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Los tres detalles que pasaron inadvertidos en la boda de Almeida y Teresa Urquijo
El evento de la temporada tuvo lugar el pasado sábado 6 de abril en la iglesia San Francisco de Borja
Era una de las bodas más esperadas del año. El interés y seguimiento mediático que han provocado el enlace lo han convertido en el gran evento de la temporada. Al tirón mediático del alcalde de Madrid se suma también la asistencia de un gran número de invitados pertenecientes a su partido y lo más selecto de la alta sociedad española.
Entre ellos, multitud aristócratas y miembros de la Casa Real se reunieron en torno a la calle Serrano, primero, y, Colmenar Viejo, después, para celebrar el amor de los felices novios. Como es lógico, son muchas las anécdotas que se han ido conociendo en estos dos días tras el enlace. Sin embargo, hay algunos detalles que pasaron bastante desapercibidos.
Los guiños del alcalde a Madrid
Mientras Teresa Urquijo quiso llevar el mismo vestido que su abuela, Teresa de Borbón-Dos Sicilias, Almeida se decantaba por un elegante chaqué de la madrileña Sastrería Fernández Prats. Que eligiese este mítico establecimiento de la capital no fue casualidad, como tampoco lo fue el pin con el que coronaba su diseño : una medalla con el escudo de la ciudad.
Aunque tiene su origen la Edad Media, el que lucía el alcalde en la solapa de su traje fue diseñado en 2014. Es de color dorado y tiene la silueta del Oso y el Madroño, encuadrado en un marco de color azul, todo ello colgando de un pequeño cordón rojo. Por si fuera poco, este no fue el único guiño a la ciudad que gestiona, dado que las mesas del convite estaban señalizadas con denominaciones de lugares icónicos como el Teatro Real o Ifema. Sin hablar, por supuesto, del chotis con el que abrieron el baile y el catering a manos de Lhardy, uno de los restaurantes con más historia de la zona.
Ayuso, vestida 'in extremis'
La presidenta de la Comunidad de Madrid tiene un estilo cada vez más definido y acertado, convirtiéndose en una de las políticas mejor vestidas a día de hoy. Para una ocasión tan especial como la boda de un gran amigo, Ayuso se decantó por su firma de cabecera en los últimos tiempos, la de Vicky Martín Berrocal.
Un vestido midi firmado por Vicky Martín Berrocal, de color buganvilla y con lunares. La falda, de estilo pareo, dejaba ver las piernas, mientras que el escote asimétrico enseñaba uno de sus hombros. Lo que pocos saben es que decidió retocarlo esa misma mañana. La política acudió a la tienda de la calle Hermosilla, peinada y maquillada, a vestirse y a que le dieran los últimos retoques.
Los vinos que degustaron
Tal y como apunta Vanitatis, el menú de Casa Lhardy ascendía por comensal a 175 €. Comenzó con un salpicón de mariscos que abrió el banquete combinando la frescura del mar con una presentación que enfatizaba su calidad y naturalidad. El plato principal fue un solomillo de Wagyu preparado a baja temperatura y el postre, en realidad fueron dos: un milhojas de crema con fresas confitadas y un brownie acompañado de crema de yogur, fresas y helado de vainilla.
En este sentido, los vinos con los que se marida la comida suele ser la guinda del pastel. Los elegidos por la pareja fueron Marqués de Riscal Verdejo (D.O. Rueda) para el blanco; Marqués de Murrieta Reserva (D.O.Ca. Rioja) y Champagne Laurent Perrier. Resulta curioso que el primero de ellos está disponible en la propia web de la bodega por 9,25 € la botella, lo que indica que un precio ajustado no tiene por qué rendir cuentas con la calidad.