Tras la huella hispana (III)
El legado español en tierras de Bolívar: Venezuela y Colombia
El legado español en el subcontinente es abrumador, puesto que tras el proceso de conquista sigue el modelo de integración y desarrollo inspirado por los Reyes Católicos
El descubrimiento de América para occidente y la bula Inter caetera del Papa Alejandro VI, que otorgaba a los Reyes Católicos la soberanía de esas tierras, derivó en un conflicto con Portugal, que se superó mediante el tratado de Tordesillas, que repartirá zonas de navegación y conquista entre los dos reinos ibéricos. Este tratado será decisivo en la composición de América del sur.
El legado español en el subcontinente es abrumador, puesto que tras el proceso de conquista sigue el modelo de integración y desarrollo inspirado por los Reyes Católicos. Se crean escuelas y universidades y se enseña el castellano, pero al mismo tiempo se respetan las lenguas indígenas. Se construyen iglesias y se introduce la religión católica, pero, salvo episodios minoritarios, no se impone, ni se persigue a los no practicantes. Hay que recordar en este punto que el tribunal de la inquisición en América no podía juzgar a los nativos.
De hecho, los religiosos españoles, en la mayor parte de los casos, defendieron a las poblaciones originarias, incluso enfrentándose, en ocasiones, a intereses estatales, un ejemplo de esto, es el heroico papel de los jesuitas que refleja la célebre película La misión, (1986), basada en hechos reales. En definitiva, se crean ciudades, muchas de las cuales han sabido mantener su monumental patrimonio histórico, se crean industrias, plantaciones, haciendas y ganaderías, especialmente la de vacuno. Y al igual que en Norteamérica, el caballo es introducido por los españoles y con este nacerá el «gaucho» en argentina o el «charro» en México.
Conviene señalar desde el principio, que pese a ese sustrato hispano común, los numerosos países sudamericanos van a tener sus culturas propias muy marcadas. Para empezar, se trata de un área enorme. Más de 18 millones de km², un 43 % del total del continente. Cuando llegaron los españoles existían grupos indígenas muy diferentes, (de los gigantescos patagones a los muy bajos yanomamis o de los belicosos mapuches a los pacíficos licanantay) y muy desigualmente distribuidos.
Estas diferencias se acentuarán tras los procesos de independencia. Conviene recordar aquí que la mayoría de los indios apoyaron la causa realista porque sospechaban que, con los criollos, tendrían una menor protección legal y que acabarían quedándose con unas tierras que la corona hispana siempre les había respetado, como así ocurrió y de hecho y sin llegar a los niveles del genocidio estadounidense, la disminución de los indígenas fue muy notable, aunque, de nuevo, desigual dependiendo de los Estados. También la distinta procedencia de los inmigrantes durante los siglos XIX y XX terminaría por ir perfilando culturas propias.
En este artículo nos detendremos en el norte del subcontinente y en los dos territorios más importantes que conformaron el Virreinato de Nueva Granada: Venezuela y Colombia, (también formaron parte de dicho Virreinato las actuales Repúblicas de Ecuador y Panamá y el territorio del Esequivo, muy de actualidad últimamente y que debe su nombre al explorador español Juan de Esquivel).
Venezuela
Las costas venezolanas serán descubiertas por el propio Colón en su tercer viaje y en 1499 la expedición de Ojeda, junto a Juan de la Cosa y Américo Vespucio, exploró la costa occidental hasta la guajira colombiana. Vespucio, nacionalizado castellano, pero de origen florentino, la denominó Venezziola o pequeña Venecia, por las viviendas construidas en madera sobre el agua por los nativos, el nombre hispanizado derivó en Venezuela. Por cierto, por esas mismas fechas, (enero de 1500), Vicente Yáñez Pinzón descubrirá la costa de Brasil, aunque la fama del descubrimiento se la llevará Cabral que llegó tres meses después.
Los territorios de Brasil serán colonizados por Portugal, a la que correspondía por el tratado de Tordesillas, aunque también formó parte de la corona hispana durante la unión de ambos reinos.
