damocles. Nos adormecen con el miedo. Si llegamos a vivir peor será porque nos lo impongan, porque sea de su agrado convertirnos en la generación pasiva, la del subsidio: la del cloroformo. Será porque quieran borrar en nosotros los valores occidentales y cristianos que nos han llevado donde estamos, porque quieran que no conozcamos la libertad; la propiedad. Porque nos dejemos en manos de estatistas interesados, de burócratas europeos y de intereses de las bandas y estrellas.

Porque todo lo que hagan será por «nuestro bien», nos quieren infantilizados, que 'Papá Estado' sea efectivamente eso: el papá que cuida de sus hijos, porque no los quiere capaces de ser libres, sino que quiere cubrirlos perpetuamente bajo el paraguas de «su verdad», «la seguridad», «el progreso».

Si vivimos peor será sólo por nuestra propia culpa, por no meterle un palo en la rueda a aquellos que quieren que vivamos peor que nuestros padres.