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El 40 % de los hogares monoparentales se encuentra en situación de pobrezaCáritas

Familia

Ocho de cada diez hogares monoparentales están encabezados por mujeres

Hay 1.887.500 familias con un solo progenitor a cargo sobre el total de 18.754.800 de hogares españoles

La monoparentalidad no es un fenómeno tan extendido en España como en otros países de la Unión Europea, si bien ha aumentado su peso y su presencia considerablemente en los últimos 15 años, hasta el punto de que ahora representan en torno a uno de cada diez hogares con niños y adolescentes. Así lo refleja el informe del Alto Comisionado para la Lucha contra la Pobreza Infantil de España, Madre no hay más que una: monoparentalidad, género y pobreza infantil.

Estonia es el país europeo con mayor porcentaje con familias con un solo progenitor a cargo sobre el total de los hogares (9,4 %) y triplica a España, que se sitúa por debajo de la media de la UE con un 3 % –el porcentaje medio europeo es del 4,4 %–. Aunque los datos difieran, dos características comunes unen a los hogares monoparentales europeos: su feminización y su mayor exposición a la pobreza y exclusión social.

Pobreza y exclusión social

De todas las familias españolas, un total de 1.944.800 están encabezadas por una sola persona, según los datos del Instituto Nacional de Estadística en la última Encuesta Continua de Hogares del año 2020, y un 80 % de estos están liderados por mujeres, es decir, son hogares «monomarentales». Según el VII informe sobre exclusión y desarrollo social de Foessa, elaborado junto con Cáritas, el 40 % de estas familias viven en la pobreza. Por otro lado, este mismo estudio afirma que la tasa de exclusión severa en estos hogares ha continuado en ascenso.

«Con la crisis estas tendencias se han agudizado. Las familias han visto mermados sus recursos, todas, pero cuando hay una sola fuente de ingresos, se ha visto que el acceso a la vivienda o el pago de suministros ha tenido retrasos en el pago o directamente no han podido hacerle frente», apunta Thomas Ubrich, miembro del equipo técnico del comité Foessa.

Reconocimiento formal

En 2019, la tasa de riesgo de pobreza en las familias monoparentales era del 46,8 %, frente al 25,3 % en el total de hogares, según afirman desde el Instituto de las Mujeres. Asimismo, indican que «detrás de estas familias monomarentales en riesgo se encuentran muchas veces las dificultades de las mujeres para acceder al mercado laboral, bien la temporalidad o la precariedad de sus trabajos, así como la situación de desempleo».

Únicamente cinco comunidades autónomas han reconocido legalmente la monoparentalidad como una realidad familiar específica, por lo que se ha convertido en uno de los modelos más desprotegidos actualmente. En palabras de Ubrich: «Mientras no se las reconozca, es como si no existieran».

El fracaso del IMV

Lo que el miembro del equipo técnico de Foessa defiende como necesario para este modelo familiar son complementos a la crianza de forma general: a los estudios, al cuidado, una estrategia de conciliación; y, por supuesto, prestaciones y ayudas económicas directas, como el Ingreso Mínimo Vital, que tal y como ha denunciado Cáritas solo está llegando al 18,6 % de los solicitantes.

Aunque son los hogares más numerosos los que que experimentan mayores tasas de exclusión social –con un 18 %–, casi un tercio de las familias con un solo progenitor –28,6 %– se encuentran en esta misma situación. Este fenómeno, según explica el informe de Foessa, tiene un efecto acumulativo: la precariedad, los costes de vivienda, los problemas de salud y la baja cualificación se imponen y van sumando en unos hogares más que en otros, y los monomarentales se encuentran sobrerrepresentados en la escala de las familias excluidas socialmente.

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