Fundado en 1910
Inauguración del actual edificio de la Real Academia Española, 1894, en La Ilustración Española y Americana, dibujo de Juan Comba

Inauguración del actual edificio de la Real Academia Española, 1894, en La Ilustración Española y Americana, dibujo de Juan Comba

«Limpia, fija y da esplendor»: el día que el marqués de Villena funda la Real Academia Española

Según se recoge en los estatutos de fundación, el principal objetivo de la Academia es el de «cultivar, y fijar la pureza y elegancia de la lengua castellana»

La Real Academia española se fundó el 1 de agosto de 1713, en la casa de Juan Manuel Fernández Pacheco Zúñiga Acuña Girón y Portocarrero, duque de Escalona, marqués de Villena, conde de Xiquena, conde de San Esteban de Gormaz, marqués de Moya, Grande de España, virrey y capitán general de los reinos de Navarra, Aragón, Sicilia y Nápoles, Caballero de la Orden del Toisón de Oro, situada en la Plaza de las Descalzas Reales de Madrid.

El marqués de Villena se inspiró en el modelo de la Academia Francesa y la Accademia della Crusca italiana, para crear la española. El motivo de la fundación, según se recoge en los estatutos…

«Siendo el fin principal de la fundación de esta Academia cultivar, y fijar la pureza y elegancia de la lengua castellana, desterrando todos los errores que en sus vocablos, en sus modos de hablar, o en su construcción ha introducido la ignorancia, la vana afectación, el descuido, y la demasiada libertad de innovar: será su empleo distinguir los vocablos, frases, o construcciones extranjeras de las propias, las anticuadas de las usadas, las bajas y rústicas de las Cortesanas y levantadas, las burlescas de las serias, y finalmente las propias de las figuradas. En cuya consecuencia tiene por conveniente dar principio desde luego por la formación de un Diccionario de la lengua, el más copioso que pudiere hacerse: en el cual se anotarán aquellas voces y frases que están recibidas debidamente por el uso cortesano, y las que están anticuadas, como también las que fueren bajas, o bárbaras, observando en todo las reglas y preceptos que están puestos en la planta acordada por la Academia, impresa en el año de mil setecientos y trece».

La Academia fue aprobada por Real Cédula firmada por Felipe V, el 3 de octubre de 1714. La primera sede estuvo situada en la calle Valverde número 26. De ahí se trasladaron a la calle Alarcón esquina calle Felipe IV, su actual sede. En aquellos primeros tiempos eran miembros habituales de la tertulia vinculada a la Academia y fundadores de la misma…

  • Juan de Ferreras (1652-1735), sacerdote de la Orden de Predicadores, historiador, bibliotecario y confesor del cardenal y arzobispo de Toledo Luis Manuel Fernández Portocarrero Bocanegra y Guzmán.

  • Gabriel Álvarez de Toledo y Pellicer de Tovar (1662-1714), poeta, escritor y teólogo.

  • Andrés González de Barcia (1673-1743) político, bibliófilo, bibliógrafo, historiador y comediógrafo.

  • Fray Juan Interián de Ayala (1657-1730) sacerdote mercedario, escritor, tratadista de estética, teólogo, predicador y catedrático trilingüe en la Universidad de Salamanca.

  • Bartolomé Alcázar (1648-1721) de la Compañía de Jesús, profesor de Humanidades y Retórica, rector del Colegio de Cuenca, profesor de matemáticas en el Colegio Imperial de Madrid.

  • Joseph Casani (1673-1750) de la Compañía de Jesús, astrónomo, matemático, lexicógrafo e ingeniero militar, biógrafo e historiador de la Compañía de Jesús en América.

  • Antonio Dongo Barnuevo y Mesa (1663-1722) bibliotecario real, corregidor, oficial de la Secretaria de Estado y lexicógrafo.

  • Francisco Pizarro (1669-1736) marqués de San Juan, Caballero de la Orden de Calatrava, primer caballerizo de Felipe V y presidente del Consejo de Indias

  • Joseph de Solís y Gante (1683-1763) duque de Montellano, conde de Saldueña, marqués de Castelnovo y Pons, Caballero de la Orden de Calatrava.

  • Vincencio Squarzafigo Centurión y Arriola (1670-1737) lexicógrafo, bibliófilo y traductor. Fue le primer secretario y primer tesorero de la Real Academia Española.

  • Adrián Conink (1661-1728) arcediano de Salamanca, agente general de las Iglesias de España, procurador general del Estado Eclesiástico de los reinos de Castilla y León y lexicógrafo.

  • Juan de Villademoros Rico y Castrillón (falleció en 1713) abad y cura de Santa María de Dornelas en la diócesis de Tuy.

  • Vicente Bacallar (1669-1726) marqués de San Felipe, designado caballerizo mayor del reino de Cerdeña (1703) y gobernador de los cabos de Cagliari y Gallura (Cerdeña).
Sala de juntas de la Real Academia Española. Elección de nuevo presidente el 22 de noviembre de 1906 en el que salió investido Alejandro Pidal y Mon (n.º 6 en la fotografía

Sala de juntas de la Real Academia Española. Elección de nuevo presidente el 22 de noviembre de 1906 en el que salió investido Alejandro Pidal y Mon (n.º 6 en la fotografía

La leyenda de la Academia «limpia, fija y da esplendor» alberga la vocación de utilidad colectiva al servicio del honor de la nación. En aquella época Francia, Italia y Portugal tenían su propio diccionario que contaba con un repertorio lexicográfico comprehensivo y elaborado de forma colegiada. Por eso, la primera misión de la Academia fue redactar un diccionario. El resultado se tituló Diccionario de autoridades. Se publicó en 6 volúmenes entre 1726 al 1739. Se reeditó en el 1780 con el título Diccionario de la lengua castellana reducido a un tomo para su más fácil uso. Desde esa fecha se han publicado 23 ediciones. En 1741 se publicó Orthographia española y, en 1771 una gramática.

Cuando se produjeron las independencias de los países sudamericanos de habla española, la Real Academia promovió que se fundaran academias en aquellos nuevos países ya independientes de España. La idea estaba vinculada al movimiento panhispanismo o hispanoamericanismo. Así, los ciudadanos de todas las naciones con raíces españolas, que tenía una misma lengua común y una misma literatura, estarían unidos y podrían compartir el idioma académicamente. Todas ellas, incluida la de Filipinas y la Norteamericana, se unieron en 1951 en la Asociación de Academias de la Lengua española (ASALE). En el año 2000 ASALE recibió el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia.

La primera mujer que fue admitida como académica fue María Isidra de Guzmán y de la Cerda (1767-1803). A los 17 años recibió en la Universidad de Alcalá de Henares el grado de doctora y maestra en la Facultad de Artes y Letras Humanas. Además, la invistieron Catedrática Honoraria de Filosofía conciliadora y Examinadora. También fue miembro de la Real Academia de la Historia. En 1789 contrajo matrimonio con Rafael Antonio Alfonso de Sousa de Portugal, marqués de Guadalcázar, conde de los Arenales y Grande de España. La siguiente mujer académica fue Carmen Conde en 1978.

El marqués de Villena estuvo al frente de la Academia hasta su muerte. Lo sustituyó su hijo Mercurio Antonio López Pacheco (1679-1738) y los hijos de este Andrés Luis (1710-1746) y Juan Pablo (1716-1751). Después de tres generaciones de marqueses de Villena, es escogido director el político y diplomático José de Carvajal y Lancáster.

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