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La jequesa de Qatar en una imagen de archivo25/04/2011
MADRID

La jequesa de Qatar en una imagen de archivoGTRES

La jequesa de Qatar no abandona España y se emociona en Córdoba

Después de Sevilla, Moza bint Nasser se traslada a Granada y desde allí, el viernes por la mañana aparece en Córdoba

La visita de Moza bint Nasser, la jequesa de Catar, a Sevilla no fue la única que hizo en su viaje a España. Ella quiso que le organizasen una ruta completa por Andalucía para conocer el siglo ocho, nueve y diez, la época andalusí, el origen de su historia que nunca antes había pisado. Esas muestras que perduran en Andalucía de sus orígenes, de los que en su país no hay nada, más allá de los museos que desde que descubrieron, a mediados del siglo pasado, el petróleo y el gas natural están creando con todo lo que compran.

Después de Sevilla, la jequesa y su corte, se traslada a Granada y desde allí, el viernes por la mañana aparece en Córdoba. Lo primero que hace es ir a la Torre de la Calahorra, donde se muestra lo rico que fue el llamado cruce de culturas; árabes, cristianos y judíos, trabajando unidos, evolucionando todos y viviendo juntos. Aprovecha para conocer la exquisita cocina cordobesa, con su salmorejo y las berenjenas con miel y se retira a descansar a su hotel a esperar el momento más especial de su viaje por el mundo andalusí. A esa hora de la tarde, cuando ya los visitantes han abandonado la Mezquita Catedral, tiene lugar para la jequesa el momento más emocionante, su visita privada. A las siete y media entra en ese lugar santo, para cristianos y árabes, que conserva el mihrab orientado hacia La Meca y el lugar de oración de los califas.

En el siglo VIII sobre una basílica visigoda, Abderramán I, el fundador del emirato de Córdoba, levanta una mezquita que se irá ampliando hasta el siglo XII que pasa a ser Catedral, con las consiguientes modificaciones. Las 1391 columnas del colosal monumento cordobés escoltaron durante un par de horas a la fascinada jequesa que además de recibir explicaciones, también despejaba dudas. Ya era de noche cuando la jequesa y su séquito salían del recinto y dadas las horas, se retiraron a su hotel a descansar.

Lamentablemente el sábado se levantó lluvioso pero eso no desalentó a la madre del Emir de Catar, que se puso en marcha camino de otra joya cordobesa, la fascinante ciudad de Medina Azahara en las afueras de la ciudad. No era el mejor día pero lo disfrutó igual. Primero, vio el museo y luego, en un minibus privado llegó a la ciudad amurallada. Ese enorme enclave mandado levantar por el primer califa de Córdoba, que ha sido expoliado durante siglos, aún conserva en pie y también escondido por toneladas de tierra, parte de su esplendor. La ciudad mas abierta del mundo árabe, en su época, acabó sucumbiendo por las guerras internas entre familias.

Una mujer culta como Moza bint Nasser conocía la historia pero no había tenido ocasión de estar tan cerca de ella como en Córdoba. Una ciudad en el corazón de Andalucía con la mejor conectividad por tierra y aire con el resto de la ruta andalusí, de la que la jequesa ha salido fascinada. Aunque, en esta ocasión en Córdoba, no haya ido de compras tras la noticia que publiqué en El Debate dando a conocer su visita a Sevilla, por la que decidió limitar su exposición pública. Alguien que la acompañaba no ha dudado en definirla como «un ser de luz», desde luego ella no dudó en viajar, casi como la luz, pero en AVE hasta Madrid, donde se le perdió la pista.

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