Fundado en 1910
aarde

Desde su inauguración ha sido uno de esos lugres con encanto, en los que se disfruta de un Madrid de verdad y de unos manjares únicosAarde

Vete de mi parte

Aarde, el embrujo africano y japonés

Una exhibición de distintas cocinas entre las que destaca la cocina africana por su originalidad y su profundo sabor, y la cocina japonesa

Madrid es una ciudad muy intensa, gastronómicamente hablando. En Madrid todo lo bueno y lo malo se vive de otra manera. Por algo es la capital de España, la que quita y pone estrellas Michelín y la que consagra o hunde definitivamente un restaurante en cuanto el boca a boca o la crítica comienzan a darle la espalda.

Hay restaurantes que mueren al poco de nacer porque no han sabido encontrar su hueco entre la inmensidad gastronómica madrileña. Y los hay también que nacen con esa ración de suerte y oportunismo que se necesita para empezar mandando. Marta Seco y Sandro Silva forman una pareja única que ha sido capaz de poner en pie varios templos del buen comer en los últimos años.

Todo comenzó en 2004 en aquel Paraguas excelente y rompedor, con el que se hicieron grandes. Luego, vino todo lo demás. Cada inauguración es un acontecimiento. Cada nuevo restaurante es garantía de éxito inmediato. Ahí están, para corroborarlo, Ten con ten, Quintín, Amazónico, Numa Pompilio, lugares emblemáticos ya en la geografía madrileña del buen comer.

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Los grandes inversores han llamado a su puerta y ahora mismo su proyección internacional ha empezado con inusitado poderío en Londres y Dubai. Y de cuando en cuando sorprenden con algo original y distinto como ha ocurrido con Aarde, que nació hace ya tiempo en un lugar emblemático como es la mismísima Puerta de Alcalá. Desde su inauguración ha sido uno de esos lugres con encanto, en los que se disfruta de un Madrid de verdad y de unos manjares únicos.

Aarde es un restaurante que ofrece algo más que comer bien. Allí, en esa terraza inmensa y hermosa, se sienta la gente para ser feliz. Se puede empezar con un buen cóctel. He probado un whisky sour y una margarita y los dos me supieron a gloria. El barman sabe lo que hace. La carta, quizás excesivamente larga, es una exhibición de distintas cocinas entre las que destaca la cocina africana, por su originalidad y su profundo sabor, y la cocina japonesa.

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Les voy a contar cuál fue mi última cena allí, para que se hagan una idea de por dónde van los tiros a la hora de elegir entre tanto plato atractivo. Lo primero fueron unas Ostras Piri Piri excelentes, con el picante justo y la textura que debe tener un marisco tan fresco y tan difícil de preparar. No tienen que perderse la Lasaña de Chingulugulu, uno de los grandes platos de la carta con un toque exótico de gran estilo.

Es una delicia que no deben dejar de pedir si visitan Aarde. Me encantó el gazpacho con bogavante, que llega a la mesa en toda su rotundidad, al igual que el poke de atún rojo al estilo hawaiano, digno de ponerle música ad hoc. Para terminar, pedí un pollo picantón al estilo de la casa, con ese toque picante que lo hace distinto y muy sabroso.

Fue un menú largo y variado que volvería a repetir ahora mismo, en la seguridad de que no me defraudaría. Buen lugar Aarde para dejarse ir, para sentir el embrujo de ese Madrid lujuriosamente atractivo de la Puerta de Alcalá, donde la vida se remansa y el encanto de una linda terraza y una suculenta cena te reconcilian con el mundo. Marta y Sandro pueden estar orgullosos de haberle dado a Madrid otro de esos lugares a los que uno siempre está deseando volver.

Aarde

Plaza de la Independencia, 10
28001 – Madrid
Tfno. 910 88 93 30
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