La otra cara de la violencia de género
Denuncias falsas, trampas y secuestro de sus hijos por su madre: la batalla judicial de José Manuel Ortiz
Verónica Saldaña, madre de Izan y Jorge, mellizos de seis años, se encuentra en busca y captura por no comparecer repetidas veces ante el juez y por sustracción de menores
En mayo de este año se cumplirán dos años desde que José Manuel Ortiz, de 34 años, no ve a sus hijos, Izan y Jorge, mellizos de seis años de edad. La madre de los pequeños, Verónica Saldaña, de 33, en busca y captura desde junio de 2021, es investigada por sustracción de menores.
El pasado verano, Saldaña decidió llevarse a sus hijos, después de que el juez estableciera que no podía salir de Pozuelo de Alarcón (Madrid), lugar de residencia de esta familia. La policía, asegura Ortiz, tiene todos sus recursos puestos para encontrar a los mellizos, pero se encuentran en paradero desconocido. En la página de Facebook Salvemos a los mellis, este padre va compartiendo todo lo relacionado con el caso para que, cuanto antes, Saldaña sea encontrada y pueda volver a abrazar a sus hijos.
–¿Cómo empezó todo? ¿Cómo era vuestra relación antes de que Verónica interpusiera esa primera denuncia por violencia de género?
–Nosotros nos separamos el 14 de febrero de 2020. Y la denuncia por violencia de género la pone el día 2 de mayo. No éramos capaces de ponernos de acuerdo en el tema de la custodia durante la separación. Yo quería una custodia compartida y ella no. Ese mismo día fui a la casa familiar, a ver a los niños y pasar la tarde jugando con ellos. Como a las diez de la noche, cuando ya me iba, me dice que quiere hablar conmigo. En ese momento me dice de volver juntos y yo le digo que no. Entonces, sacó unas tijeras. Me amenazó con clavármelas y con hacerse daño a sí misma para que pareciera que se lo había hecho yo. Y así en un forcejeo intenté abrir la puerta y ella me clavó las tijeras en la mano, para que no pudiera salir. Luego cogió mi móvil, se lo quitó uno de los niños que se lo había dejado para que jugasen y empezó a intentar cotillear el WhatsApp. Yo agarré el móvil del otro extremo, y para que yo soltase me clavó las uñas en el antebrazo. Al momento llegó la Policía Nacional. La había llamado su madre, que estaba allí cuidando de los mellizos. Me sacó del domicilio y cuando le preguntaron, Verónica contó la versión al revés, que la había intentado atacar con las tijeras. Ella no tenía ningún tipo de lesión de esa noche, y yo tenía el pinchazo en la mano y arañazos en el otro brazo. Aun así, con la ley actual me llevaron detenido, aunque primero a urgencias para que me curasen.
La Policía tiene su protocolo. Cuando una mujer denuncia por violencia de género, mientras se investiga el hombre tiene que ir detenido, a esperar un juicio rápido, que en mi caso fue al día siguiente y ya se me puso en libertad. En ese juicio, el juez dispuso que no se apreciaba que hubiese habido violencia de género, pero para que no siguiéramos riñendo, me puso una orden de alejamiento de doscientos metros. Es el mínimo que se puede poner. Estableció también un régimen de visitas por el que yo disponía de miércoles y jueves y fines de semana alternos. Desde ese 3 de mayo no he vuelto a ver a mis hijos.
–¿Qué explicaciones le daba Verónica para no dejarle ver a Izan y Jorge, aun con ese régimen de visitas establecido por un juez?
–Al principio con la pandemia, no quería que saliesen de casa. Y luego, cuando le llegó mi demanda de cambio de medidas de la custodia compartida, no me dejaba ni hacer videollamada con ellos. Luego me denunció por haber abusado de uno de los niños. Al mes siguiente, por abusar de los dos. Como yo tenía una orden de alejamiento, eran mis padres quienes iban a recoger a los niños y también los denunció a ellos: a mi padre por abuso y a mi madre por maltrato. Todo para que no pudiéramos ir allí a molestarla. En agosto, como no lo consigue, decidió de forma unilateral irse a vivir a Tarragona, porque tiene familia allí.
Allí montó un centro de depilación laser y se dedicó a estafar a un montón de clientes. Vendía bonos anuales de depilación por x dinero. Al mes de abrir el centro, lo cerró y se quedó con todo lo que le habían pagado. Tenía una trabajadora que estuvo con ella el mes y medio ese sin cobrar y tampoco pagaba el alquiler del local. Cuando se fue de allí, conoció a su siguiente pareja. El centro de depilación lo puso a su nombre, y ahora todo el dinero que estafó se lo reclaman a él.
