Hallados nuevos restos de la urbe sumergida Bayas, «la ciudad del pecado» de la Antigua Roma
Esta metrópoli atrajo a algunas de las personalidades más poderosas de la época y se convirtió en un enclave para llevar a cabo sus asuntos ilícitos
Hace más de 2.000 años, Bayas era conocida como Las Vegas del Imperio Romano, una ciudad vacacional a unos 30 kilómetros de Nápoles que satisfacía los caprichos de personas de toda condición que tuvieron estancia allí. Visitaron esta ciudad figuras tan ilustres como Cicerón, el gran orador o Virgilio, que decidió pasar una temporada junto a los baños públicos rejuvenecedores de la metrópoli al igual que Plinio. También hubo rumores que aseguran que Cleopatra escapó en su embarcación a esta localidad tras el asesinato de Julio César en el 44 a. C.
Ya fuese por las numerosas termas, las casas de baños y sus propiedades terapéuticas –la antigua ciudad se encontraba en un área con mucha actividad volcánica lo que facilitaba que el agua de sus instalaciones estuviese siempre caliente gracias a una compleja red de canales y cámaras– o por su gran oferta de ocio y lujo, este territorio atrajo a algunas de las personalidades más poderosas de la época y se convirtió en un enclave para llevar a cabo sus asuntos ilícitos.
Primero entre los siglos III y V, y más tarde, entre los siglos VII y VIII, el ascenso y caída gradual de la superficie de la Tierra provocada por la actividad sísmica e hidrotérmica hizo que gran parte de Bayas quedase sumergida a unos seis metros por debajo de las poco profundas aguas de la bahía.
En la actualidad, Bayas es un parque arqueológico donde la zona sumergida de la ciudad es destino de visitas subacuáticas además de ser objeto de estudio desde hace algunos años para los arqueólogos submarinos del Parque Arqueológico de los Campos Flégreos y la empresa Naumacos. En concreto la zona que abarca la Terme del Lacus y el Ninfeo de Punta dell'Epitaffio, que en aquel entonces albergaba un centro termal.
Durante los trabajos pudo identificarse una estructura de más de ochenta metros así como los restos de una columnata, parcialmente derrumbada, de mármol Portasanta procedente de la isla de Chíos, en Grecia, que se encuentra en perfecto estado de conservación.
Nuevo hallazgo
Las últimas inmersiones de buceo que han realizado los arqueólogos se ha podido rescatar un gran pavimento de opus sectile, una técnica que emplea el mármol para realizar mosaicos y que está en muy buen estado de conservación. Los expertos han resaltado el mármol Portasanta que se encuentra dispuesto en un patrón que alterna cromáticamente los mármoles de color blanco y gris. Tras el análisis, los arqueólogos subacuáticos han podido datarlo en época tardoantigua, entre los siglos III y VIII d. C.