¿Quién fue Markus Wolf, el espía sin rostro de la RDA?
Con la unificación de Alemania, pasó a ser una estrella mediática por sus libros y sus participaciones televisivas
Si hay un personaje que engloba lo que es ser espía, este es Markus Johannes Wolf, conocido como «Misha». Wolf quedó inmortalizado en la trilogía que escribió John Le Carré sobre Karla y que la componen El Topo, El honorable colegial y La gente de Smiley. En ellas se narra el enfrentamiento entre George Smiley y su homólogo soviético Karla. Wolf también es conocido por haber introducido en muchas cancillerías lo que se conoció como el «espía Romeo» y a él, personalmente, como el «espía sin rostro». Esto en la época de la República Democrática Alemana (RDA), cuando era jefe de los servicios secretos del Ministerium für Staatssicherheitla (Stasi), entre 1953 a 1986. Luego, con la unificación de Alemania, pasó a ser una estrella mediática por sus libros y sus participaciones televisivas. Tras huir a la URSS y al serle denegado el asilo político, el Tribunal Regional Superior de Renania del Norte,Westfalia, en Düsseldorf, lo condenó el 6 de diciembre de 1993 por alta traición y soborno. A pesar de ello, nunca ingresó en prisión, pues los delitos por los que se le condenaba los realizó en otro país.
La familia Wolf tuvieron que exiliarse en 1933 a Suiza y Francia, por la persecución a la que sometieron a los judíos
Markus Wolf nació en Hechingen el 19 de enero de 1923. Su padre era médico y escritor de origen judío. Como miembro del Partido Comunista de Alemania, la familia Wolf tuvieron que exiliarse en 1933 a Suiza y Francia, por la persecución a la que sometieron a los judíos. En 1934 se establecieron en la URSS. Estudió en la escuela aeronáutica de Moscú y, en 1942 lo trasladaron a Kuschnarenkowo en los Urales, para estudiar en la Escuela Internacional Lenin. Al año siguiente era redactor del periódico Deutscher Volkssender. Como miembro del Gruppe Ulbricht, y bajo el pseudónimo de Michael Storm, entró a trabajar en la emisora de radio Berliner Rundfunk, retransmitiendo los Juicios de Nuremberg. De 1949 a 1951 trabajó en los servicios diplomáticos de Moscú.
Ha pasado a la historia por una misión que fracasó. Nos referimos a infiltrar al espía Günther Guillaume en la cancillería alemana. En 1974 fue descubierto cuando era secretario personal del canciller Willy Brandt. El hecho de tener a un espía comunista entre sus personas de confianza, hizo que el canciller renunciase a su cargo el 6 de mayo de 1974. Wolf declaró años después, cuando Alemania se había reunificado, que la renuncia de Brandt no había sido prevista, y que la colocación y el manejo de Guillaume había sido uno de los mayores errores de los servicios secretos de la RDA.
Con anterioridad, en 1953, se encargó de construir la Hauptverwaltung Aufklärung (HVA) –Administración Principal de Reconocimiento– que fue el servicio de espionaje exterior del Ministerio de Seguridad del Estado en la Alemania Oriental, teniendo como misión principal infiltrarse en los Estados miembros de la OTAN. Esto hizo que, durante muchos años, fuera uno de los más altos dirigentes de la Stasi.
El apodo de «espía sin rostro» se deba a que, durante décadas nadie consiguió fotografiarlo, ni nadie sabía quién y cómo era
El apodo de «espía sin rostro» se deba a que, durante décadas nadie consiguió fotografiarlo, ni nadie sabía quién y cómo era. En el año 1978, en Estocolmo, dejó de ser un misterio. Fue cazado por la cámara de un fotógrafo. Wolf es considerado maestro de espías. Aún así, nunca formó parte del Comité Central del partido. Tuvo un gran poder sin tener dirección política. Por eso afirmó, y con razón, que las decisiones claves de la RDA se tomaron sin su consentimiento, actuando según otros decidían y marcaban el camino.
Su carrera como espía finalizó en 1986, cuando voluntariamente decidió abandonar los servicios secretos. A partir de ese momento se dedicó a escribir libros, haciéndole la competencia a John Le Carré, convirtiéndose en un autor de bestsellers. Entre ellos El hombre sin rostro, La Troika: Historia de una película deshecha, En mi propio nombre: confesiones y percepciones, Secretos de la cocina rusa, Jefe de espías en la Guerra Secreta: Memorias, El arte del disimulo: documentos, conversaciones, entrevistas, Los amigos no mueren El nuevo Berlín, entre otros.
En El hombre sin rostro explica un hecho desconocido hasta ese momento como fue el apoyo económico, logístico e ideológico de Alemania Oriental y de la URSS a los movimientos pacifistas occidentales de los años 80 y, en particular, el apoyo al grupo de «los generales por la paz», formado por militares de alta graduación de varios países europeos, opuestos al rearme nuclear occidental y, en particular, a la instalación de armas nucleares en Alemania Occidental. Este grupo ejerció una gran influencia sobre el movimiento pacifista occidental porque aportaba los saberes técnicos y la experiencia bélica de la que carecían los líderes y la mayoría de los militantes pacifistas. Ahora bien, como también explica Wolf, la RDA mantenía también contactos y apoyaba de distintas formas a grupos terroristas como el IRA, ETA, la OLP o la Fracción del Ejército Rojo alemán.
Al no conseguir el asilo político de sus antiguos jefes o socios, decidió entregarse voluntariamente a las autoridades de la República Federal Alemana
El 4 de noviembre de 1989, durante la manifestación que hubo en Alexanderplatz, cinco días antes de la caída del Muro de Berlín, se concentraron Christa Wolf, Heiner Müller y Stefan Heym. Ahí Wolf, que parecía que había querido alinearse con la disidencia, se posicionó a favor de una reforma interna del régimen por los abucheos que proclamaban: «Nosotros somos el pueblo».
A pesar de los libros, de sus intervenciones televisivas y de la caída del Muro de Berlín, Wolf continuaba siendo un hombre del régimen. Por eso, como hemos dicho, huyó a la URSS en 1990. Al no conseguir el asilo político de sus antiguos jefes o socios, decidió entregarse voluntariamente a las autoridades de la República Federal Alemana. A pesar de ser condenado, en 1993, a seis años de cárcel, por haber sido espía en la antigua RDA, no pudo ser ajusticiado en la RFA. El espía sin rostro quedó impune. Ahora bien, en 1997 lo volvieron a acusar de tres casos de secuestro cometidos por sus servicios de espionaje. Al final lo condenaron a una multa y dos años de libertad vigilada. Markus Wolf falleció, mientras dormía, en Berlín el 9 de noviembre de 2006, dejando algunos secretos aun por contar.