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Los integrantes de la 138 Brigada Mixta

Los integrantes de la 138 Brigada Mixta

La creación de las Brigadas Mixtas por el Frente Popular

Pequeños ejércitos con unos efectivos que no llegaban a los cuatro mil hombres

El 27 de septiembre de 1936, poco más de dos meses después de iniciada la Guerra Civil, nacían las Brigadas Mixtas, así llamadas porque eran unidades compuestas por varias armas: infantería, caballería, artillería, ingenieros, sanidad… Eran pequeños ejércitos con unos efectivos que no llegaban a los cuatro mil hombres.

En otoño de 1936, el Gobierno de Largo Caballero comprendió que no podían ganar la guerra sin orden ni disciplina, a pesar de las reticencias de anarquistas e incluso de unidades milicianas de otras tendencias, socialistas y comunistas. Hasta entonces, las consignas que se difundían por el Frente Popular iban abiertamente contra el Ejército, al que culpaban de la rebelión, cuando había sido solo una pequeña parte del mismo el alzado contra el Gobierno frentepopulista.

Oficiales y saludos

Por decreto de 28 de septiembre, se disponía el acceso de los oficiales de la milicia a los cuadros profesionales del Ejército para vencer la resistencia de los dirigentes milicianos a la militarización. Esto llevó a la problemática coexistencia de cuatro escalas: profesional, de complemento, de milicias y de campaña para oficiales procedentes de las Escuelas Populares de Guerra. Posteriormente, se redujeron las escalas a dos: profesional y de complemento.

El 4 de octubre, se daba un tercer paso estableciendo el saludo militar obligatorio para el Ejército y para las milicias, más reticentes al mismo. Era otro intento de imponer la disciplina en las filas gubernamentales. La indisciplina era tal que cuando cuando hicieron responsable al general Riquelme de todas las derrotas sufridas por los gubernamentales, el general declaró, en el exilio antes de morir, que era imposible mandar y disciplinar a los rojos. Como muestra, la emisora de la Federación Anarquista Ibérica comunicaba que se han formado comités de marineros, soldados y milicianos para vigilar a sus oficiales que no merezcan gran confianza y para asumir el control de las operaciones militares. La misma emisora arengó a que, cada uno desde su sitio, debe cumplir con su deber. «Al que se le coja con un fusil ocioso en la retaguardia se le debe fusilar sin contemplaciones. Al murmurador de café o de corrillo, darle su castigo. Hay que seguir guerreando y abrir los cauces de la producción. La fábrica, el taller, el campo, hay que ponerlos en marcha». Era un mensaje de la CNT-FAI. Y no eran palabras sinos hechos, los Tribunales Populares para la represión del fascismo y del espionaje han celebrado varias vistas. El Tribunal Popular Número 1 condenó a muerte a dos personas por haberles encontrado documentos de extrema derecha en sus domicilios. El Tribunal Popular Número 2 condenó a muerte a un brigada de infantería por hacer fotos. El Tribunal Popular Número Número 3 condenó a dos años de cárcel y cien mil pesetas de multa a un vendedor ambulante en cuya casa se incautaron recibos de Falange Española. Acusados de desafectos al régimen, fueron condenados el hijo político del exgeneral Basrera a veinte años de cárcel y el abogado Antonio Miserachs, de la CEDA, a cinco años y 20.000 pesetas de multa. También condenó a muerte a José M. Roure por el delito de ser carlista. El aviador José Laguna fue absuelto porque se comprueba su afiliación a Izquierda Republicana de Cataluña y a la masonería.

Comisarios políticos

La creación del Comisariado Político mediante una orden circular, aparecida, el 16 de octubre, en el Diario Oficial del Ministerio de la Guerra, tenía por objeto vencer las reticencias de partidos políticos y sindicatos a la creación de un verdadero Ejército. La dualidad de poderes entre el mando militar y el político requería una compenetración entre ambos casi angelical lo que no ocurrió en la mayor parte de los casos. Los conflictos generados por la interpretación unilateral de los límites de competencia requirieron una habituación larga y difícil. El establecimiento del comisariado significaba una sumisión del poder militar al político, de difícil aceptación por los militares profesionales.

La segunda medida se plasmó en dos decretos, de 30 de septiembre y 7 de octubre, movilizando a las quintas de 1932 a 1935. El Ejército gubernamental dejaba de ser voluntario y los reemplazos alistados no pertenecían a las milicias, sino al Ejército, sometidos a su disciplina y a la Justicia Militar.

El presidente del Gobierno, Largo Caballero, buscaba formar un ejército de reserva de cien mil hombres que debía estar listos para combatir a finales de 1936. Su vanguardia serán los 30.000 integrantes de las primeras Brigadas Mixtas que deberían entrar en combate en noviembre. Largo fue criticado por los anarquistas de la CNT-FAI, que le señalaban como el máximo responsable de sus derrotas.

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