Alfonso Martínez de Irujo, el hombre que custodia las cuentas de la Casa de Alba

La Casa de Alba está de celebración, pues este 22 de octubre Alfonso Martínez de Irujo, hijo de Cayetana Fitz-James Stuart y Luis Martínez de Irujo, cumple 72 años. Un nuevo aniversario que, muy probablemente, el hermano del duque de Alba festeje de forma íntima y privada junto a su familia y amigos más íntimos, y escapando del foco mediático, tal y como viene haciendo desde que tiene uso de razón.

Aunque su familia es una de las más destacadas de la crónica social, lo cierto es que Alfonso Martínez de Irujo siempre ha tratado de alejarse de todo esto. Él ha crecido viendo cómo su madre se convertía en la reina indiscutible del papel couché, en una de las VIP más queridas del panorama social y en una de las pocas mujeres pertenecientes a la jet–set, capaces de ganarse el cariño y el respeto de gran parte de la sociedad y de convertirse en todo un referente. También ha visto cómo sus hermanos han ido construyendo sus vidas sin renunciar a la fama, y cómo incluso sus sobrinos han seguido los pasos de sus predecesores acudiendo a eventos que han terminado siendo verdaderas cumbres de famosos en las que la prensa ha desempeñado un papel fundamental.

Ahora bien, él en su momento decidió que no quería ser un personaje público, ni tampoco formar parte del espectro mediático, y hasta hoy lo ha cumplido a rajatabla. De ahí que esté considerado como el hijo más desconocido de la ya fallecida duquesa de Alba.

Nacido el 22 de octubre de 1950 en Madrid, el hermano más discreto del duque de Alba está licenciado en Ciencias Económicas por la Universidad Complutense de Madrid y tiene dos másteres, uno de Economía General y otro de Economía Financiera. Es padre de dos hijos, Luis y Javier, fruto de su relación con María de Hohenlohe, de quien se separó tras diez años de matrimonio conservando, eso sí, una buena relación por el bienestar de sus retoños, y también abuelo de tres nietos, Mencía, hija de Luis y Adriana Marín; y Sol y Alfonso, hijos de Javier e Inés Domecq.

A sus 72 años, Alfonso continúa al frente del programa Máster Internacional de Dirección de Empresas y de la dirección general adjunta del Instituto de Empresa, sigue formando parte del consejo de administración de diferentes compañías, y es la mano derecha de su hermano, Carlos Fitz-James Stuart, en lo que a las cuentas de la Casa de Alba se refiere.

Alfonso ha vivido Nueva York y en París. Allí fue donde se labró una exitosa carrera en el sector financiero. Sin embargo, al tratarse de una persona muy arraigada a sus raíces, en cuanto tuvo ocasión, regresó a España para continuar su andadura profesional en diferentes entidades bancarias en las que trabajó hasta que consiguió dar el salto al Instituto de Empresa, donde poco a poco ha ido escalando hasta llegar a ser presidente.

A todo ello es necesario sumarle los diferentes títulos nobiliarios que todavía conserva. En sus manos recayeron ocho, pero, tras ceder el ducado de Aliaga a su primogénito y el marquesado de Almenara a Javier, finalmente se quedó con seis. Estos son el ducado de Híjar, los condados de Aranda y Palma del Río, el marquesado de Orani y los condados de Ribadeo y Guimerá.

En cuanto a sus aficiones, se sabe que a Alfonso le encanta dedicar su tiempo libre a tocar la guitarra, a jugar al tenis y a montar a caballo, tres pasiones aparentemente heredadas de sus padres y que también comparte con alguno de sus hermanos, con quienes parece mantener una buena relación pese a todo lo comentado en los últimos tiempos.