El mejor restaurante para disfrutar del vermut madrileño

Cocina tradicional de corte mediterráneo en el distrito de Chamartín con agradable terraza para las noches de verano y una apuesta culinaria por platos sencillos primando el producto. Gastronomía sencilla y sin aderezos impostados ni condimentos innecesarios. Corre, Ve y Dile, un restaurante en el que los platos se elaboran a fuego lento proporcionando al comensal un ambiente moderno y a la par familiar.

El nuevo proyecto de Fernando López de la Hoz y de su chef Alex Jiménez se asienta en la zona norte de Madrid con una carta variada de temporada, precio asequible en un espacio luminoso con dos alturas, en la parte baja una zona de mesas altas para disfrutar del tapeo, las cañas y el vermut madrileño, seguida de una zona de restaurante con mesas bajas y en la parte superior un reservado en el que disfrutar de tardes futbolísticas y tardeos amenizados con copas, champagne y una variada carta de bodega para agradar al comensal.

Entrantes de buena fritura con croquetas de matices cremosos, adecuada textura e intenso sabor a jamón ibérico, chanquetes con huevo frito para resaltar esos pequeños pecados de mar en aceite hirviendo que adquirirán notas melosas al ser bañados por el huevo. Destacadas colas de langostino que se se cocinan con finura en tempura con mayonesa picante.

Clásicos madrileños imprescindibles en el aperitivo con los torreznos de Soria o guiños al norte con la chistorra de Arbizu. Culmen de la fritura en un arte que se cultiva con delicadeza para dejar intacto el producto en un suave baño de aceite para brindar unos buenos chipirones a la andaluza. Primeros entrantes que abren el apetito en un ambiente distendido con un elegante repertorio de Julio Iglesias para imprimir notas de elegancia a este restaurante del barrio de Chamartín.

La huerta en Corre Ve y Dile adquiere altura culinaria con la ensalada de pimientos asados de estupendo sabor ligeramente regados con aceite de oliva y con destacadas notas ahumadas. Continuidad en la materia prima con el salteado de verdura al dente con aceite de sésamo o con la cremosidad de la ensaladilla rusa al estilo Corre Ve y Dile que se sirve con pimientos, piparras para imprimir aires picantes y ligero toque de aceite de oliva.

Uno de los platos estrella es sin duda la burrata que culmina el sabroso tomate rosa y es acariciada por la albahaca, pase elegante con un delicioso queso de burrata que al romperse pone de relieve su ligereza y un suave sabor que se revela como el aderezo perfecto para el tomate. Cremosidad y elegancia para homenajear al paladar. La huerta en tiempos de verano se convierte en el mejor refrigerio con un gazpacho casero con guarnición de huevo y tomate con la ensalada mixta Corre Ve y Dile que se sirve con lechuga, tomate, huevo duro, bonito escabechado, espárrago y aceitunas.

Este restaurante del número 102 de la calle Caleruega ofrece una buena bodega, de la que en esta ocasión nos decantaremos por un clásico de Rioja, un Viña Ardanza de 2017 con 94 puntos en la escala Parker. Rioja alavesa de la variedad de tempranillo y garnacha, crianza en barrica de roble americano durante treinta y seis meses. Intenso color rojo picota que remarca el granate en el borde de la copa, estupenda potencia aromática para revelar al principio caracteres frutales con la cereza, la grosella y la ciruela roja, dando paso en nariz a notas balsámicas y especiadas con la pimienta, el regaliz, el clavo, la vainilla y el caramelo tostado.

Frescor y equilibrio en boca con taninos finos y sedosos para un retrogusto de amplitud que conjugará las frutas rojas y las especias en un final largo y agradable. Maridaje perfecto para culminar los últimos entrantes y dar paso a los platos principales. Viandas preliminares que no debemos de pasar por alto en sus formas de anchoas doble cero de primera calidad, zamburiñas a la plancha, las excelentes ostras Sorlut o los ibéricos de tronío como el salchichón de bellota o la caña de lomo. Imprescindibles sin duda las gambas rojas servidas al ajillo, plato para rebañar con un agradable guiño picante o la pata de pulpo a la parrilla que baila un delicado y adecuado vals con la parmentier.

Ambiente acogedor y divertido que brinda el buen hacer del artífice del proyecto, Fernando López de la Hoz, que ha conseguido imprimir al restaurante las notas que le caracterizan, elegancia y buen talante para disfrutar de ratos divertidos y buena gastronomía entre conversaciones de risas y simpatía. Tardes que se convierten en el escenario perfecto para la buena calidad del mar y la tierra que se sirve en el restaurante, con recetas genuinamente mediterráneas siguiendo la máxima de servir buena materia prima y tener el arte de sacarle el máximo partido.

Delicioso rape a la bilbaína, adictivos chipirones encebollados. En la tierra los envites adquieren notas contundentes con un entrecot de ternera trinchado de buena calidad, con ligeras caricias de brasas y acompañado de patatas fritas. Sabor en estado puro a través del solomillo con setas siltake o con el secreto ibérico a la parrilla. Notoria y visual la hamburguesa Corre Ve y Dile de considerable tamaño y acompañada de un festín de patatas fritas.

Culminando una tarde de buena gastronomía nos llegará la rica tabla de quesos o para los más golosos la dulce y exquisita tarta árabe. Sabores tradicionales y mediterráneos en un restaurante con un precio medio entre cuarenta y cincuenta euros por persona que se asienta con brillo por derecho propio al norte de Madrid.

Calle Caleruega, 102