La Princesa Leonor, al volante: la gran incógnita de la heredera tras su mayoría de edad

Leonor de Borbón sigue varios de los pasos que dio su padre, Felipe VI, cuando cumplió los 18 años que dan paso a la mayoría de edad. Presentación en el Congreso de los Diputados; recibir el Collar de la Orden de Carlos III; su primer discurso en los Premios Princesa de Asturias o su ingreso en la Academia General Militar de Zaragoza. La hoja de ruta para la heredera está definida, pero hay un aspecto en el que no ha calcado los pasos de su padre. ¿De qué se trata?

A diferencia de con su progenitor, la Princesa no ha dado señales de haberse sacado el permiso de conducir. Nunca se la ha visto pilotando un vehículo, algo reservado a Felipe y Letizia. Tampoco Casa Real ha hecho mención alguna a que la heredera al trono haya logrado el carné. Esto es algo que por otra parte no extraña, puesto que todo lo que tenga que ver con Leonor y Sofía se trata con discreción y un fuerte hermetismo que solo se rompe en contadas ocasiones.

Hay que remontarse a finales de los 80 para recordar cómo un jovencísimo e imberbe Felipe de Borbón se mostraba exultante tras terminar la autoescuela. En aquel momento, sacarse la licencia de automóvil era sinónimo de autonomía, libertad y todos los jóvenes ansiaban con que llegase ese momento. No obstante, la tendencia se ha invertido con el paso del tiempo. En la última década, el número de conductores que obtiene el permiso B entre los 18 y los 20 años ha descendido alrededor del diez por ciento.

A los pocos días de cumplir la mayoría de edad, el por entonces Príncipe Felipe ya estaba conduciendo un Seat Ibiza dorado, que fue un regalo de su padre –el Rey emérito–, en el circuito de Can Padró, en Barcelona, que recibió pocos días antes de cumplir los 18. Se trataba de un modelo que en aquel momento costaba poco más de 800.000 pesetas, es decir, 5.000 euros. En cuanto a sus características, destacaba por ser más potente que el de serie. El Ibiza era movido por un motor de 1,5 litros con 100 CV –frente a los 85 habituales– y, además, lucía alerones, neumáticos más grandes y unos ensanches en los laterales traseros.

Un coche que hoy en día se sigue conservando en el museo de la casa de automoción española, pero lejos de miradas curiosas. De hecho, fue realmente anecdótico el momento que el Monarca vivió en diciembre de 2014 cuando, ya como Rey de España, visitó la fábrica de Seat, donde se reencontró con su primer bólido, en perfecto estado y restaurado.

Lo cierto es que Don Felipe sí que mostró una pasión por los coches desde su etapa adolescente –llegó a conducir un kart por los alrededores de Zarzuela– que no se ha visto en la Princesa Leonor. En su paso por la AGM tampoco ha habido constancia de que haya recibido su primer vehículo, como tampoco durante sus vacaciones en Madrid. Tocará seguir esperando para resolver la gran incógnita de la heredera.