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El nuevo postre favorito de Carlos III
El legado culinario de la familia real británica es tan fascinante como su historia
Recordemos ese enero de 2018, cuando la Casa Real española, en un gesto de cercanía, invitó a los ciudadanos a compartir un almuerzo en el Palacio de La Zarzuela con el Rey Felipe VI y su familia. La escena se desarrolló con un aire de calidez y familiaridad, cuando, en un tono ameno, Su Majestad inquirió: «¿Qué tenemos para comer?». La Reina, con la elegancia que la caracteriza, respondió: «Sopita y pescado caprese».
El primer plato, una deliciosa sopa con tropezones de vegetales y champiñones, fue seguido por un jugoso pescado a la plancha, acompañado de una guarnición colorida de verduras. «¡Qué rico…!», exclamó el Rey, descubriendo a la Infanta Sofía en medio de una risa contagiosa. «¿De qué te ríes tanto?», preguntó curiosamente. «Es que me hace gracia», respondió ella, ilustrando la ligereza y el buen humor que suele reinar en estos almuerzos familiares.
Este encuentro informal nos hizo reflexionar sobre la gastronomía real: lejos de los excesos, se trata de una mesa que refleja la sencillez de la cocina española, un rasgo compartido por otras casas reales. Tom Parker Bowles, reconocido autor y cronista culinario, ha revelado en su reciente libro Cooking & The Crown, algunas de las preferencias gastronómicas de la realeza británica, destacando la influencia de sus tradiciones en la alimentación de los Windsor.
Entre las joyas de este recetario, destaca la famosa sopa de patatas y puerros de la Reina Victoria, un plato que se sirvió durante su Jubileo de Diamante en el siglo XIX. Pero eso no es todo, el libro también revela los secretos de un suculento costillar de cordero, uno de los favoritos de la Reina Isabel II. La clave de esta receta, según cuenta, radica en el arte de fundir la grasa a la perfección, logrando así que la corteza se torne dorada y crujiente, haciendo que cada bocado sea una experiencia sublime. Un plato digno de un banquete real, sin duda.
Por su parte, el Rey Carlos III tiene una debilidad particular por el Bara brith, un dulce galés que se elabora con una infusión de té y que, al igual que los clásicos scones que es un panecillo individual de forma redonda, típico de la cocina del Reino Unido y originario de Escocia. Este manjar es el complemento perfecto para una tarde de té en cualquier palacio. No se puede pasar por alto la adoración de la familia real por la tarta de limón, un postre que siempre encuentra su lugar en la mesa durante los banquetes.
¿Cuáles son sus comidas favoritas?
A veces, la realeza nos sorprende con su innegable normalidad, y eso es exactamente lo que ocurre con las cenas favoritas del Príncipe George, la Princesa Charlotte y el Príncipe Louis. A pesar de sus títulos, estos pequeños de la familia real tienen gustos que harían sonreír a cualquier niño: nada menos que pizza casera y macarrones con queso.
George, el mayor con sus 10 años, es un verdadero aficionado a la pasta. Su hermana Charlotte, de ocho años, ha tomado el camino más picante, confesando su amor por el curry, mientras que el pequeño Louis, de cinco, también se une a la fiesta con su pasión por las verduras. De hecho, se rumorea que la remolacha es su favorita, lo que podría llevar a pensar que este niño tiene un paladar de gourmet.
La Princesa de Gales ha compartido encantadoras anécdotas sobre cómo sus hijos disfrutan de cocinar juntos. En una visita a una escuela en Enfield, Kate reveló que George y Charlotte no solo aman devorar pasta, sino que disfrutan el proceso de hacerla, desde mezclar la harina hasta añadir la leche y la mantequilla. «Les encanta ensuciarse las manos», dijo Kate con una sonrisa, según recordó The Mirror.
Y no nos olvidemos de su visita al Príncipe Aga Khan, donde Charlotte demostró ser una aventurera culinaria al cocinar curry en casa, suavizando el picante para que George y Louis no se asustaran. «Charlotte es bastante buena con el picante», bromeó Kate, dejando entrever que la pequeña tiene un espíritu audaz en la cocina.