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El Rey Juan Carlos y el legado de su abuelo Alfonso XIII en la elección de su hotel madrileño
Tanto el Ritz como el Palace fueron mandados construir por su antepasado, pero el monarca ha preferido el Four Seasons para su estancia en Madrid con motivo del funeral de su sobrino, que se celebra esta tarde
La estancia de Don Juan Carlos en el hotel Four Seasons de Madrid ha levantado algo de revuelo y curiosidad a las puertas del lujoso establecimiento madrileño. Profesionales de los medios de comunicación hacen guardia cerca de la puerta principal del hotel, esperando captar imágenes del monarca, que el pasado viernes accedió al establecimiento por la entrada principal, en vez de hacerlo por los accesos subterráneos de los que dispone el hotel o por los más discretos laterales.
También algunos curiosos se han acercado a la confluencia de las calles Sevilla y Alcalá, lo que es previsible que vuelva a ocurrir antes de que de comienzo hoy el funeral por su sobrino Juan Gómez-Acebo, que tendrá lugar a las 8 de esta tarde en la cercana Iglesia del Sacramento, también conocida como catedral castrense, situada en la Calle Mayor. A excepción de la Infanta Elena, que se encuentra en París con motivo de los Juegos Paralímpicos, cuya ceremonia de clausura tiene lugar esta noche, se espera la asistencia de numerosos miembros de la familia del Rey en la celebración religiosa.
Son muchos los aspectos que se comentan estos días sobre la estancia de Don Juan Carlos en el hotel Four Seasons, uno de los más lujosos de España, dado el hecho insólito de que un monarca se aloje en un hotel de la capital de su país de origen. Numerosos observadores encuentran una forma de ir normalizando su presencia en España, país en el que no reside desde agosto de 2020, fecha en la que se trasladó a Abu Dabi.
Y aunque cada vez son más frecuentes sus visitas a su país, principalmente a Galicia, es la primera vez que se tiene constancia de que se aloja en un establecimiento público en vez de hacerlo en residencias de personas de su círculo de confianza. La única vez que ha estado en Madrid este año, fue el pasado mes de abril, con ocasión de la boda del alcalde de la capital, José Luis Martínez-Almeida, con Teresa Urquijo, sobrina nieta de Don Juan Carlos. En esa misma visita, el monarca acudió al funeral de su sobrino Fernando Gómez-Acebo.
Otro aspecto que también ha llamado la atención en una estancia real que admite muchas lecturas, es la elección del establecimiento hotelero, tal vez realizada por tratarse de un lugar muy céntrico. Con esta decisión, Don Juan Carlos ha dejado al margen de su visita los dos hoteles madrileños con los que tiene más vínculos, tanto familiares como personales: los emblemáticos y centenarios Ritz y Palace.
Ambos fueron manados construir por su abuelo el Rey Alfonso XIII. Hombre cosmopolita y de gustos refinados, viajado y bien conectado con las elites europeas, sus años de reinado coincidieron con el desarrollo de un incipiente turismo todavía reservado a las clases altas y con el auge del hotel palacio, con César Ritz como máximo exponente.
Fue Alfonso XIII quien promovió la construcción del Hotel Ritz en la capital de España, un hecho de singular relevancia teniendo en cuenta que «el rey de los hoteleros y el hotelero de los reyes», como se conocía al empresario suizo, solamente hizo tres hoteles en todo el mundo antes de enfermar y ser ingresado en una institución psiquiátrica: París, Londres y Madrid. También fue Alfonso XIII el que sugirió al hotelero de origen belga George Marquet, responsable del proyecto inaugurado en 1910, que levantara el vecino Hotel Palace, dos años después de que promoviera la construcción del Ritz.
Además de los mencionados hoteles madrileños, el monarca respaldó la construcción del Hotel Alfonso XIII de Sevilla, del Hotel Real de Santander y del Alhambra Palace, que inauguró en 1910. Prestó además un apoyo decisivo a su amigo Benigno de la Vega-Inclán, al que concedió el título de marqués de la Vega-Inclán en 1898, artífice de la red de Paradores Nacionales. El primer establecimiento fue el de Gredos, levantado en la localidad abulense de Navarredonda e inaugurado también por el abuelo de Don Juan Carlos en 1928. La elección de Gredos para erigir el parador pionero se atribuye precisamente a la vinculación de la zona con el Rey Alfonso XIII, compañero de caza en la zona del marqués de la Vega Inclán.
El abuelo de Don Juan Carlos era fiel a las lentejas del lujoso hotel de la Plaza de la Lealtad y todos los jueves solía acudir allí a comer. La tradición se sigue manteniendo hoy en día en su honor. Fue precisamente el Ritz el encargado de organizar, en 1975, la comida de celebración ofrecida el día de la proclamación como Rey de Don Juan Carlos en el Palacio Real.
Comenzaba así una larga historia de relación entre el Palacio de la Zarzuela y el Ritz, el más vinculado tradicionalmente a la Corona, pues durante la mayor parte del reinado de Don Juan Carlos, el Ritz se encargó de las comidas y cenas de gala, tanto del Palacio Real como del Palacio del Pardo, al que además daba cobertura cuando alojaba visitas oficiales.
En la boda de Don Felipe y Doña Letizia, el hotel fue elegido por la Casa Real como principal lugar de alojamiento de los invitados de sangre azul, acogiendo a miembros de las familias reales de Noruega, Suecia, Dinamarca, Reino Unido, Marruecos y Japón, entre otros. Imposible olvidar la imagen de Carolina de Mónaco saliendo del hotel para ir a la recepción ofrecida la noche antes del enlace al Palacio del Pardo.
Imposible olvidar los rumores de lo que pasó en ese hotel antes de que la Princesa hiciera sola el paseíllo en la Catedral de la Almudena para asistir a la ceremonia religiosa. Como antes y como hoy, los hoteles son auténticos palacio de secretos y las fotos tomadas a sus puertas siguen haciendo historia.