«La oración de los pobres sube a Dios»
El obispo califica de «inadmisible» que en Córdoba haya «un cinturón de asentamientos, que ni siquiera son chabolas»
Con motivo de la celebración de la Jornada Mundial de los Pobres en el tercer domingo de noviembre, el obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, aprovecha la ocasión para recordar «la importancia de los pobres en la vida de la Iglesia, porque los pobres tienen un lugar privilegiado en el corazón de Dios, deben tenerlo igualmente en el corazón de la Iglesia».
El prelado recuerda la intervención de la Madre Teresa de Calcuta en 1985 en la ONU cuando subrayó la importancia de la oración por los pobres. Además, fija la importancia de los mismos en el seno de la Iglesia, porque «ellos aportan sus actitudes fundamentales de confianza en Dios, de necesidad de recurrir a su gracia, ellos tienen menos peligros de soberbia, porque les falta incluso lo necesario».
Por esto, añade, es importante la atención a los pobres desde todos los ámbitos, porque «quizá no podamos resolver sus problemas, pero podemos escuchar, atender, compartir. Aunque uno viva una vida tranquila, se encuentra sin quererlo con situaciones que nos desbordan».
Demetrio Fernández trae este ámbito a la actualidad española y recuerda a las víctimas de las inundaciones, a las que pide tender la mano, porque «es el testimonio que estamos viendo estos días en tantos adultos y jóvenes, en sacerdotes, religiosos y laicos. El espectáculo más bonito es el de la solidaridad, en medio del barro y la fealdad de la desgracia».
La cercanía
Por último, el obispo recuerda que estas situaciones están más cerca de lo que uno imagina, porque «en nuestra ciudad de Córdoba tenemos un cinturón de asentamientos, ni siquiera son chabolas, que piden a gritos –silenciosamente- que los saquemos de las graves injusticias que padecen ellos y sus hijos: sin agua, sin luz, sin higiene, y ante el temor de ser erradicados del lugar furtivo que ocupan». A ellos pide que se les tienda la mano, hace un llamamiento a las instituciones eclesiales y civiles porque «es inadmisible en una ciudad moderna como la nuestra que haya tantas personas en esa situación. Pensemos juntos qué podemos hacer».
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