Los cinco beneficios secretos del aceite de oliva
Previene infartos, reduce la presión arterial o mejora la vasodilatación
Hace mucho tiempo que digo, entre bromas y veras, que el aceite de oliva se debía vender en las farmacias, tan importantes son todos sus beneficios. Efectivamente, el americano profesor Ancel Keys vislumbró la categoría de la dieta mediterránea y de su grasa por excelencia, el aceite de oliva virgen extra. Y aunque tenía razón, el camino a recorrer ha sido largo y fascinante. Lo han demostrado, una vez más los investigadores del Instituto Maimónides de Investigación Biomédica de Córdoba.
Y les adelanto, porque la investigación es muy sustanciosa y extensa, pero el meollo de asunto es que el aceite de oliva virgen extra previene de segundos infartos, de recurrencias cardiovasculares y hasta de la muerte por estas causas. Más de tres años de trabajo y más de mil pacientes dándose al aceite de oliva y a la dieta mediterránea son una excepcional muestra.
Las grasas, injustamente demonizadas en los últimos años, no eran el quid de los problemas de nutrición. Eran justamente lo contrario, la clave para su solución. Hoy parece que solo importa la caloría, pero –y este pero es importante– algunos alimentos de elevado contenido calórico son un magnífico canal para el aporte alimentario más saludable y beneficioso, como es el caso de este aceite. Ignorar esto es como ser analfabeto en el s. XXI.
No solo eso, porque el aceite de oliva es la fuente de ácidos grasos más perfecta, principalmente ácidos grasos monoinsaturados, pero también de compuestos menores. Que se encuentran en él en pequeñas cantidades, pero son fundamentales. Se trata de los polifenoles, los tocoferoles y esteroles, que tienen un papel muy importante en la salud, porque fortalecen el sistema inmune e incluso tienen actividad anticancerígena. Una auténtica explosión de vigor.
El equipo liderado por los doctores Pérez Jiménez y López Segura ha demostrado que: el consumo de aceite de oliva disminuye los triglicéridos y aumenta el colesterol bueno, el HDL. Que disminuye el colesterol malo o LDL y su resistencia a la oxidación, y que mejora el metabolismo de la glucosa en la diabetes. Y es posible que mejore la inflamación inducida por las dietas altas en grasas saturadas, que reduzca la presión arterial, mejore la vasodilatación y evite la formación de trombos.
Es decir, si ha hecho las tareas mal durante su vida, dese al aceite de oliva virgen extra, que funcionará activando las defensas de su organismo y le ayudará a bloquear como una auténtica trampa, los peligros que le acechan.
En cuanto a los efectos prácticos de este descubrimiento en la cocina, les sugiero que se dejen de sprays de aceite de oliva, que son una ñoñez innecesaria. Usen la grasa del Mediterráneo generosamente, y a ser posible en crudo. Busquen una buena marca, mejor envasada en cristal de color oscuro o en lata –esto protege el aceite del sol, un gran enemigo para su conservación–.
No solo les va a alargar la vida, sino que esta va a ser mejor. Y no olvido algo muy importante: el aceite de oliva virgen extra está buenísimo. Eviten comer porquerías prefabricadas, que es justamente donde hay que cortar las calorías, muévanse un poco y diviértanse.