Vete de mi parte
El Mesón de Gonzalo, mezcla de tradición y vanguardia en Salamanca
Lo dirige Gonzalo Sendín con mucho estilo, elegancia y personalidad, se nota que le gusta lo que hace
Salamanca es una ciudad total, uno de esos lugares idílicos en los que puedes disfrutar a todos los niveles. Una gastronomía muy suya, muy castellana, unos monumentos de los de admirar con calma, un paisaje largo y hermoso a la vera del Tormes, una apabullante historia taurina y un ambiente universitario, juvenil y desbordante, que hacen de esta ciudad un destino de singular atractivo.
Hace poco tiempo, estuvimos allí con motivo de una corrida de toros que tuvo lugar en Guijuelo, en la que Pedro Moya, el Niño de la Capea, volvió a vestirse de luces, por una sola vez, acompañado de su hijo y de su yerno Miguel Ángel Perera. Conocía Salamanca desde mis tiempos de sueños juveniles y he disfrutado a tope en sus calles llenas de misterio, en sus bares bulliciosos, abarrotados siempre de gente joven con ganas de vivir, he admirado esa plaza Mayor majestuosa, una de las más bellas de España, junto a la Plaza Mayor de Madrid, la plaza del Obradoiro en Santiago, la increíble plaza de Chinchón o la plaza de España de Sevilla.
Viajar a Salamanca es meterte entre pecho, corazón y espalda un conjunto de sabores, olores y sensaciones de alto calibre. Tengo pendiente una charla en la Universidad de Salamanca que le he prometido a mi amigo Alberto Pérez y espero volver pronto para cumplir esa promesa y, al mismo tiempo, pasármelo en grande en este precioso rincón de España, donde la vida vale la pena. Y ahora os cuento el porqué de este pequeño homenaje a Salamanca.
Me recomendó El Mesón de Gonzalo mi gran amigo el torero Pedro Moya, El Niño de la Capea, del que hablo más arriba. Está en un lugar estratégico, donde antes estaba El Gran Hotel, a muy pocos metros de la plaza Mayor. Lo dirige Gonzalo Sendín con mucho estilo, elegancia y personalidad, se nota que le gusta lo que hace. Te sorprende, de entrada, con una terraza inmensa, llena de luz y de alegría, en la que apetece sentarse a tomar el aperitivo antes de entrar en el sancta sanctorum del Mesón.
Una vez dentro, te encuentras como en casa, con un gran ambiente, una atención total por parte del personal de la casa y una carta espléndida, que es una mezcla de tradición y vanguardia, que han convertido a Gonzalo en un referente de la ciudad. Empiezas el viaje con un jamón que, dada la cercanía con Guijuelo, tiene que ser excelente.
Las manitas de cerdo son muy recomendables para abrir boca al igual que los callos de toda la vida, ganadores de un concurso mundial de callos, lo que avala su calidad. No dejes de probar el steak tartar de morucha, una de las originalidades del menú. Buenísimas las anchoas, preparadas con un aliño especial y con su pan de cristal correspondiente. Luego, viene lo gordo Puedes elegir entre el cochinillo o la paletilla de cordero en la seguridad de que ninguno de los dos te va a defraudar.
No quiero olvidarme de la categoría de la carne. Tanto el chuletón de vaca gallega como el solomillo son de Discarlux, marca de carne de consagrada alcurnia. Hay también un canelón de carrilera digno de un gran final de banquete. Podría seguir añadiendo varios platos más, pero creo que con los que he destacado son suficientes para una comida o cena de altura. De verdad, si vais a Salamanca, os esperan en el Mesón de Gonzalo para vivir una gran jornada de sabor y felicidad.
El mesón de Gonzalo
37001 – Salamanca
Tfno. 923 21 72 22