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Detalle del galeón autómata del Emperador Rodolfo II

Detalle de otro galeón autómata en el Museo de Historia del Arte de VienaMuseo de Historia del Arte de Viena

Picotazos de historia

El galeón mecánico del Emperador Rodolfo II

Rodolfo II era un apasionado de los autómatas y encargó uno especial que hoy se conserva en el Museo Británico

El diccionario de la Real Academia Española define autómata como «máquina que imita la figura y los movimientos de un ser animado». Tenemos noticias de estas invenciones desde la más lejana antigüedad, ya en los templos egipcios existían representaciones de sus dioses que alzaban y bajaban los brazos como si bendijeran a los devotos. Herón de Alejandría (10 – 70 d. C.) nos dejó el primer texto sobre esta materia titulada Autómata. La fascinación de los seres humanos con estas creaciones a dado lugar a todo tipo de leyendas y narraciones (verbigracia: el hombre de palo de Toledo).

En el siglo XVI era Emperador del Sacro germánico Romano Imperio Rodolfo II, un individuo enfermizo, débil, pero inteligente y lleno de inquietudes y curiosidad, aunque no siempre bien enfocada. Era un apasionado de los autómatas y encargó uno especial que hoy se conserva en el Museo Británico: el galeón mecánico.

Galeón autómata en el Museo Británico

Galeón autómata en el Museo Británico

En 1570 el joven Hans Schlottheim, discípulo del maestro relojero Jeremías Metzger, consiguió su acreditación como maestro relojero pudiendo establecerse como tal donde le placiera. En 1582 lo encontramos en la ciudad de Augsburgo donde construyó el primer reloj público de la ciudad con sonería de horas y cuartos. Su fama ya se había extendido y en 1585 realizaría un encargo para la corte del Emperador Rodolfo II. Le piden un autómata, una pieza de prestigio que asombre y entretenga a los invitados durante las cenas imperiales.

Schlottheim entregó un galeón de tres palos, perfectamente aparejado, de latón dorado y con una altura de 104 centímetros y 78,5 de largo. El galeón se desplazaba sobre ruedas, hoy sustituidas por una bolas sobre las que reposa, impulsado por un mecanismo que se alojaba en su interior. En el castillo de popa, frente al reloj que da horas y cuartos y que está al pie del palo mayor, encontramos un grupo de figuras que representan al Emperador Rodolfo II, los príncipes electores y miembros de la corte imperial.

En las cofas los marineros hacen sonar campanas cada cuarto de hora. El galeón incluía una dotación de fuelles que alimentaba un órgano en su interior que interpretaba música a medida que avanzaba sobre la superficie de la mesa . El autómata finalizaba su actuación disparando uno o varios cañones –tenía dieciséis de los cuales once podían ser disparados– mientras giraban las antenas de los mástiles.

Estamos hablando de una pieza de prestigio o Nef, un extravagante adorno o contenedor en forma de barco –Nef es el nombre especifico de este tipo de piezas con esta forma concreta. En el museo Lázaro Galdiano pueden encontrar varias– de altísima calidad y de una enorme complejidad. El interior del galeón escondía tres mecanismos diferentes, dos de ellos interconectados, que alimentaban las diferentes acciones que se representaban sobre el barco y accionaban el desplazamiento del Nef sobre la superficie de la mesa, haciendo sonar el órgano y golpeando la piel de un tambor en el interior y accionando el disparo de los cañones.

El Galeón Mecánico fue un regalo al Museo Británico por parte del anticuario Charles Octavius Morgan (1803 – 1888). Recientes investigaciones parecen probar que el Nef no fue un encargo del emperador si no del Elector de Sajonia Augusto I el creador de la Cámara de Arte antecesora de la Bóveda Verde de Dresde) ya que ha aparecido un inventario de 1585 que describe una pieza que se asemeja muchísimo a la conservada en el museo inglés. De una manera u otra aquí tienen ustedes otro magnifico motivo para visitar Londres y el Museo Británico.

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