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Iglesia de Carrascalejo

Iglesia de Carrascalejo

El impacto internacional de la matanza republicana de Carrascalejo de la Jara

El control de esta población por los frentepopulistas se mantuvo durante nueve horas. Al recuperarse el pueblo, los soldados nacionales se encontraron con la masacre

Avanzada la guerra civil, el 11 de mayo de 1938 el Ministerio de Asuntos Exteriores envió a los representantes del Bando Nacional en Polonia, Noruega, Suecia, Holanda, Rumania, Grecia y Hungría un resumen de las informaciones testificales practicadas en Carrascalejo de la Jara, en la provincia de Cáceres. En ellas se describieron los asesinatos cometidos por los republicanos durante las breves horas de ocupación del lugar. La orden consiguiente fue clara: «Frente a las actividades de propaganda roja para presentar a la opinión pública mundial al régimen como amable y humanitario, conviene oponer hechos concretos que descubran la verdadera faz».

Avance republicano

Y es que, a las seis horas del anterior 5 de abril, fuerzas republicanas avanzaron entre los pueblos de Carrascalejo y Navatrasierra, apoderándose del puerto de Arrebatacapas. La presión sobre los soldados nacionales se amplió al subsector de Guadalupe, Valdelacasa y Carrascalejo de la Jara. Al día siguiente, los defensores de Villar del Pedroso tuvieron que replegarse, por lo que ese pueblo y Carrascalejo quedaron cercados.

El control de la población por los frentepopulistas se mantuvo durante nueve horas

El asedio de esta última población duró dos días bajo la responsabilidad de la IV Bandera, creada por los mismos vecinos y con voluntarios de poblaciones cercanas. Desbordados por fuerzas republicanas más numerosas, el día 8 finalizó la resistencia. El control de la población por los frentepopulistas se mantuvo durante nueve horas, pues su Ejército fue incapaz de explotar el éxito inicial. Cuando las tropas nacionales contraatacaron, los republicanos decidieron no repetir la defensa numantina y evacuaron, obligando a seguirles por la fuerza a la mayor parte de los habitantes, salvo una veintena que lograron esconderse.

Los soldados nacionales encontraron los cuerpos de varias víctimas, todas mujeres y niñas bajo las ruinas de la iglesia

Al recuperarse de nuevo ese pueblo, los soldados nacionales encontraron los cuerpos de varias víctimas, todas mujeres y niñas bajo las ruinas de la iglesia. Las principales casas habían sido incendiadas y saqueadas, las caballerías y animales fueron encontrados muertos. En la casa del alcalde Crescencio Álvarez encontraron su cadáver, los de sus cuatro hijos de 14, 12, 4 años y 7 meses, y su esposa Beatriz Álvarez. Los tres primeros estaban tirados en el suelo, con grandes heridas en las cabezas que daban lugar a que la masa encefálica saliera de sus cráneos, teniendo también los rostros con heridas producidas por cortes de arma blanca. La mujer y los dos niños menores estaban en la misma situación sobre la cama.

En otros cadáveres encontraron grandes heridas realizadas con armas blancas y de fuego

En la iglesia y en la zahúrda de las afueras del pueblo se encontraron varios cadáveres de falangistas, algunos de los cuales habían sido fusilados por negarse a evacuar. Adoración Martín Orgaz –viuda del cabo Aureliano Quiroga, que sobrevivió un día a la recuperación de la plaza– testificó que a su marido le habían torturado izquierdistas del pueblo, haciéndole, entre otras cosas, la enucleación de los ojos mediante arma blanca y quemaduras en la boca para que no hablara. En otros cadáveres encontraron grandes heridas realizadas con armas blancas y de fuego, teniendo uno de ellos desprendidos sus órganos sexuales, arrancados brutalmente.

Descripción de los asesinatos

A finales del mes de mayo, el representante nacional en Bucarest, Pedro Prat y Soutzo, comunicaba a Burgos que la descripción de los asesinatos había sido publicada en la lengua del país en el Boletín de Información Española. Este órgano de difusión de la España franquista se publicaba tres veces por semana, distribuyéndose más de trescientos ejemplares desde esa representación. Ernesto de Zulueta, desde Bruselas, logró difundir los hechos de Carrascalejo en los diarios belgas más adictos como Nation Belge, Metropole, Libre Belgique, Informateur, etc.

El subsecretario del Ministerio remitió las informaciones testificales sobre los sucesos extremeños al encargado de negocios ante la Santa Sede

El director del primer periódico belga citado, Paul Nauray, editó ese año Croisade pour l´Occidente, libro en el que identificó la causa nacional con el anticomunismo y la salvación política de España. El 3 de junio el subsecretario del Ministerio remitió las informaciones testificales sobre los sucesos extremeños al encargado de negocios ante la Santa Sede, con la intención de que le otorgara máxima difusión en los medios pontificios, donde el miedo a una excesiva inclinación del régimen franquista hacia los totalitarismos europeos constituía una rémora en las relaciones entre ambos gobiernos.

Resultaba necesario demostrar al mundo que, conforme el ejército nacional avanzaba, descubría nuevas pruebas de la represión republicana

Unos días más tarde, el representante nacional en Noruega, Tomás Campuzano, también confirmaba que los sucesos habían sido publicados en el Boletín de Información que estaba a su cargo, afirmando que esta publicación, poco a poco, adquiría difusión en una nación cuyo gobierno socialista era simpatizante de la causa republicana, y sus artículos eran reproducidos íntegramente o servían de inspiración en varios periódicos conservadores de Oslo. Resultaba necesario demostrar al mundo que, conforme el ejército nacional avanzaba sobre territorio republicano, descubría nuevas pruebas de la represión republicana que, pese a toda su propaganda, no había finalizado a comienzos de 1937 y que podía ocasionar episodios tan crueles como los descritos.

La represión de Carrascalejo era «consecuencia de haber liberado y armado a asesinos»

Estos hechos fueron conocidos y comentados hasta en las representaciones diplomáticas extranjeras que todavía permanecían en el Madrid republicano, debido a la protección que ejercían sobre miles de refugiados bajo su responsabilidad, como se demuestra a través del diario de Carlos Morla Vicuña, hijo del encargado de negocios de Chile. Escribió, el 10 de abril de 1938, que la represión de Carrascalejo era «consecuencia de haber liberado y armado a asesinos. Algún día caerá sobre ellos la justicia».

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