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Madre dando el pecho a su hijo

Madre dando el pecho a su hijoWavebreak Media LTD

Los pediatras españoles corrigen tres recomendaciones de la OMS sobre la lactancia materna

«Es el mejor regalo de una madre para el crecimiento y bienestar de su bebé y para fortalecer el vínculo entre ambos». Así describía el coordinador del Servicio de Matronas del Hospital Quirónsalud Córdoba, Antonio Rivera, la lactancia materna. El médico apuntaba que, además de ser una fuente de incalculables beneficios para el crecimiento saludable, es una «muestra del amor incondicional de las madres hacia sus hijos».

El 31 de julio se celebraba la Semana Mundial de la Lactancia Materna, bajo el lema «Cerrar la brecha: apoyo a la lactancia materna para todos». La Organización Mundial de la Salud (OMS), publicó una guía actualizada sobre la alimentación complementaria, dirigida a los lactantes sanos de entre 6 y 23 meses. Sin embargo, los pediatras españoles han visto necesario hacer una serie de matizaciones sobre las indicaciones del organismo.

El Comité de Nutrición y Lactancia Materna (CNyLM) de la Asociación Española de Pediatría (AEP) y la Sociedad Española de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica (SEGHNP) han apuntado que el documento se dirige, indistintamente, a países de «ingresos bajos, medios y altos». La coordinadora del CNyLM, Rosaura Leis, explicaba que es cuestionable su aplicación «a nuestro entorno» de algunas recomendaciones. De forma similar, el presidente de la SEGHNP, Javier Martín de Carpi, pedía que fueran «específicas para cada contexto y que sigan el enfoque ya utilizado por el Grupo de Desarrollo de Directrices de la OMS en su recomendación sobre el uso de alimentos enriquecidos».

Los tres puntos sobre los que se han manifestado los pediatras han sido:

Lactancia más allá de los dos años

Mientras que la OMS recomienda continuar hasta los dos años o más con la lactancia materna, los españoles sugieren que la decisión «recaiga en la familia, y en concreto en la madre y el lactante». Añaden que podría ser un «objetivo deseable para algunas familias, dependiendo de factores individuales, la elección personal y el entorno».

Uso de leche animal

Mientras que el organismo internacional autoriza su uso en los bebés de entre 6 y 11 meses, los pediatras españoles son más específicos. Aseguran que la leche animal desde los 6 hasta los 12 meses puede provocar «involuntariamente alteraciones nutricionales». Por tanto, en esa edad, lo ideal sería continuar con la lactancia, junto con alimentos complementarios. Si no fuera posible, habría que acudir a fórmulas infantiles, junto a los suplementos, para «reducir el riesgo de carencias nutricionales» al ser de un «perfil más adaptado a los lactantes humanos». Por último, si no estuvieran disponibles, se podría emplear la leche animal entera para suplir la falta de hierro y aumentar la pérdida de sangre gastrointestinal.

Una vez cumplidos los 12 meses, la lactancia debe continuar si así lo desean los implicados. «En general, la leche animal es segura y puede utilizarse junto con otras estrategias para optimizar la ingesta nutricional, como la promoción de una dieta sana y variada, el uso de alimentos enriquecidos y el uso de suplementos. No es necesario el uso rutinario de fórmulas para niños pequeños o leches enriquecidas en niños de 1 a 3 años, sin embargo, pueden utilizarse como parte de una estrategia para aumentar la ingesta de hierro, vitamina D y Ácidos Grasos Poliinsaturados N-3, al tiempo que se reduce la ingesta de proteínas en comparación con la leche de vaca no enriquecida», proseguían los expertos.

Inicio de la alimentación complementaria

La OMS acepta la inclusión de suplementos a los seis meses, continuando con la lactancia. Mientras tanto, los pediatras precisan que es «un objetivo deseable» la lactancia materna exclusiva o predominante a esa edad. Antes de los cuatro meses no se debe introducir, pero tampoco retrasar más allá de los seis.

A estas agrupaciones españolas se les han unido la European Society for Paediatric Gastroenterology, Hepatology and Nutrition (ESPGHAN) junto a otras 10 organizaciones pediátricas internacionales. «Consideramos que debería haberse llevado a cabo un proceso de consulta abierto a distintos organismos y sociedades científicas, que permitiera hacer aportaciones más completas, evitando así interpretaciones erróneas», añadía Martín de Carpi. Igualmente, Leis añadía que «no han incluido el análisis de estudios sobre riesgos potenciales», cosa que considera relevante y asegura que «el grado de robustez de la recomendación se contradice con el grado de evidencia en algunos casos».

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