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Malinche, haciendo de intérprete para Hernán Cortés / La Malinche por Ramón Canto

Malinche, haciendo de intérprete para Hernán Cortés / La Malinche por Ramón Canto

Malinche, la verdadera historia de la «inventora de México»

Fue una mujer extraordinaria, en gran medida, mal conocida y lamentablemente su figura manipulada políticamente hasta el punto de que en el México actual Malinche es sinónimo de traidor

Malinche ha titulado Nacho Cano a su nuevo musical y en la presentación que se hace en web se señala que este espectáculo «celebra a la vez a una extraordinaria y mal conocida mujer que navegó entre dos mundos aparentemente contrapuestos, y medió entre dos culturas al borde de un inevitable conflicto».

No puedo estar más de acuerdo con el inicio de esta descripción. Doña Marina fue una mujer extraordinaria, en gran medida, mal conocida y lamentablemente su figura manipulada políticamente hasta el punto de que en el México actual Malinche es sinónimo de traidor. El resto, es humo. Es decir, la típica frase vacía, eso sí, políticamente correcta, pero inexacta. Ni navegó entre dos mundos, ya que tomó partido por uno de ellos claramente; tampoco eran «aparentemente» contrapuestos, eran «radicalmente» contrapuestos y no «medió» entre las dos culturas, sino que, con mucho arte, eso sí, tradujo las condiciones de rendición que impuso Cortés.

¿Pero quién era, en realidad, esta mujer que genera tanta polémica? ¿Por qué es tan admirada por unos y denostada por otros? ¿Fue realmente una traidora para su pueblo?

«La diosa de la hierba»

Viajemos a las orillas del río Grijalva el 16 de abril de 1519. Ese día, en una solemne ceremonia, Tascoob, cacique de Potonchan, llega al campamento de Hernán Cortés acompañado de su séquito y jura lealtad al Rey de España. Tascoob había sufrido, apenas un mes antes, una sorprendente derrota en los llanos de Centla frente a aquellos extraños hombres pálidos y barbados. Sorprendente, porque apenas eran cuatro gatos frente a sus miles de guerreros mayas. Como señal de sumisión entregó a Cortés 20 esclavas. Una de ellas se llamaba Malinalli, «diosa de la hierba».

No existen descripciones físicas de Malinalli, Bernal Díaz del Castillo señala que entre las 20 estaba «una muy excelente mujer que se dijo doña Marina, que ansí se llamó después de vuelta cristiana» y que como era «de buen parecer y entremetida y desenvuelta dio a Hernández Puerto Carrero». De los códices solo se puede deducir una melena azabache, típica por otra parte de los pueblos nahuas, pero por lo que dice Bernal y si tenemos en cuenta que Portocarrero era el de más noble cuna entre los capitanes del extremeño, Marina debía de ser de las más guapas de aquel grupo.

Doña Marina (La Malinche), en "The Mastering of Mexico" por Kate Stephens (1916)

Doña Marina (La Malinche), en The Mastering of Mexico por Kate Stephens (1916)

La «diosa de la hierba» contaba con tan solo 19 años, aunque habían sido 19 años muy duros, especialmente desde la muerte de su padre, señor de Painala. Poco tiempo después, su padrastro y su madre deciden deshacerse de ella, para que su nuevo hermano pudiese heredar todo el señorío y así fue como terminó de esclava en Potonchan.

Pero más allá de la larga melena negra, el porte de una siuapili o princesa, su bello rostro y una presumible piel canela que contrastaba con el largo huipil blanco con bordados granates, Cortés pronto se da cuenta que está ante una mujer inteligente y excepcional, que además del Maya, la lengua de Potonchan, que le traduce el antiguo náufrago español Jerónimo de Aguilar, Marina también habla náhuatl que es su lengua materna. Con ella y Aguilar pasará horas negociando con los embajadores de Moctezuma. Cortés, impenitente mujeriego, gustaba de guardar las formas y, como hombre casado, no había querido quedarse con la joven Malinalli, pero enseguida comprendió que había sido un error adjudicársela a Portocarrero. Por eso, cuando decidió escribir al Rey una carta defendiendo su causa, mandó a España al más aristocrático de sus capitanes. Así mataba dos pájaros de un tiro. Se asegura la representación más alta ante el monarca y Marina queda libre para ser su amante.

