Los sitios de Gerona o la resistencia contra Napoleón
Los sitiadores intimidaron a la población con la amenaza de incendiar la ciudad y pasar la guarnición a cuchillo. Los defensores se prepararon para oponerse a las intenciones del enemigo
Las tropas francesas entraron por primera vez en Gerona el 10 de febrero de 1808. Era una ciudad marcada por una recesión en su número de habitantes, ya que el nivel de muertos superaba los nacimientos. La riqueza estaba en poder de los nobles y de la Iglesia. La conclusión de los ingenieros franceses, después de reconocer la plaza, fue que Gerona no merecía la pena ser conquistada. Sólo salvaron el castillo de Montjuïch.
Antes de iniciarse el primer sitio de Gerona la dotación militar de la ciudad estaba formada por 300 soldados del regimiento de Ultónia, al mando del teniente coronel Pedro O’Daly y el comandante Juan O’Donovan. Para poder plantar cara a los franceses se organizó el 1º y 2º tercio de Gerona con miquelets. Los artilleros eran marineros de Sant Feliu de Guíxols. Todos ellos a las órdenes del gobernador interino Julián de Bolívar.
Primer y segundo sitio de Gerona
Primer sitio de Gerona. El general francés Duhesme decidió atacar por sorpresa esta población. El 16 de junio de 1808 salió con la Divino Lechi, siete batallones, cinco escuadrones y ocho piezas de artillería dirección Gerona. La madrugada del 20 de junio divisó la ciudad. Duhesme mandó varios mensajeros para conseguir la capitulación. La Junta militar la rechazó. Ordenó atacar los baluartes de La Merced y el de San Francisco. El contingente humano gerundense contuvo el ataque. Duhesme ordenó un alto el fuego. Por la noche atacó el baluarte de San Pedro. No consiguiendo su propósito decidió retirarse a Barcelona.
Segundo sitio de Gerona. Duhesme partió de Barcelona, el 17 de julio de 1808, con 6.000 hombres. El 20 de julio se encontraba cerca de Gerona. Allí se reunieron los generales Golás y Reille con nueve batallones y cuatro escuadrones procedentes de Figueras. Las tropas de Duhesme tomaron posiciones en Santa Eugenia, Palau y Salt. Reille en Sarriá, Pontmajor y Campdurá. Por lo que se refiere a las tropas que defendían Gerona, se reforzó con 2 batallones de Borbón; el 2º batallón de Voluntarios de Barcelona, al mando de Narciso de la Valente; y un destacamento de artillería al mando del teniente coronel Pedro de la Llave. En total 2.000 hombres.
Cuando empezaron a tronar los cañones franceses contra Montjuïch, la artillería gerundense contestó con un fuego muy vivo
Los sitiadores intimidaron a la población con la amenaza de incendiar la ciudad y pasar la guarnición a cuchillo. Los defensores se prepararon para oponerse a las intenciones del enemigo. Cuando empezaron a tronar los cañones franceses contra Montjuïch, la artillería gerundense contestó con un fuego muy vivo, enérgico y perfectamente dirigido por el capitán de Ultónia Edmundo O'Ronan.
Los días 13, 14 y 15 de agosto transcurrieron sin que los sitiadores avanzaran. Entretanto el conde de Caldagués había organizado el ejército de Cataluña bajo el mando del marqués del Palacio. Estas fuerzas, desprovistas de caballería, y con solo cinco piezas de campaña, se pusieron de acuerdo con los sitiados para atacar, en la mañana del 16 de agosto, las baterías y campo de los sitiadores. Los franceses se vieron en situación muy comprometida. Por eso Reille se retiró a Figueras y Duhesme a Barcelona, abandonando toda la artillería gruesa y material de guerra.
Tercer sitio de Gerona
El general Saint-Cyr ordenó a Reylle que, con sus 10.000 hombres, se dirigieran a Báscara. Tomada esta posición debía dirigirse a Gerona. Reylle llegó a Costa Roja, Campdorá y las montañas de San Miguel el 5 de mayo de 1809. Mientras tanto, otras tropas francesas fueron llegando a Gerona con el fin de rendir la población en pocos días. El mando de las fuerzas francesas quedó encomendado al general Jean Antoine Verdier.
La idea de Verdier era conquistar primero el castillo de Montjuïch, luego atacar la torre Gironella, la cortina de San Cristóbal, la cortina de Manegat, los muros orientales de la Catedral, el baluarte de Sarracinas y la muralla de Santa Lucía. Para ello disponía de un contingente de 18.000 hombres, apoyados por 71 piezas de artillería: 49 cañones de grueso calibre, 14 morteros, 6 obuses y 2 pedreros.
El ataque se inició el 19 de junio de 1809. El 2 de julio Verdier le mandó un mensaje al gobernador Álvarez de Castro proponiéndole la capitulación. Este se negó. El 8 de julio de 1809 un error de un artillero provocó el incendio del almacén de pólvora de la torre de San Juan, la explosión y el derrumbe de la torre. A pesar del empeño de los defensores de Gerona, el revellín de Montjuïch se perdió. Los franceses tardaron más de un mes en conquistar el castillo. La entrada a la ciudad era cuestión de tiempo.
Las baterías francesas empezaron a bombardear las brechas abiertas en las murallas, en el fuerte del Calvario, en la torre Gironella y en la muralla de Santa Lucía. El ataque fue fructífero, pues las brechas se ensancharon, con lo cual las tropas podían acceder por ellas. La defensa era férrea. A pesar de ello los franceses no consiguieron sus propósitos. Calcularon mal no las fuerzas existentes, sino el valor y la furia de los defensores gerundense.
El 19 de septiembre de 1809 es conocido como el Gran Día de Gerona. El general Augereau intentó un ataque definitivo contra la ciudad. Consiguió apoderarse de los reductos del Capítulo y las fortificaciones de Les Pedreres, vitales porque comunicaban la ciudad con los fuertes. El 10 de noviembre el gobernador Álvarez de Castro recibió una comunicación del general Blake. En ella le decía que no podía enviar tropas a la ciudad para ayudarlos en su defensa. Estaban solos ante el enemigo.
La situación era dramática: casas destruidas; gente malviviendo; cuerpos muertos en descomposición; plagas de ratas; sin medicamentos para curar a los heridos y enfermos; carencia de víveres y diversos brotes epidémicos. De los 10.668 hombres al inicio del sitio solo quedaban vivos 3.626. El gobernador Álvarez de Castro cayó enfermo, siendo sustituido por Julián de Bolívar. Ante tal situación Bolívar, después de consultar con la Junta militar, determinó que Gerona capitulaba, firmándose la misma el 10 de diciembre de 1809.