María de León: «No es justo demonizar las redes sociales porque nos dan la oportunidad de hacer mucho bien»

Le gusta definirse como especialista en comunicación, humanista y escritora. María de León Castillejo presenta su libro Vivir con sentido, donde traza una interesante guía sobre cómo alcanzar la felicidad plena y ordenar las ideas, alejándose de la vorágine y superficialidad que amenazan nuestro día a día. Hija de los marqueses de la Cañada y nieta de los condes de Lebrija y condes de Floridablanca, es una enamorada de Sevilla, su tierra natal.

Además de promulgar una serie de valores en las redes sociales, está volcada en su proyecto Referencers y es creadora y codirectora del programa de Marca Personal e Influencia Digital de la Universidad Francisco de Vitoria.

–¿Cómo definirías, brevemente, qué es vivir con sentido?

–Vivir con enfoque, atención y motivación por todo aquello que te permita convertirte en tu mejor versión y sentirte realizado. Por ejemplo, tener curiosidad por descubrir quién eres, tener un propósito trascendente en tu trabajo que vaya más allá de la rentabilidad y busque también dejar una buena huella en la sociedad, trabajar para construir un buen legado que dejar a las generaciones futuras, dirigir la mirada hacia lo bello de la vida porque resulta terapéutico, crear una comunidad de personas a las que aportar valor y con las que puedas sentir la magia del amar y ser amado, viajar para conocer otras culturas, alimentar una vida interior sobre la que sostenerse.

–¿Cuál es la importancia de la fe católica en tu día a día?

–Aunque tengo educación católica, prefiero hablar de espiritualidad que de religión porque es un concepto más universal y entendido por personas de todas las culturas. Las religiones cumplen un papel muy importante en la sociedad porque son diferentes caminos que sirven para colmar el anhelo de trascendencia que tenemos todos por naturaleza. Unos lo llamamos Dios y otros de otra forma. Santa Teresa, ya en el S.XVI, advertía de la importancia de vivir la experiencia personal de estar con Dios a través de la oración contemplativa que ella promovía y que es la que yo practico. Me gusta no quedarme solo en el dogma sino en la práctica del mensaje esencial que nos dejó Jesús que es el del amor. Como decía San Agustín: «Ama y haz lo que quieras» y este lema es, para mí, el que mejor resume cómo trato de vivir mi fe que es más desde el corazón que desde la mente.

–¿Qué piensas de los que atacan y arrinconan a los creyentes?

–Pienso que el camino espiritual y/o religioso que cada uno decida recorrer debe ser respetado. Nunca apoyaré la radicalización ni el fanatismo por cuestiones de fe.

–¿Se puede compaginar la fe católica con el mindfulness?

–Son dos cosas totalmente distintas, que están en niveles diferentes y que, en mi opinión, son perfectamente compatibles. La primera está relacionada con la religión (teología). La segunda forma parte del ámbito de la mente (psicología). Mientras que la primera coloca a Dios en el centro, la segunda es una práctica que sirve para centrar la atención y calmar la mente para, así, poder vivir con una mayor serenidad. Nada que ver una con la otra pero la primera se puede nutrir de la segunda porque cuando uno tiene su mente tranquila y ordenada vive con una mayor conciencia, atención y disposición para abrir la puerta a Dios.

–¿Consideras que las redes sociales pueden ser una anestesia para no prestar atención a los problemas reales?

–Puede ser si no se usan con conciencia, responsabilidad y propósito pero no es justo demonizarlas porque las redes sociales también nos dan la oportunidad de hacer mucho bien. Para ello hace falta el compromiso individual de cada persona para convertirse en agente de cambio hacia este objetivo que es la función de lo que yo denomino referencer.

–A nivel personal, seguro que en más de una ocasión le han preguntado sobre sus deseos de ser madre. ¿Se estigmatiza a la mujer que no tiene hijos?

–Yo creo que cada vez menos. La sociedad ha cambiado mucho en este sentido. Cada persona debe ser fiel así misma para poder vivir con plenitud. Cuando uno se siente bien en su piel está más preparada para dar lo mejor de sí mismo a la sociedad. No todos hemos sido llamados para lo mismo. Yo creo que las cosas no hay que forzarlas. Estoy abierta a lo que tenga que ser. Vivo con confianza y esperanza teniendo presente el lema «Hágase en mi según tu palabra». Para mí tener un hijo es algo muy serio. No es un producto, es un ser humano que nace, en las condiciones más ideales, como fruto de una relación de dos personas que se aman.

–¿Cuál es el viaje que más te ha marcado?

–El viaje hacia el centro de mi ser. Es un viaje que dura toda la vida y es apasionante porque cada día tienes la oportunidad de descubrir algo nuevo de ti mismo.