Isaac Newton, el gran físico que predijo el fin del mundo
Ha pasado a la historia por ser un extraordinario científico. Sin embargo, es muy poco conocido que dedicó una gran parte de sus estudios a la teología y a la alquimia
Sir Isaac Newton (1643-1727) fue un brillante físico y matemático inglés nacido a mediados del siglo XVII que es ampliamente considerado la figura culminante de la denominada Revolución Científica. Ésta se inició en Europa hacia finales del Renacimiento y continuó durante el siglo XVIII, influyendo de forma determinante en la Ilustración.
Perfil científico
Probablemente su nombre inmediatamente nos evoca las tres leyes fundamentales de la mecánica clásica, las conocidas leyes de Newton, que nos permiten explicar la mayoría de los problemas relativos al movimiento de los cuerpos. Se trata de la ley de inercia, la ley fundamental de la dinámica y el principio de acción y reacción. También formuló la ley de gravitación universal, que fue recogida en su obra de 1687 Philosophiae Naturalis Principia Mathematica, muchas veces denominada simplemente Principia. Es una de las obras individuales más importantes de la historia de la ciencia moderna.
Pero sus contribuciones científicas fueron más allá de la mecánica. Sus experimentos con luz solar y prismas permitieron demostrar que la luz blanca contenía todos los colores del espectro visible, sentando de esta forma las bases de la óptica física moderna. En el campo de las matemáticas, realizó notables contribuciones al cálculo infinitesimal.
Más allá de la ciencia
Sin embargo, Newton no fue únicamente un destacado científico. Fue también un hombre profundamente religioso. De hecho, dedicó buena parte de su existencia al estudio de la Biblia, intentando descubrir secretos ocultos.
Tras su muerte, a la edad de 84 años, se encontraron, en palabras de su primer heredero, montones de papeles sueltos y sucios sobre una amplia variedad de temas. Entre ellos estaban las notas sobre filosofía natural, física y matemáticas que eran de esperar. Pero, sorprendentemente, se encontraron numerosos escritos sobre temas teológicos a los que había dedicado muchas horas. Entre ellos se encontró una historia extremadamente detallada de la Iglesia primitiva. Además, fue posible comprobar que, a juzgar por el aspecto de las notas encontradas, también había dedicado muchos años a la investigación alquímica. Es decir, realizó especulaciones y experiencias, muchas veces de carácter esotérico, dirigidas a la transmutación de la materia.
Es cierto que Newton siempre había sido cauteloso a la hora de compartir su trabajo científico. Pero sus trabajos no científicos los había mantenido en la mayor de las privacidades. Así que el material privado que vio la luz tras su muerte demostraba que había pasado gran parte de su larga vida ocupado en asuntos teológicos, históricos y alquímicos.
Predicción y significado
En uno de los muy poco conocidos manuscritos de Sir Isaac Newton, datado en 1704, se encontró garabateado entre fórmulas matemáticas y varias reflexiones teológicas un texto de difícil interpretación. No está claro lo que Newton intentaba transmitir, aunque lo que era evidente es que el año 2060 marcaría el fin de una era. Aunque realmente no se ha podido precisar si se trataba del fin de los tiempos o de la transición a un nuevo período.
Los condes de Portsmouth, descendientes directos de la madre de Isaac Newton, estuvieron en posesión de los documentos personales del gran científico hasta que fueron subastados en julio del año 1936. A mediados del siglo XX, una parte de los escritos fueron legados a la Universidad de Cambridge y otra a la Biblioteca Nacional de Israel. Entre estos textos, conocidos como los «documentos de Portsmouth», a principios de este siglo un investigador encontró el manuscrito en el que aparece la misteriosa predicción de Newton.
Según sus cálculos, el fin del mundo llegaría 1260 años después de la formación del Sacro Imperio Romano Germánico
Para realizar su predicción, sir Isaac Newton se basó fundamentalmente en las matemáticas y en el Libro de Daniel, texto perteneciente al género apocalíptico que es parte de la Tanaj hebrea y del Antiguo Testamento cristiano. Según sus cálculos, el fin del mundo llegaría 1260 años después de la formación del Sacro Imperio Romano Germánico. Teniendo en cuenta que el Rey franco Carlomagno se hizo coronar Emperador en Roma el día de navidad del año 800, el fin del mundo ocurriría en el año 2060.
Sin embargo, como se ha señalado, no se sabe a ciencia cierta qué quería Newton decir al hablar del fin del mundo. Podría tratarse del fin de la existencia o del final de la humanidad. Pero algunos expertos señalan que Newton podría estar haciendo referencia al momento en el que Jesús regresaría a este mundo y traería la paz.