Irene Montero y el arte del postureo político en su viaje a Argentina

Irene Montero, además de ser experta en psicología, activista, diputada en el Parlamento Europeo y madre —como se encarga de recordarnos constantemente— parece tener una necesidad casi compulsiva de compartir cada detalle de su vida a través de las redes sociales.

No importa si son viajes oficiales o no, siempre está lista para llenar sus perfiles con fotos y relatos de sus andanzas. Y, como era de esperar, su visita oficial a Argentina no fue la excepción. Otro viaje, otro publicación en redes.

En esta ocasión, la exministra de Igualdad del Gobierno de España aprovechó su estancia en el país para seguir compartiendo su visión del mundo. El primer encuentro de su agenda fue con Juan Grabois, el fundador de la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular. Como siempre, aprovechó para recalcar que "toca dar la pelea en las instituciones, pero sobre todo en las calles”.

Sin embargo, el verdadero momento «estrella» llegó cuando se reunió con Cristina Fernández de Kirchner, ex presidenta de Argentina del Partido Justicialista y viuda del fallecido Néstor Kirchner, una figura clave (y polémica) en la política latinoamericana. La cita tuvo lugar en el Instituto Patria.

Allí, Irene aprovechó para entregarle su libro «Algo habremos hecho», que explora los efectos de la guerra entre Rusia y Ucrania en el futuro del Estado de Bienestar europeo, donde aprovechó para «renovar su look». Se deshizo de su característico pañuelo palestino, se pintó los labios de rojo y optó por un chaleco blanco «más elegante» que de costumbre. Cristina, por su parte, se decantó por un conjunto rosa suave y una melena perfectamente ondulada, como si estuviera preparándose para una sesión fotográfica para una revista de moda.

Después del encuentro, Irene no escatimó en elogios para Fernández de Kirchner, destacando que la ex presidenta «enciende y hace crecer la voluntad de los pueblos de soñar y construir otro mundo posible, más justo". Un mensaje tan idealista como desconectado de la realidad cotidiana de muchos. Es interesante, por no decir irónico, que Fernández de Kirchner, quien gobernó Argentina en dos períodos, fue condenada en 2024 por su implicación en un escándalo de corrupción que desvió 1.000 millones de dólares. La ex presidenta, que se ha mantenido a flote a pesar de todas las controversias, defendió su inocencia afirmando que la “persecución mediática-judicial» tiene como objetivo castigar a los líderes de gobiernos democráticos y populares.

El despacho

En cuanto al despacho donde Irene y Cristina intercambiaron ideas, lo que más destaca es su estilo opulento, casi como si fuera el salón de una mansión de lujo neoyorkina. La mesa minimalista estaba rodeada de montones de libros sobre poder y liderazgo, como «New Power» de Jeremy Heimans y Henry Timms, un libro que no puede faltar en este tipo de reuniones, y claro, «En defensa del modelo. Memoria política del funcionario kirchnerista» para mantener el tono adecuado. Las paredes de ladrillo expuesto añadían ese toque rústico y acogedor, mientras los muebles blancos y modernos contrastaban con la decoración de lujo discreto.

Hasta el momento, Irene solo ha publicado fotos de ella «trabajando». Quizás intente evitar que se repita lo que ocurrió cuando estuvo en Estados Unidos, donde fue duramente criticada por financiar con dinero público un viaje oficial que, al final, pareció más un tour turístico que una misión de trabajo.