Álvaro Catalán de Ocón, el genio de la lámpara: «Soy un 'workaholic'»

Su antepasada fue Blanca Catalán de Ocón, la primera mujer botánica que hubo en España, y su tío el pintor sevillano Manuel Salinas. El arte y la naturaleza no le resultan, por tanto, conceptos ajenos al premiado diseñador y empresario Álvaro Catalán de Ocón.

Su valor añadido como creador es saber mezclar a las mil maravillas la artesanía con la industria. Y haber alcanzado con sus diseños el éxito alrededor del mundo, especialmente con la famosa y copiada lámpara conocida como la PET Lamp. Su trabajo es faciscinante. Su talento, también. Viaja y diseña.

Viajar

«La idea es ir a los poblados locales de la gente que teje las lámparas, en diversos países, y crear algo que parte de una investigación en torno al tejido y a la cestería», explica el diseñador a El Debate, frente a una obra suya creada por artesanos de Ghana, que representa un vivienda local. Una pieza que está a la venta por unos 15 mil euros. «Son habitaciones en torno a un patio. Es la casa tradicional de allí», explica. Algo muy similiar a un castro celta, pero tejido en fibra vegetal. «Es un dibujo a escala 1.6. El artesano lo interpreta a su manera. Está hecho en una hierba tradicional local», añade.

Alvaro Catalán de Ocón, Premio Nacional de Diseño 2023, es un trotamundos en búsqueda permanente de inspiración. Su próximo destino es Filipinas, un destino donde los artesanos locales crearán sus nuevos diseños. Diseños que son un verdadero lujo artístico. «No siempre trabajo con tejidos naturales, depende del contexto del proyecto», revela Álvaro. La PET surgió en Colombia para transformar las botellas de plástico y darles una nueva vida.

«El tejido es el verdadero lujo ahora, la artesanía, y yo me acerqué a ese mundo hace tiempo. Soy diseñador, tengo ese rol; y esto empezó hace 12 años, cuando entre el diseño y la artesanía había un desencuentro, dice. «En España el diseño no se está poniendo en práctica ahora mismo. Hay más artes decorativas que diseño, en estos momentos», explica Catalán de Ocón.

«El diseñador tiene que estar alejado de la pieza individual para que el proyecto surja. El diseñador piensa en una serie, en un uso de un material, en un proceso de fabricación», aclara a El Debate cuando preguntamos cuál es el matiz que lo diferencia.

Sus piezas lucen en el Centre Pompidou de París, el Victoria and Albert Museum de Londres, la National Gallery of Victoria de Melbourne o el Museo del Diseño de Barcelona. Y sus productos forman parte de varias colecciones de museos, incluido el Centro Pompidou, la Galería Nacional de Victoria, y el Victoria & Albert Museum. «Ver mis lámparas colgadas por el mundo es un homenaje, en cierto modo. Nuestro sueño es llegar a un chiringuito y ver una Pet Lamp hecha por un artesano local, sin que haya pasado por nuestras manos», confiesa con una sonrisa.

Grandes éxitos

Entre los grandes éxitos de su carrera destaca por encima de todo la PET Lamp, una tipología de lámpara fabricada a partir de botellas de plástico desechables que sirven de soporte para una estructura de fibras trenzadas, elaboradas según las técnicas tradicionales de comunidades locales en todo el mundo. La idea nació en 2011, mientras participaba en Bogotá en un taller con artesanos indígenas desplazados por la guerrilla. Y cuajó tanto que hoy en día son lámparas copiadas por todo el mundo.

Su trabajo es su modo de vida. Es un privilegiado y lo sabe. Y se confiesa un «workaholic» de libro y está orgulloso de ello. «Ayer estaba en Ruanda, la semana que viene voy a Miami y mi próximo trabajo será en Flipinas», revela sonriente a El Debate para constatarlo. «No se hacía dónde voy, nunca lo sé»..., reconoce en cuestión de sueños. Catalán de Ocón es una figura destacada entre una nueva generación de diseñadores españoles que enfatizan la visión personal, la responsabilidad social y la sostenibilidad en su trabajo. El objetivo como diseñador es crear un método y que ese método se aplique.

Su trabajo y el de su equipo, con un taller propio en Carabanchel, va de la mano con los talentos de cientos de artesanos tejiendo cada día a través de Chile, Tailandia, Colombia, Etiopía y Ghana.