Almodóvar, el triunfador amargado que ha embaucado a Venecia con una loa a la cultura de la muerte

El festival de Venecia puso punto y final a su 81º edición con la entrega del León de Oro a a Pedro Almodóvar. El cineasta manchego ha conseguido el ansiado galardón con La habitación de al lado, película donde Tilda Swinton interpreta a una reportera de guerra con cáncer terminal, y Julianne Moore a su amiga, una escritora que la acompaña en su decisión de terminar con su vida.

El filme se desarrolla en una villa apartada, donde la protagonista espera el momento para tomar una «píldora de la muerte», un recurso del todo idealizado que solo ha cosechado críticas. Como también lo han hecho sus declaraciones públicas en la promoción. Almodóvar llegó a cuestionar que en España, a pesar de la existencia de una ley que regula la eutanasia, no siempre se garantiza el derecho a morir dignamente. «Uno debe poder decidir en determinadas circunstancias, sobre todo cuando la vida ofrece nada más que dolor y sufrimiento», reconocía.

Su enfoque unilateral del tema, así como su visión idílica del proceso de eutanasia, no ha dejado espacio para el debate ético, pero sí para plantar de forma global su tendencia ideológica woke, dejando en segundo plano su discutible mérito artístico. Almodóvar pasó por las ruedas de prensa sin una sola sonrisa, con sus habituales gafas de sol oscuras y asegurando lo mucho que había aprendido en la película, sobre todo tras la muerte de su gato, con el que convivía desde hace 15 años.

«Fue todo de un modo vertiginoso. Le hicieron un TAC porque tenía un bulto. A los tres días me dieron el resultado y había que sacrificarlo porque sufría metástasis. Para mí ha sido increíblemente doloroso. No creía que uno podía sufrir tanto», explicó. «En ese momento, todo lo aprendido desapareció y recuperé el desconcierto y la dificultad de aceptar que había que sacrificar un ser vivo, que recuerdo perfectamente que la noche anterior me miró y me pidió de comer...».

Como cualquier autor de largo recorrido, Almodóvar ha atravesado distintas etapas a lo largo de su carrera. Pero ¿qué ha sido de su vida privada? ¿Qué convierte a Almodóvar en lo que es? En primer lugar, y según sus propias palabras, su infancia, que se desarrolla como una escena de una de sus películas.

Un niño que es enviado lejos de su pueblo de La Mancha, Calzada de Calatrava, y no se adapta a la educación religiosa, se refugia en el cine al final de la calle. Nos encontramos en Extremadura, en el árido corazón de España donde la luz amarillenta y espesa del campo se contrapone con el de las estrellas de Hollywood a 24 fotogramas por segundo. Sus amigos piensan que es extraño que esté más interesado en la vida amorosa de Ava Gardner que en los juegos infantiles habituales.

En sus propias palabras, fue «folclórico» desde pequeño. Lo aprendió de sus padres; mientras él transportaba barriles de vino en mula, ella leía y escribía cartas para los vecinos analfabetos del pueblo y enseñó a Almodóvar a hacer lo mismo. El amor por el cine le llegó cuando le llevaban a ver los carteles de las películas a la plaza del pueblo. Francisca Caballero es pieza indispensable para entender sus creaciones y, hasta que murió, solía hacer cameos en las películas dirigidas por su hijo.

Después llegó la adolescencia, Madrid con su 'movida' y su trabajo como auxiliar administrativo en Telefónica. El dinero obtenido con estos primeros empleos le sirvió a aquel joven inquieto para comprar una cámara Super 8 con la que dio sus primeros pasos en el mundo del cine. Once cortometrajes recuerdan aquella etapa, a los que siguieron sus primeras películas y su consagración como defensor de la contracultura.

En el terreno personal, reconoce que lo más importante son sus hermanos, Agustín, Antonia y Chus, siendo el más mediático el primero. Aunque se formó para ser profesor de química, Agustín Almodóvar renunció a su propia vocación para acompañar a su hermano en la suya. En el año 1985 fundaron la productora El Deseo donde Pedro es la mente creadora y su hermano asume tareas de producción y organización.

Entre sus sobrinos, destacan los hijos de Agustín, Miguel y Pablo, a los que su tío dio una oportunidad en La voz humana. Los hijos de Antonia y Chus, en cambio, han decidido seguir otro rumbo. Por parte de Antonia, destacan una doctora y un veterinario, mientras que, en el caso de Chus, Diego Pajuelo Almodóvar, se ha hecho un nombre tras estudiar Económicas en la Carlos III de Getafe. Actualmente, es profesor en el Master de Gestión de la Industria Cinematográfica de esta universidad además de director financiero en El Deseo desde el año 2002.

En cuanto a las parejas del director manchego, su relación más sólida ha sido con Fernando Iglesias Mas. El director comenzó a salir con este fotógrafo, actor y modelo en 2002. El País asegura que viven separados. Mientras Almodóvar reside en la calle Pintor Rosales, Iglesias Mas está ubicado en el barrio de Malasaña.

El modelo, exjugador de baloncesto que proviene de una familia acomodada de ascendencias militares, vive en una casa preciosa junto a su madre, ya muy anciana. «Es un hijo súper responsable. Volvió a vivir con ella para que no estuviera sola y poder cuidarla», comentó un amigo cercano a El Mundo en 2019.