Entrevista I Carlos de Miguel, autor de El ocaso de Roma
«La familia imperial tras la crisis del s. III recuerda mucho más a la de Luis XIV que a las del Imperio romano»
«Ahora tenemos internet y otras tecnologías, pero realmente vivimos en un momento de decadencia en el mundo occidental», como el que se vivió en el siglo III en Roma, según explica el autor a El Debate
Me cito con Carlos de Miguel en el Retiro, con un cielo encapotado que amenaza con arrojar la furia de los dioses romanos sobre nosotros. Carlos es profesor de Historia y Geografía en un instituto de Ávila, aunque podemos decir que no es un maestro común. Desde 2017 tiene un ejército de casi 46.000 oyentes, (Suscriptores) en su podcast El Ocaso de Roma, donde explica el Bajo Imperio Romano y la época tardía. Es decir, los últimos siglos de vida de Imperio romano desde finales del siglo III y su paso a la Edad Media. De todo lo que ha contado en sus más de 80 episodios nace su primer libro: El Ocaso de Roma.
Una novela histórica en la que el lector viaja a finales del siglo III y descubre un Imperio enfrentado, pobre, hambriento y enfermo. Una historia real, con tintes de ficción, que se adentra de lleno en la vida cotidiana de las diversas clases sociales: cómo amaban, cómo comían, o se ganaban el pan, incluso cómo se divertían desde la mirada de Helena, una mujer que tuvo que afrontar la soledad, la pobreza y criar a su hijo Constantino cuando a su marido Constancio, militar del emperador, le envían a luchar con los bárbaros. Una familia anónima entonces que alcanzaría la fama pocos años después, y hoy los conocemos como santa Elena de Constantinopla y Constantino I, su hijo, uno de los últimos grandes Emperadores del Imperio.
–Después de esta breve sinopsis, hablemos del contexto de la novela ¿Cómo era el Imperio en el siglo III?
–El Imperio estaba afrontando un periodo de crisis a nivel político, social y económico. El 95% de la sociedad tenía que enfrentarse a la pobreza, la desigualdad, las epidemias y a la subida de precios continua. A nivel político los emperadores no duraban en el trono, y se suceden uno detrás de otro. Es un momento muy difícil y yo en esta novela, a través de los ojos de un niño –Constantino– intento vislumbrar como sería esa Roma tardía. Es un momento de gran crisis y, al mismo tiempo, de cambio en el que Roma estaba empezando su metamorfosis.
–29 emperadores en menos de 50 años, más o menos. Un auténtico problema político ¿Por qué tantos en tan poco tiempo?
–Con la llegada al poder de Cómodo, un emperador muy conocido, que incluso sale en la película Gladiator de Ridley Scott, la Pax Romana llega a su fin. Tras Cómodo y con el fin de la dinastía de los Antoninos, que es la de los grandes emperadores como Trajano, Marco Aurelio y Antonino Pío, empieza una crisis política generalizada. El ejército empieza a tener cada vez más poder, puesto que el centro de decisión ya no está en Roma sino en las fronteras: en los limes del Rin, del Danubio. Esos soldados que, digámoslo así, cortan el bacalao en las fronteras, son los que acaban por imponerse políticamente frente a los viejos emperadores.
Además, el Senado y las viejas magistraturas dejan de tener importancia y ahora es el ejército el que toma la voz e impone a su voluntad los emperadores soldados. Por eso se conoce a este momento como la anarquía militar. Se hacen la guerra entre ellos y se suceden guerras civiles hasta que Diocleciano impone la Tetrarquía y divide el Imperio en cuatro partes con cuatro emperadores, a los que asigna un territorio y ahí es cuando empieza a arreglarse poco a poco la situación.
Roma sale de esta crisis, pero trasformada en una Roma autocrática y autoritaria totalmente diferente
–Disputas internas, problemas económicos, pero ¿Cuál era el mayor problema al que se enfrentaron los protagonistas y personajes de tú novela?
–Era una sociedad dividida, polarizada. Aunque ya lo era antes, ahora se acentúa todavía más. Los ricos forman una suerte de oligarquía absolutamente alejada de otras realidades, mientras el pueblo es una masa uniforme que tiene que sobrevivir prácticamente al día. Además, no es una crisis coyuntural. Roma sale de esta crisis, pero trasformada en una Roma autocrática y autoritaria totalmente diferente. Es decir, la familia imperial romana tras la crisis recuerda mucho más a las del Antiguo Régimen, como puede ser la de Luis XIV o el Zar de Rusia, que a las del imperio romano anteriores al siglo III d.C. Es un poco el germen de lo que será la sociedad occidental hasta el siglo XX.
–Hablamos del siglo III d.C. pero, salvando las distancias, ¿Estamos viviendo algo parecido?
–Ahora tenemos internet y otras tecnologías, pero realmente vivimos en un momento de decadencia en el mundo occidental y de los viejos imperios occidentales: el español, el francés, el británico. Estados Unidos es el último imperio occidental que se mantiene en pie, pero le están surgiendo competidores como China. Esto se ve también en nuestros valores. Nuestra civilización cristiana occidental en la que nos hemos basado siempre, y que viene precisamente de esta época romana, está llegando a su fin.
El culto al emperador, la vieja religión cívica y pagana con esos dioses de mármol deja de tener sentido para gentes que buscan la mera supervivencia
–El cristianismo irrumpe en tú novela y en el siglo III como una nueva forma de ver el mundo: ¿Cómo afecto al imperio?
