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Firma del Pacto Tripartito: Saburō Kurusu (en representación de Japón), Galeazzo Ciano (Italia) y Adolf Hitler (Alemania)

Firma del Pacto Tripartito: Saburō Kurusu (en representación de Japón), Galeazzo Ciano (Italia) y Adolf Hitler (Alemania)

El comienzo de una frágil amistad: la firma del pacto tripartito entre Alemania, Italia y Japón

Japón, Alemania e Italia se comprometieron a asistirse mutuamente con todos los medios políticos, económicos y militares si una de las naciones firmantes era atacada por una potencia

En las universidades europeas siempre se había enseñado, hasta hace poco, que la Segunda Guerra Mundial había comenzado el 1 de septiembre de 1939 con la invasión alemana y soviética de Polonia. Algunos historiadores plantearon, no obstante, que quizá sería más conveniente establecer su estallido en el famoso Anschluss o anexión alemana de Austria, en marzo de 1938, que lo precipitó todo. Pero, con la mayor expansión mundial de China de las últimas décadas, se ha escuchado en Occidente la advertencia de sus historiadores, que defienden que, realmente, el conflicto mundial comenzó con la invasión japonesa de China, el 7 de julio de 1937.

A partir de esos momentos, se involucraron el conflicto otras potencias como Estados Unidos y la Unión Soviética, que apoyaron al gobierno chino y a sus propios intereses en la zona, temerosos de la expansión territorial del Imperio nipón.

Si bien en un principio las fuerzas chinas fueron derrotadas y se replegaron hasta el interior, celebraron su primera victoria el 8 de octubre de 1939. En la Primera Batalla de Changsha, Japón atacó la capital de la provincia de Hunan, pero el ejército chino cortó las líneas de suministro y derrotó a las fuerzas japonesas. Con la confianza recuperada, los mandos chinos iniciaron, al mes siguiente, una contraofensiva en todo el país contra las tropas japonesas. Los invasores aguantaron en la mayoría de los lugares, pero entonces el gobierno de Tokio aceptó que no sería fácil dominar el inmenso espacio geográfico de China.

Mientras tanto, las relaciones entre Japón y Estados Unidos se iban deteriorando a pasos agigantados. Tokio sabía que los americanos y franceses ayudaban a los chinos, mientras Washington presionaba con iniciar medidas económicas y de suministro de petróleo contra el Imperio japonés. En Europa, paralelamente, las fuerzas alemanas habían conquistado medio continente y ayudaban a Italia en el norte de África a intentar derrotar al Imperio británico.

Todo ello condujo a que la diplomacia japonesa apoyara la idea de un pacto entre Tokio y Berlín que, necesariamente, pasaba por Roma, por lo que, inicialmente, fue considerado una extensión del Pacto AntiKomintern de 1936. El mismo se había roto en 1939, al conocer Japón el pacto ruso-alemán del mes de agosto que facilitó la invasión de Polonia. Sin embargo, las circunstancias habían cambiado y Tokio aceptó de nuevo firmar un tratado con esos países.

Los muñidores del Pacto Tripartito –27 de septiembre de 1940– fueron los ministros de Asuntos Exteriores alemán Joachim Von Ribbentrop, su colega italiano conde Galeazzo Ciano –yerno de Mussolini– y el embajador japonés Saburō Kurusu. A la ceremonia oficial de la firma, desarrollada en una sala de la Cancillería de Berlín, asistió Adolf Hitler, que propuso al conde Ciano una entrevista con Mussolini para trasmitirle personalmente sus proyectos y la finalidad del pacto recién firmado.

Versión japonesa del Pacto Tripartito, 27 de septiembre de 1940

Versión japonesa del Pacto Tripartito, 27 de septiembre de 1940

Los dos dictadores acodaron reunirse en el Brénnero el 4 de octubre. Ya la batalla de Inglaterra se encontraba realmente concluida con la derrota de los alemanes, por lo que el canciller alemán prefirió hablar con Mussolini de otros problemas militares y políticos, centrándose en sus proyectos mutuos sobre el norte de África, escenario donde pensaban derrotar a los británicos con la neutralidad de las colonias francesas, controladas desde el gobierno colaboracionista de Vichy con el que Hitler mantenía excelentes relaciones.

El Pacto Tripartito constituyó una alianza más bien orientada contra Estados Unidos, aunque con el tiempo se sumaron otros países en la órbita del Eje, como Finlandia, Rumanía o Bulgaria. Las potencias firmantes reconocieron las zonas geográficas de expansión de cada una y su liderazgo en ellas. Por el artículo tercero, Japón, Alemania e Italia se mostraron de acuerdo en cooperar en sus esfuerzos en las zonas de influencia. Se comprometieron a asistirse mutuamente con todos los medios políticos, económicos y militares si una de las naciones firmantes era atacada por una potencia que actualmente no se encontrara involucrada en el conflicto europeo o en el conflicto chino-japonés.

La embajada japonesa en Berlín vestida con las banderas de los tres firmantes del Pacto Tripartito en septiembre de 1940

La embajada japonesa en Berlín vestida con las banderas de los tres firmantes del Pacto Tripartito en septiembre de 1940Bundesarchiv

El gobierno español, en noviembre de 1941 el gobierno se adhirió al Pacto Antikomintern, por su finalidad anticomunista que no implicaba una alianza militar efectiva con Alemania, pero se negó a unirse al Pacto Tripartito. De esa manera, Madrid mantuvo su política de no beligerancia y sus relaciones con el Imperio británico y los Estados Unidos.

Y, pese a que Estados Unidos entró en la Segunda Guerra Mundial oficialmente en diciembre de 1941, nunca fue efectiva la colaboración entre el Eje y Japón, distanciados geográficamente de manera imposible. Japón no declaró la guerra a la Unión Soviética cuando los alemanes invadieron su territorio, lo que hubiera puesto en dificultades al Ejército Rojo y el Eje no pudo enviar ayuda en hombres y material a las fuerzas imperiales japonesas en su conflicto con los americanos, británicos, holandeses, australianos y franceses.

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