El pueblo salmantino que no te debes perder en el mes de enero, según National Geographic

Al norte del parque natural de Las Batuecas, en la Sierra de Francia, se encuentra el municipio de La Alberca, famoso por tradiciones como la del marrano de San Antón y sus balcones de madera adornados con flores. La referente mundial en viajes, National Geographic, ha calificado el pueblo de la Alberca como «el más bonito al que viajar en enero», ensalzando su encanto y promoviendo el turismo en la región.

El municipio es tan único que, en 1940, fue el primer pueblo declarado Monumento Histórico Artístico Nacional, concedido por la fiel construcción tradicional serrana de su casco urbano. Su arquitectura es lo primero con lo que se topan sus visitantes, tan característica por sus cimientos graníticos y sus muros de doble altura revestidos de líneas verticales oscuras, que contrastan con las fachadas. Las calles no cuentan con alto tráfico de vehículos por lo que está asegurado un agradable paseo mientras se visitan sus puntos emblemáticos. Además, el turismo del pueblo ha aumentado especialmente desde que ganó el concurso del alumbrado navideño de Ferrero Rocher en 2023.

Según National Geographic, la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción es uno de los visitables del pueblo con un púlpito policromado creado por un sobrino de los arquitectos Churriguera, responsables de la Catedral Nueva o la Plaza Mayor de Salamanca capital. Las turroneras de la plaza son otro punto de interés, ya que trabajan durante todo el año y suelen innovar con inusuales sabores.

El mes de enero puede resultar especialmente agradable, ya que las luces de Navidad han sido retiradas y la muchedumbre de las fiestas dispersada. El clima ventoso característico de la provincia de Salamanca hará apetecible sentarse en uno de los soportales de la Plaza Mayor a tomar hornazo y de postre Bollo Maimón, acompañado de chocolate caliente. Además, si se tiene suerte, puede que nieve, decorando un paisaje ya bastante encantador en algo absolutamente mágico.

La tradición más curiosa del pueblo es la del marrano de San Antón, que consiste en soltar el día de San Antonio Abad (13 de junio) a un cerdo, previamente bendecido, por las calles del municipio para ser cebado y cobijado durante siete meses por los vecinos. Al final de este período, el día 17 de enero, celebración de San Antón, se hace una rifa solidaria en la que se compran papeletas y se otorga el cerdo al ganador, donándose los beneficios a la causa benéfica escogida. Estos primeros días del año es ya la última oportunidad para encontrarse con el cerdo por las calles hasta casi el inicio del verano.

Y, sin duda, una de las excursiones más bonitas que hacer desde el pueblo se encuentra a 13 kilómetros de carretera y es el mirador de la Peña de Francia. La curvas cerradas de la vía permiten disfrutar del cambio de paisaje y de las cabras montesas a medida que se va subiendo en altitud y las vistas desde arriba son espectaculares. Avistar aves, visitar el santuario dominico de Ntra. Sra. de la Peña de Francia o tomarse algo en la hospedería de la cima son algunas actividades que realizar durante la excursión.

Un destino del que disfrutar, en realidad, todo el año.