La impactante transformación física de Tom Hanks que preocupa a sus fans

La preocupación por el estado de salud de Tom Hanks aumenta con el paso de los días. Desde que, en el estreno de Elvis, el actor dejó al público impactado cuando empezó a temblarle la mano mientras trataba de dar un discurso, una situación que trató de controlar sosteniendo las dos manos sobre el micrófono, los rumores y las especulaciones han sido inevitables.

A este estado de alarmismo por la situación actual del intérprete se ha sumado su impactante cambio físico, algo que también ha sido muy comentado por sus seguidores después de verle paseando por las calles de Manhattan con una ropa holgada que, aun así, permitía apreciar su desgarbada figura.

A pesar de que por el momento es poco lo que se sabe sobre este sorprendente cambio físico, lo cierto es que han sido varios los usuarios que se han atrevido a especular sobre los posibles motivos que podrían haber llevado al actor a mostrar un aspecto tan distinto: «Amo a Tom Hanks. Lo vi en la pantalla recientemente y pensé que estaba muy delgado. Espero que esté bien», señalaba uno de sus seguidores. «Parece que ha envejecido de repente, ha perdido peso», apuntó otro que optó por ponerse en lo peor, llegando incluso a contemplar una posible enfermedad: «Desgraciadamente, el deterioro de su salud apunta a un posible Parkinson», añadió.

Es evidente que actualmente el actor se muestra más delgado, más debilitado y un poco más mayor, pero esto no es sinónimo de que esté enfermo ni mucho menos, ya que esta no es la primera vez que Tom Hanks protagoniza un cambio físico tan impactante.

Desde que saltó a la fama, son muchas las transformaciones físicas por las que ha pasado el actor, algunas por voluntad propia, y otras por exigencias del guion. La mayoría de los actores están acostumbrados a cambiar la morfología de su cuerpo según el personaje que vayan a interpretar, y Hanks nunca ha sido una excepción.

El actor ha dado vida a varios de los personajes más icónicos de la filmoteca y esto le ha obligado a engordar, adelgazar, cortarse el pelo, dejárselo largo, afeitarse, mantenerse la barba… Cambios de imagen con los que se ha visto tan favorecido como deteriorado.

Ejemplo de ello es su paso por Philadelphia, una película de 1994 en la que llamó la atención por su sorprendente aspecto físico. En esa producción tenía que meterse en la piel de un enfermo de sida, por lo que no le quedó más remedio que perder aproximadamente 12 kilos.

En la película Náufrago, el actor tuvo que ganar y perder mucho peso en el transcurso de 16 meses. Tras grabar la primera parte de la producción, aquella en la que el intérprete aparecía bien alimentado, el equipo decidió parar las grabaciones de la producción durante ocho meses para que al estadounidense le diese tiempo a perder exactamente 24 kg. Un reto que él mismo recordó años después como «una de las peores experiencias de mi carrera como actor».

Son precisamente estos cambios tan abruptos y repentinos los que él mismo considera que le han ocasionado la diabetes que le diagnosticaron hace años, o al menos así lo ha revelado en algunas de sus últimas entrevistas.