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Tapiz ilustrativo del encuentro entre Hernán Cortés y Moctezuma

Tapiz ilustrativo del encuentro entre Hernán Cortés y Moctezuma

Joan de Grau y los Moctezuma barones de Toloríu

El catalán se casó con una de las hijas de Moctezuma, y doce generaciones después, Guillermo de Guerau-Moctezuma i Rifé reclamó sus derechos dinásticos sobre México

Joan de Grau y Ribó nació en el municipio de Toloriz, en El Pont de Bar, en el siglo XIV. Fue barón de Toloríu y conquistador español, conocido por ser uno de los primeros en llegar a Tenochtitlán junto a Hernán Cortés. La saga de los Grau, inicialmente escrito Guerau, tiene su origen en el Languedoc-Rosellón. Guillem de Guerau era el señor de la casa en Borguja sobre el año 1190 y se casó con Joana de Queralt. De aquel matrimonio nacieron Guillem, Martí y Bernat, que estuvieron en la conquista de Valencia a las órdenes del conde de Barcelona Jaume I entre los años 1232 y 1238. Joan de Grau, barón de Toloríu, participó en la conquista de México como capitán de las fuerzas de Fernando el Católico, bajo el mando de Hernán Cortés.

Después de conquistar, el 13 de agosto de 1521, Tenochtitlán, Hernán Cortés regresó a España con el príncipe Tohualicahualzin y las princesas Xipahuatzin y Telicuatzin, hijos de Moctezuma II Xocoyotzin. Según consta, Moctezuma tenía una corte de mujeres legítimas y concubinas. Se cree que tuvo alrededor de 28 hijos. Teniendo en cuenta la dificultad existente para pronunciar el nombre de los hijos de Moctezuma, al ser bautizados, se los cambiaron por Pedro, María e Isabel.

Pedro de Moctezuma (Tohualicahualzin) se quedó en la Corte de Castilla y en 1531 le fue concedido el título nobiliario de conde de Moctezuma, además de una pensión vitalicia. Es posible que recibiera la pensión vitalicia y honores; ahora bien, no este título nobiliario, pues le fue concedido, el 13 de noviembre de 1627, a Pedro Tesifón de Moctezuma y de la Cueva, que era bisnieto de Moctezuma II Xocoyotzin.

Isabel de Moctezuma (Telicuatzin) parece ser que se casó con Pere de Grau, barón de Bar, primo hermano de Joan de Grau, y se trasladó a vivir a Cataluña, a la baronía que tenía este noble catalán. Bien poco es lo que sabemos de ellos. La princesa Isabel murió en 1550 y la rama familiar se extinguió en 1775.

María de Moctezuma (Xipahuatzin) se casó con Joan de Grau i Ribó, barón de Toloríu. Vivieron en una casa llamada Mas Vima. El 5 de mayo de 1536 nació Joan Pere de Grau i de Moctezuma. Fue bautizado en la Iglesia de Sant Jaume de Toloríu el 17 de mayo de ese año. María de Moctezuma testamentó el 7 de noviembre de 1536, según certifica el notario Manuel Pallás de Torrents. María murió en Toloríu el 10 de enero de 1537 y fue sepultada en la Iglesia de Sant Jaume bajo el altar mayor. Atendiendo a su origen, fue enterrada con sus pertenencias. Allí colocaron una lápida que rezaba así: «Aquí yace la princesa María de Moctezuma Miaguachuchil, hija del emperador Diego I Moctezuma de México, mujer del honorable Juan Grau, que Dios perdone, e finó diez días andado de enero. Era mil e quinientos e treinta y siete».

El 'heredero' Guillermo III

Con el paso de los años se tejió la leyenda de que la princesa había sido enterrada con el tesoro que los aztecas trajeron a España. Esto se entremezcló con el hecho de que, al parecer, María reclamó para ella y sus descendientes los derechos a la corona azteca. Durante 12 generaciones, los Guerau-Moctezuma han reclamado sus privilegios como emperadores de México. El más disparatado de todos es el último, llamado Guillermo de Guerau-Moctezuma i Rifé. Se hacía llamar Guillermo III. No sólo reclamaba sus derechos dinásticos sobre México, sino que en 1968 consiguió que el Departamento de Justicia de los Estados Unidos lo considerara soberano en el exilio.

Debido a su origen concedió títulos y condecoraciones. Estas eran otorgadas previo paso por caja y no tenían ningún valor jurídico. Por ejemplo, al jurista y presidente del Tribunal Supremo José Castán Tobeñas le concedió la condecoración de Caballero del Gran Collar de la Soberana e Imperial Orden del Temple. Al repostero Ramón March, la condecoración de Pastelero de Honor de la Corona Azteca. Y en 1988 a un tal Antonio Francisco de Calabria, que se presentaba como príncipe de Svevia y Soberano Gran Maestre de la Real Orden Dinástica de S. Gereone, lo nombró Jefe y Cabeza del pleclaro [sic] linaje de la Casa de Svevia. Al ser un impostor, acabó con sus huesos en la cárcel. Los precios por conceder estos títulos nobiliarios eran, para ser nombrado conde, 200.000 pesetas; para ser nombrado marqués, 300.000 pesetas, y para ser nombrado duque, alrededor de un millón de pesetas. Su última hazaña fue estafar a la Generalitat de Cataluña 4 millones de pesetas.

En 1934 un grupo de alemanes compraron el Mas Vima para localizar el tesoro oculto de los aztecas. No encontraron nada. Unos labradores de la finca encontraron dos monedas de oro de los siglos XVI y XVII. Antes de estallar la Guerra Civil, en 1936, la tumba de María de Moctezuma fue saqueada y destruida. Los vándalos tampoco localizaron el tesoro azteca. Guillermo III mandó colocar una placa en la Iglesia de Sant Jaume de Toloríu, que aún puede verse, que reza así: «Le chapitre des chevaliers de l’Ordre de la couronne aztèque de France a la mémoire de S.A.I. Princesse Xipaguazin Moctezuma épouse du noble Juan de Grau Baron de Toloriu décédée en l’an 1537. Chevalier L. Vilar Pradal de Mir. 1963». El nombre que aparece al final es uno de los muchos heterónomos que utilizó Guillermo III a lo largo de su vida: toda la vida de este personaje fue una falsedad constante.

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