Aparecen pintadas contra el príncipe Andrés en uno de los castillos de la Reina Isabel II: «Hogar de un pedófilo»
Crece el malestar contra el royal por el caso de presuntos abusos sexuales contra Virginia Giuffre cuando todavía era menor de edad
No ha tardado mucho en hacerse visible el descontento que siente la sociedad británica contra el príncipe Andrés después de conocerse que será juzgado por abusos sexuales a Virginia Giuffre hasta en tres ocasiones cuando todavía era menor de edad. El hijo de la Reina Isabel II, al que le han retirado los títulos militares y patrocinios reales, tendrá que hacer frente al juicio (que presumiblemente tendrá lugar a finales de año) como particular y sin contar con el apoyo de su madre.
Tal es el malestar y rechazo que produce el príncipe Andrés que el pasado domingo por la mañana aparecieron unas pintadas en una de las propiedades de la Monarca, como así ha adelantado The Mirror. En concreto se trata del Palacio de Holyroodhouse, la residencia oficial de la Reina en Edimburgo. En sus muros exteriores escribieron con pintura blanca una frase dirigida a la Familia Real británica, que denota enfado con el royal. «Paedo home» (hogar de un pedófilo), se podía leer en la muralla.
Aunque la Policía está tratando de encontrar al culpable o los culpables del acto de vandalismo, lo que está claro es que la imagen del príncipe Andrés está muy deteriorada. Ni siquiera su familia quiere estar a su lado mientras dure este feo asunto. Tan solo sigue con él su exmujer Sarah Ferguson y sus dos hijas, las princesas Beatriz y Eugenia, que son las únicas que le apoyan públicamente.
Los herederos al trono, los príncipes Carlos y su hijos Guillermo, se han desvinculado completamente del royal para no dañar aún más la imagen de la Familia Real británica. De hecho fueron los que se exigieron a la Reina Isabel II que tomase medidas y marcase distancia con su hijo. Fruto de esa reunión, que tuvo lugar al día siguiente de la decisión del juez de seguir adelante con la demanda presentada por la presunta víctima en un juzgado de Estados Unidos, la Monarca tomó la difícil decisión de despojar al príncipe Andrés de sus títulos.