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Valderas, municipio de la provincia de León

Valderas, municipio de la provincia de León

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El pueblo en el que creció Begoña Gómez, famoso por su bacalao aunque no tiene mar

La villa leonesa de Valderas tiene poco más de 1.500 y sus habitantes conocen bien a la mujer de Sánchez y al exdirector general de la Guardia Civil implicado en el caso Koldo

Begoña Gómez acapara titulares debido a las controversias legales que la rodean, con acusación de corrupción, tráfico de influencias y otros delitos. Probablemente, añore la vida tranquila de la que disfrutó cuando era una niña, en un pequeño pueblo de León. Aunque nació en Bilbao en 1975, pasó gran parte de su infancia en Valderas, un pequeño pueblo de poco más de 1.500 habitantes, en la comarca de Tierra de Campos.

Este pueblo, conocido por su bacalao, pese a la ironía de no tener mar, fue el lugar donde Begoña veraneó hasta los 16 años. También el municipio natal de su madre, en la frontera entre Zamora y Valladolid. Casualmente, Leonardo Marcos, exdirector general de la Guardia Civil, implicado en el caso Koldo, también es originario de esta zona.

Bacalao

Bacalao

A Begoña le adjudicaron el mote de «pelela». «A su familia le decían los peleles. Pelele significa tonto, ignorante», comentaba un habitante. Su adolescencia allí fue tranquila y sencilla. Disfrutaba de actividades cotidianas como montar en bicicleta, jugar con las muñecas o ir al cine con sus amigos. Su prima, Feli Rodríguez, recuerda en una entrevista con el Diario de León que pasaban mucho tiempo juntas: «Me acuerdo de estar juntas todo el día, desde que nos levantábamos hasta que nos acostábamos. Era una vida tranquila, pero llena de momentos felices». Feli también destacó que el cine del pueblo era uno de los puntos de encuentro favoritos de los niños durante los veranos, donde todos disfrutaban de películas al aire libre.

Este municipio, aunque pase desapercibido para muchos, tiene una belleza y un patrimonio arquitectónico. No en vano, es considerado un Conjunto Histórico-Artístico, lo que ya da una idea de lo que se esconde en sus calles. Aunque en el siglo XX la villa creció hacia los terrenos llanos al sur, el casco histórico se mantiene intacto, con una estructura urbana que conserva el encanto de los siglos XV al XVIII, aunque con algunas transformaciones arquitectónicas.

Destaca el Palacio de los Marqueses de Janillo, una joya del siglo XVIII que te hace sentir como si fueras parte de una película de época, con su claustro y una fachada adornada con la cruz de Santiago. A su vez, llama la atención la Casa de Alvar Pérez de Osorio, famosa por su balcón de esquina, como si alguien quisiera que todo el pueblo se detuviera a admirarla. Uno de los principales atractivos de Valderas es su red subterránea de bodegas, que en tiempos de conflictos y guerras sirvieron como refugio.

Palacio de los Marqueses de Janillo

Palacio de los Marqueses de Janillo, actual consistorio de la localidad

Y no olvidemos la Casa de los Charro, típica del siglo XVIII, que perteneció a Don Hermenegildo Charro, ministro de Carlos IV. Nada menos. O la Casa de los Arias, que perteneció a una de las familias más ricas del lugar. También está el Antiguo Consistorio, de estilo herreriano, y el Seminario del siglo XVIII, que te recuerda que, aunque el pueblo sea pequeño, no le falta historia. Ah, y la Iglesia de Santa María del Azogue, que está justo al lado del Alcázar, como una capa extra de historia que se superpone a lo largo del tiempo.

Pero no todo en Valderas es historia; la gastronomía también se lleva su parte del protagonismo. Uno de los mejores restaurantes del lugar es El Rebeco, donde se sirve un bacalao excelente, por no hablar de su menú del día, que por 10 euros ofrece platos sencillos pero sabrosos, como conejo o natillas de toda la vida. Y si te apetece algo un poco más caro, siempre puedes probar Casa Zoilo, que es un pelín más elegante.

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