
Niños jugando al fútbol en el patio
Cinco razones para dejar que los niños jueguen a diario con un balón
Es el juguete por antonomasia: mientras los psicólogos alertan del incremento de adicciones a las tecnologías, y algunas corrientes tratan de prohibirlos en los colegios «por sexistas», los expertos recuerdan los beneficios de que los niños jueguen a la pelota
A pesar de que algunas corrientes pedagógicas tratan de cercar su uso en patios escolares y parques (por ser «futbolcentristas» y «misóginos») y del auge de las pantallas que parecen absorber la atención de los menores hasta reducirlos a estados próximos a la catatonia, hay un objeto que resiste todas las modas como el rey de los juguetes: el balón.
Sin necesidad de conexión wifi, pilas, luces o sofisticados colores, jugar a la pelota, sea en solitario o acompañado, y en cualquiera de sus modalidades y tamaños, estimula la imaginación de los niños, incrementa sus habilidades motoras y facilita su sociabilidad, como explica la profesora de Educación Física Sandra Firvida, en un análisis realizado por el grupo juguetero Colorbaby.
«El balón es magia. Y no por romanticismo, sino por evidencias. En cada pase, en cada carrera, se esconde una oportunidad de aprendizaje», explica Firvida. Y enumera cinco beneficios que algo tan natural como jugar con una pelota (sea de fútbol, baloncesto, rugby, playa o incluso tenis o pimpón) aporta al desarrollo infantil.
1. Beneficios físicos: «Jugar al balón impulsa el desarrollo motor de forma natural. Correr, patear, driblar o lanzar son movimientos que mejoran la coordinación, la agilidad y la fuerza», explica. Además, «fortalece huesos y músculos, estimula la salud cardiovascular y ayuda a prevenir la obesidad infantil», a la vez que «desarrolla una base motora sólida que les dará seguridad y soltura en otras actividades de su vida diaria».2. Beneficios cognitivos: Jugar con un balón implica qué hacer con él, a través del pensamiento estratégico. «Los niños toman decisiones rápidas, anticipan jugadas y analizan el entorno constantemente», indica la experta. Una dinámica que «mejora la concentración, la planificación y la capacidad de resolver problemas».
3. Beneficios sociales: Al tratarse de un elemento perfecto para el juego colectivo, permite «construir relaciones, enseña a colaborar, a respetar turnos, a ceder y a liderar». A pesar de la mala fama que algunos tratan de asignarle, la pelota permite «jugar en equipo, enseña a convivir, y fomenta la empatía, la comunicación y el sentido de pertenencia». Elementos para que los niños «desarrollen habilidades sociales sanas y se sientan parte de un grupo».
4. Beneficios emocionales: Perder, ganar, sacrificarse, superarse, competir, frustrarse... todo lo que surge en torno a un balón lo convierte en «una escuela emocional» que «ayuda a canalizar energía, reduce el estrés y libera endorfinas, generando bienestar».
5. Más creatividad: Incluso aunque se trate de un balón ideado para un deporte, «no siempre se usa igual», recuerda Fivirda. «A veces hay porterías, a veces no; a veces se inventan reglas o se juega solo...» Y esa libertad «estimula la imaginación», que es parte del desarrollo cognitivo.
6. Desarrollo integral: Todos estos beneficios permiten, según los datos recogidos por la docente, «el desarrollo integral del niño», porque «gana confianza, aprende valores como el respeto, la disciplina y la perseverancia, y construye una base emocional y social sólida».
«Todos conservamos un niño dentro de nosotros con ansias de jugar», decía Jean Piaget, reconocido por sus aportes al estudio de la infancia y por su teoría cognitiva constructivista del desarrollo de la inteligencia. Tal vez por eso, cuando vemos a nuestros hijos correr tras un balón, algo en nosotros sonríe. Porque sabemos que en ese gesto hay salud, hay conexión, hay vida.