Cortés y Malinche: un amor asimétrico

Se inicia entonces uno de los romances más célebres de la historia. La del joven y carismático capitán español, con la princesa nahua unos 15 años más joven todavía. Posiblemente, no fue tan solo una relación de intereses, como afirman los negrolegendarios, ni tampoco una pasión sincera e imposible, como defienden los rosalegendarios, sino una relación intensa, compleja y con elementos de ambas definiciones. Les unió una comunión de intereses y era al mismo tiempo un amor imposible. Se debió de tratar, a todas luces, de un amor asimétrico. Cortés no solo era un hombre casado, sino que a sus 35 años era ya un consumado galán, con numerosas conquistas a sus espaldas con señoras de todo credo y condición. De hecho, el duelo que protagonizó en Cuba y que se saldó con una cicatriz en su labio inferior lo fue por un motivo de faldas. Marina por su parte, como esclava, es de suponer que estaría acostumbrada a prestar servicios sexuales a sus amos.

Lienzo de Tlaxcala: Hernán Cortés y Malintzín en su encuentro con Moctezuma II en Tenochtitlan

Lienzo de Tlaxcala: Hernán Cortés y Malinche en su encuentro con Moctezuma II en Tenochtitlan

Los españoles pusieron en libertad a ella y al capitán de todos ellos no solo, no la fuerza, sino que la corteja como lo que realmente es, la hija de un noble. Es un hombre diferente, de buena estatura, apuesto, con una valentía y ambición desconocida para ella, hasta el punto que unos pocos centenares de esos extranjeros habían doblegado a miles de guerreros chontales de la región. Era además inteligente y especialmente cariñoso con ella. ¿Qué chica de su edad y en su situación no hubiese caído rendida ante un hombre así? Este amor asimétrico es puesto de relieve no solo por los historiadores, sino también por series, películas y obras de ficción. Algunas incluso atribuyéndole ataques de celo muy creíbles. No obstante, está la impresión de que Cortes la tuvo siempre en altísima estima, le dio un hijo, Martín, uno de los primeros mestizos de la Nueva España, para quien consiguió una bula papal para que fuese reconocido como legítimo y ante la llegada de su esposa arregló la boda de Marina con unos de sus hombres de mayor confianza, Juan Jaramillo, para asegurarse que tuviese un futuro estable y lo más feliz posible.

Esta antigua esclava llegó a ocupar espacios y honores totalmente vedados para las mujeres de su época

Sin embargo, fue también una relación de intereses. Frente a un futuro de esclavitud y servidumbre, Malinalli se convirtió en doña Marina para los españoles. En nahua la «R» se pronuncia «L», por lo que al añadirle el sufijo nobiliario «tzin» se convirtió en la señora «Malintzin» para los mexicas, de donde derivará el sobrenombre de Malinche, hasta el punto que esta antigua esclava llegó a ocupar espacios y honores totalmente vedados para las mujeres de su época.

Pero si la llegada de Cortés al continente fue providencial para Marina, su concurso fue aún mucho más fundamental para el de Medellín. Es más, me atrevería a decir que, sin la ayuda de su amante, Cortés posiblemente hubiese fracasado en la conquista de la Nueva España. Fue ella la que hizo posible las negociaciones con los embajadores mexicas, la que ilustró a Cortés sobre los usos y costumbres del Anáhuac, la que facilitó la alianza con Tlaxcala, la que le advirtió sobre la emboscada de Cholula, que de lo contrario le hubiese costado la vida y así sucesivamente.

México lo conquistaron los mexicanos y lo independizaron los españoles

¿Fue por ello una traidora a su pueblo? Radicalmente no. Para empezar Marina era nahua pero no era mexica, ni le debía nada a los mexicas. Muy al contrario, en territorios tributarios de la triple alianza solo había encontrado la esclavitud, aun siendo de noble cuna e incluso como esclava, de intentar escapar o incurrir en alguna falta, podría ser sacrificada a los dioses. No le esperaba, por tanto, un futuro muy apetecible. Marina fue una más en unirse a la causa de Cortés contra el régimen de terror mexica como hicieron la mayor parte de pueblos sometidos a la triple alianza. En ese sentido, es bueno el dicho de que «México lo conquistaron los mexicanos y lo independizaron los españoles» ya que los pueblos originarios apoyaron a los realistas en contra de los criollos, aunque ese es otro debate. En cualquier caso, Marina o Malintzin, fue una mujer sorprendente y única, injustamente tratada por una parte del México independiente. Personalmente pienso que, muy al contrario, parafraseando a Miralles, junto a Cortés, debería ser considerada, igualmente, la «inventora de México».

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