Volviendo a Venezuela, Carlos I, siempre endeudado por préstamos para conseguir la corona imperial primero y para costear los diferentes conflictos de su vasto imperio europeo después, concedió la administración del territorio, (que resultó desastrosa, por cierto), a la sociedad de los Welser de Augsburgo a cambio de dinero hasta 1556. A partir de entonces y durante los siglos XVII y XVIII se fundarán numerosas ciudades y plantaciones, principalmente de cacao y caña de azúcar con un pudiente comercio. En 1717, durante el reinado de Felipe V, se crea el Virreinato de Nueva Granada.
Hoy en día la visión de este periodo por parte de los estados herederos de dicho Virreinato es diferente. La de los venezolanos es muy negativa. No hay que olvidar que se trata de la cuna de Bolívar, (personaje turbio y cruel, por cierto) y que el mensaje «anti-imperialista» del régimen actual ha calado en la parte más desinformada de la población.
Han caído estatuas de insignes españoles, la más notable la de Colón en Caracas, (para aquellos que simpaticen con las tesis genovesas conviene recordarles que el almirante, independientemente de su discutido lugar de nacimiento, figura como castellano en las capitulaciones de Santa Fe) y se han eliminado o cambiado algunos topónimos referidos a españoles, aunque muchos otros permanecen, como Ciudad Ojeda o Puerto Ordaz, por ejemplo.
En cualquier caso, esto no quiere decir, curiosamente, que el español esté mal visto, pero eso es debido a la emigración del siglo XX, durante la época de Marcos Jiménez y la «Venezuela saudita». El emigrante español, considerado como persona trabajadora, eficiente y seria, ha sido muy respetado en el país. Actualmente, muchos venezolanos por razones políticas o económicas viven en España, en donde, como la gran mayoría de los iberoamericanos se siente muy bien acogidos.
Colombia
Ojeda no solo exploró la costa colombiana, sino que fundaría el primer poblado, San Sebastián de Urabá en 1509, (aunque de vida efímera, razón por la cual mayoritariamente se considera a Santa María la antigua del Darién como la primera ciudad fundada por los europeos en tierra firme). En 1533 Pedro de Heredia funda Cartagena de Indias y poco después, en 1538 Jiménez Quesada, Santa Fe, la actual Bogotá.
Ciudades ambas que jugarán un importante papel en el periodo español y que mantienen, junto a otras, un excelente centro histórico, así como algunos imponentes fuertes, como el de San Felipe, emblema de la derrota de la escuadra de Vernon frente a Blas de Lezo en el sitio de Cartagena de Indias durante la guerra del Asiento. Una de las más amargas y devastadoras en la historia de Inglaterra. Cartagena fue uno de los grandes puertos del imperio y el gran baluarte defensivo frente a las potencias rivales.
También es importante el legado científico. La expedición botánica de Celestino Mutis, quien también fundó el primer observatorio astronómico en Santa Fe. Años más tarde, Nueva Granada sería el primer territorio continental en recibir a la expedición de Balmis, (la célebre expedición contra la viruela considerada la primera campaña humanitaria de la historia). Del territorio colombiano se ocupó el subdirector de la expedición, José Salvany, quien sufriría un naufragio, en la desembocadura del Magdalena, lo que no le impidió continuar con su campaña de vacunación.
Por cierto, el nombre del país, en honor de Colón y con el que, en algún momento, se pretendió nombrar a todo el subcontinente, es de origen decimonónico. En cuanto a la visión de la época hispana no es tan negativa como en la vecina Venezuela. De hecho, posiblemente en Colombia se hable el mejor castellano de Hispanoamérica y proezas como la de Blas de Lezo son consideradas como propias por los colombianos, que le han dedicado una estatua junto al fuerte de San Felipe y que forzaron la retirada de una placa en honor de los caídos ingleses, instalada durante una visita del entonces Príncipe de Gales. El pueblo de Cartagena volvía a alzarse orgulloso frente a Inglaterra.