Parte de la carta enviada a la Policía Local de Puente Genil

Parte de la carta enviada a la Policía Local de Puente Genil

La gratitud en tiempos individualistas e ingratos

Una pontanesa agradece a la Policía Local de su pueblo la ayuda prestada para acceder a su domicilio porque se había dejado la llave puesta por el interior

A cualquiera puede pasarle. Un despiste, la prisa o sencillamente la repetición de un gesto cotidiano se convierte a veces en un contratiempo que además requiere un desembolso económico elevado. A una señora en Puente Genil le ocurrió. Salió a la calle y se dejó las llaves puestas en la cerradura. Una situación imponderable que requiere en muchos casos la ayuda de un cerrajero de guardia , con su correspondiente minuta. Algo así ronda los 80 o 90 euros mínimo de factura.

Pero ella optó por pedir auxilio a la Policía Local de su localidad y allí que se personaron tres efectivos para ayudarla.

«Su profesionalidad, maestría y buen corazón me han arropado y poniendo todo su empeño, han podido abrir la puerta», escribe esta mujer, de la que no ha trascendido su identidad, en una carta de agradecimiento remitida a la jefatura de la Policía Local de Puente Genil.

«Nos llena de orgullo poder ayudar a nuestra ciudadanía», responden desde la Policía en un post publicado en su perfil de Facebook, en la que comparten la carta de la señora.

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Puede pensarse que la Policía Local cumplía con su obligación y que es algo normal. Pero el refrán dice que es de bien nacidos ser agradecidos. Así lo ha mostrado esta señora con su gesto, algo que cada día suena más raro en una sociedad donde se dan las cosas por supuestas y la gratitud es un ejercicio cada vez más escaso.

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