El 8 de octubre de 2020 tuvimos la primera vista para la custodia de los mellizos de medidas provisionales. Es ahí cuando nos enteramos de que se ha ido a vivir a Tarragona y que había escolarizado allí a los niños, sin mi consentimiento ni el del juez. El 17 de diciembre, el juez le dio a Verónica diez días para volver a residir en Madrid y si no la custodia cambiaría de forma inmediata. Ella no hizo caso. Lo que hizo fue recusar alegando que el juez y yo éramos amigos. Hasta que se demostró que no, había logrado congelar todos los plazos del juzgado durante seis meses, hasta junio de 2021. Es en ese momento cuando se la empieza a investigar por sustracción de menores y cuando se la pone en busca y captura.
Antes de esto, en abril de 2021, como en Tarragona había estafado a tanta gente, decidió volver a Madrid, a vivir a casa de una amiga, donde se quedó dos meses. Ahora esta amiga suya ha decidido declarar ante la policía. Cuenta que cuando Verónica y yo estábamos juntos todavía, le pidió un somnífero que ella usaba para dormir con la intención de drogarme y manipular mi teléfono para auto amenazarse y tener pruebas de violencia de género que parecieran reales. Verónica también le dijo que tenía una llave de mi coche y que iba a utilizarla para ponerme un GPS y aparecer donde yo estuviera para forzar un quebrantamiento de la orden de alejamiento o meter en el coche pornografía o droga para que me detuvieran.
–¿Cuántas denuncias ha puesto Verónica contra usted?
–La primera que me llegó fue la de violencia de género, aunque ya el 20 de marzo me puso otra antes, que fue archivada según la puso. Sería tan absurda que ni nos la trasladaron, como otra que le puso a mi madre por cortarle el pelo a los mellizos. Después del 2 de marzo, el día de la agresión con las tijeras y la denuncia por violencia de género, Verónica le contó a esta testigo que había sido todo una trampa preparada entre la madre y ella para conseguir una orden de alejamiento y parecer víctima de violencia de género. Todo para conseguir la custodia para ella, que yo tuviese que pasar la pensión y una orden de alejamiento. Quedarse a los niños para ella y no tener que verme más.
Cuando me denunció por haber abusado de los niños, en marzo de 2021, se les hizo la prueba más dura que hay para saber si han padecido algún tipo de abuso. El resultado fue que no habían sido abusados nunca y que la madre los había manipulado para ponerlos en mi contra. Después de eso, ella dijo que la prueba no valía, porque los niños, de la noche a la mañana, eran autistas, cuando no tiene ninguna prueba médica que lo certifique. Y así llegamos a junio, cuando la ponen en busca y captura porque se niega a ir a declarar al juzgado. Se fue a Andalucía, pero su abogado –el mismo que el de María Sevilla y todas las de Infancia Libre–, la convence para volver a declarar a Madrid después de 15 días. El juzgado le dijo que no podía salir de Pozuelo y que cada lunes tenía que ir a firmar al juzgado. Fue el primero, pero luego desapareció, y hasta hoy.
Cuando la han entrevistado en la televisión o en algún medio, ella dice que no está en busca y captura, que nadie la busca, que es todo mentira. La Policía me dice que tienen todos los recursos puestos en el caso, pero ella está muy bien asesorada para que no la encuentren. Utiliza programas y aplicaciones para transferir dinero anónimamente y se conecta desde redes ocultas a internet.
Durante todo este tiempo, ella me ha denunciado tres veces por supuestos quebrantamientos. Eran totalmente falsos. Uno de ellos decía que la había amenazado por Instagram con un mensaje. El día que nos dictan a declarar, el mensaje no estaba en mi móvil ni en el suyo. En otra ocasión me denunció por ir a un local que estaba alquilado a mi nombre y por robar mis cosas. Esta denunciándome por toda España para intentar hacer más lio con el tema judicial. A través de su abogado, desde que está en busca y captura, me denunció en Tarragona en octubre y tuve que ir allí con mi abogada y declarar.
El equipo psicosocial de Pozuelo ha determinado que Verónica no está capacitada para el cuidado de los niños
–¿Por qué niega Verónica estar en busca y captura?
–Dice que no la han notificado, cuando de una orden así no te van a notificar. Eso no existe. Te llega la notificación y tienes 72 horas para esconderte. Sería absurdo. Lo ha intentado todo. En una denuncia me acusaba de traficante, para que me encarcelaran. Luego que si era nazi, luego que si formaba parte de una banda. Todo lo que se le ocurre. El equipo psicosocial de Pozuelo ha determinado que no está capacitada para el cuidado de los niños, que padece algún tipo de enfermedad mental.
–E Izan y Jorge, ¿se encuentran sin escolarizar?
-Sí. Ella dice que van al colegio, pero la policía está pendiente de eso y los niños no acuden a ningún centro. Es una barbaridad. La cosa es que no es solo mi caso, sino que en este momento hay miles de padres en mi situación en este país y por tanto hay miles de niños huérfanos de padre vivo. Hay hombres malos de verdad, que ejercen violencia sobre su pareja. También hay mujeres malas. Al igual que hay hombres buenos, hay mujeres buenas.