Vete de mi parte
Mi verano feliz
Un año más, disfrutamos el verano como hay que disfrutarlo, a tope. Y ya quedamos emplazados para el próximo que esperamos sea todavía mejor
Comenzar el verano en Marbella no está nada mal. Sobre todo este año de gracia de 2023, en el que este enclave único ha recuperado el esplendor de otros tiempos bastante lejanos ya en el recuerdo. Nunca olvidaré aquellos años mágicos, cuando el gran Alfonso de Hohenlohe era el amo y señor de toda la vida marbellí desde su atalaya del Marbella Club.
Cada vez que vuelvo a este lugar paradisíaco, me acuerdo de Alfonso y de toda aquella panda gloriosa de vividores incansables que supieron entender los secretos de la buena vida en toda su dimensión festiva. Mis queridos Luis Ortiz y Gunilla Von Bismarck, la alegría contagiosa de Jaime de Mora, el encanto de Luis Miguel Dominguín, la fuerza noctámbula de Menchu y Nacho Angulo, el estilazo gastronómico de Paolo Girelli, la gracia innata de Luis Arribas, nombres todos ellos ligados a Marbella por lazos de felicidad y de vida.
Nuestro periplo gastronómico comenzó en Nota blue, ahora mismo lo más chic de Marbella, un lugar para ver y ser visto con una espléndida carta para vivir una experiencia inolvidable. No se puede olvidar nunca una visita al Sol beach, el reducto divertido y feliz de Alduccio en Guadalmina Baja.
Continuamos con una cena en la terraza del Marbella Club, donde todavía mantienen esas velas que abarrotan los árboles y convierten la noche en un espectáculo. Fue una cena de clase y estilo, como todo lo de ese hotel único. No podía faltar una buena copa en el Sinatra de toda la vida, el que canaliza la diversión de Banús desde hace un montón de años. Cerrar periplo en Altamirano es la mejor elección, para llevarte todo el sabor de lo más malagueño del mar.
Luego, ya nos fuimos a mi tierra, a volvernos locos con lo que más nos gusta, la comida de verdad. Empezamos en un templo de todo lo más gallego, D' Berto. No sé cómo lo hace, pero siempre tiene el mejor marisco de Galicia y todo el pescado que se te pueda ocurrir. Berto es un tipo que no se duerme en los laureles y que cada vez está mejor, de verdad que vale la pena repetir y repetir.
En Padrón recibimos la visita del Alcalde de Madrid, Pérez Almeida, que se desvivió con la gente de mi pueblo, haciéndose cientos de fotos, siempre con una sonrisa. Una botella de As Sortes en ese bar especial que es La filoxera, en plena plaza de Macías, con una tortilla que te regalan siempre que pidas una botella y como final, una gran fiesta de pulpo y pimientos en Rial, comida que le encantó a mi querido alcalde madrileño.
De Padrón nos desplazamos a Mera y La Coruña , donde nos esperaba otro atracón de felicidad. En La Taberna Mundiña, en la calle de los vinos de La Coruña, tienen la carta más auténtica de toda la zona, Unos mejillones en escabeche finísimo, su famoso bocadillo de cigala y su croca deliciosa bastaron para convencernos de que esta taberna es de lo mejorcito de la ciudad.
El Tira do playa es parada obligada para compartir mesa con el equipo de Deportes Cope Galicia y un invitado muy especial, el eterno Alcalde de La Coruña Paco Vázquez, uno de los personajes coruñeses que más admiro desde siempre. Tortilla de Crispi, salpicón de bogavante y su fastuosa lubina completaron un menú total que compartimos otra noche con Manuel Otero Lastres, Luis Ventoso y sus amadas mujeres. No podían faltar las cigalas del día de El mirador del Madrileño o los callos de Yebra, el bar más chulo y más de moda en Mera, que eres linda, o las gambas al ajillo de El Burgui en Santa Cristina, y, cómo no, en la playa de Cirro, los chipirones encebollados de A coviña de Antonio, cada vez más en la onda de los grandes dela zona.
Tuvimos tiempo para probar el pulpo del Nai Pai, la empanada de La perla, todo un lujo, las croquetas de La Casa do Arxentino, completando de esa manera el periplo marinero. Terminamos ruta en Madrid en la comida del Reencuentro con el equipo de Tiempo de juego, capitaneado por Paco González, para preparar como se merece el inicio de temporada con una exhibición de cordero a cargo de Pino, el gran chef de la Taberna de Alatriste.
Nunca olvidaremos ese cordero veraniego. Y el punto final de todo fue en Casa Benigna, donde el arroz es una sublimación del sabor y del estilo. Un verano que no pudo terminar mejor, con un arroz a banda servido en esas patellas originales de a casa, que llevan el arroz a la mesa en su unto perfecto. Un año más, disfrutamos el verano como hay que disfrutarlo, a tope. Y ya quedamos emplazados para el próximo que esperamos sea todavía mejor.