–El cristianismo renace en este momento de crisis porque encuentra un terreno abonado para prosperar. El culto al emperador, la vieja religión cívica y pagana con esos dioses de mármol deja de tener sentido para gentes que buscan la mera supervivencia. Buscan una espiritualidad más profunda, una forma de ver la religión más cercana y ahí es donde entra el cristianismo. Una religión que no apela al estado sino al individuo. Ofrece respuestas y salvación en un momento en el que los habitantes del imperio no sabían que pasaría mañana o qué sería de ellos o sus familiares si murieran. El cristianismo te decía qué iba a pasar en el más allá, por eso prosperó en ese momento de crisis y hasta el siglo XX.
–Y ¿cómo vivían en el siglo III los cristianos?
–Los cristianos en el siglo III d.C. ya no se escondían, no vivían bajo tierra como la gente piensa. Tenían sus barrios bien definidos, todo el mundo sabía dónde vivían, celebraban sus liturgias y ritos, y te podías acercar a ellos, o podías odiarles y perseguirles, como sucede en varias ocasiones.
–Ya hemos puesto un contexto histórico que envuelve la vida de los protagonistas de tu novela, que son Helena, Constancio y Constantino ¿Por qué elegiste a esos tres y no a otro personaje histórico?
–Yo quería hablar de Constantino, pero de su infancia y adolescencia, que nadie ha tratado en una novela. Pero un niño tiene que hablar y pensar como un niño, y es muy difícil para él comprender lo que está pasando en el Imperio. Por eso empiezo la historia desde los ojos de sus padres. Por un lado, su padre, Constancio Cloro, un militar que lo ve todo desde el punto de vista del ejército y las oligarquías imperiales, con la que tendrá contacto. Por el otro, desde los ojos de la madre, que representaría esas clases populares, ese mundo desigual de los de abajo. La madre da un punto de vista, el padre otro y a medida que va creciendo el niño Constantino va dando su punto de vista.
La familia imperial romana recuerda más a la de Luis XIV que a las del imperio romano previa a la crisis del siglo III
–Sin hacer mucho spoiler ¿Qué sabemos realmente de la infancia de Constantino?
–De Constantino no sabemos prácticamente nada hasta que tiene 20 años, cuando Diocleciano le llama a la corte de Nicodemia. Lo único que sabemos es que su madre Helena era una mesonera y tuvo a Constantino en condiciones muy difíciles. Y que su padre era un soldado que iba siguiendo al emperador Aureliano.
Lo que hay en la novela sobre su infancia es ficción. Pero he querido hablar de él hasta los 13 y 14 años para introducir el tema de la infancia, que es una novedad en la novela histórica, porque considero que está absolutamente desterrada de la literatura contemporánea. Parece que los niños estorban también en los libros, pero no.
–¿Y su infancia podría haber sido similar a la de cualquier otro niño del Imperio?
–Sí, era bastante similar. De alguna forma en la novela reflejo cómo sería la infancia en aquel momento. Lo único es que Constantino tuvo un poco de suerte y encontró enseguida a gente que le pudo ayudar y no tuvo una infancia tan dura. Aunque si no fuese por su padre, que tenía una situación económica desahogada, la infancia de Constantino hubiese seguido como la de cualquier otro niño pobre de provincia.
Cuando Constantino llegó a gobernar mató a su mujer, a su hijo, a su cuñado, al suegro; no era un tipo muy familiar que digamos
–En la trama aparece también el matrimonio como un tema principal, ¿Cómo eran los matrimonios romanos?
–Así a grandes rasgos, porque hay mucho escrito sobre ello, el mundo romano es una sociedad patriarcal y el Pater familias tiene derecho de vida y muerte sobre su mujer y sus hijos. En este mundo romano es el padre el que provee y cuida de su familia. En la novela cuando el padre falta Helena y el niño tienen las mayores dificultades.
–A los tres protagonistas les rodean unos 40 personajes ¿Cuál es tu personaje favorito? ¿Coincide con tu personaje histórico preferido de este periodo?
–Me gusta guardar una equidistancia con mis personajes y no me identifico especialmente con ninguno. Pero desde el punto de vista histórico siento especial debilidad por Constantino. Lo que pasa es que en la novela era todavía un niño, pero es un personaje crucial de la historia de la Humanidad. Le admiro, pero no me identifico con él para nada porque fue muy cruel como emperador. Cuando llegó a gobernar mató a su mujer, a su hijo, a su cuñado, al suegro; no era un tipo muy familiar que digamos. Luego era un excelente gobernante, un militar increíble invicto en todas sus batallas, pero su personalidad era bastante atormentada.
–Todos esos temas se entrelazan a lo largo de la novela, pero no acaba con las páginas del libro. Tu podcast se ha hecho libro y tu libro podcast con los QR del final.
–Como es una novela muy profunda y con muchas referencias históricas, además de los anexos típicos sobre personajes, glosario de términos latinos o históricos, pensamos incluir anexos hablando sobre la sociedad de la época, los cristianos, las pandemias, la ciudad de Salonna, que es muy importante en la novela, pero en vez de en texto, con unos códigos QR que llevan a unos archivos de audio en los que cuento con mi voz esos asuntos. Es una forma de completar la información y para aquellos que les haya encantado la novela puedan profundizar con los audios. Si ya les encanta el periodo pueden ir a mi podcast El Ocaso de Roma donde tienen horas y horas de audio para escuchar y reflexionar.