Localizan un avión de la Segunda Guerra Mundial y restos de los pilotos en Nueva Guinea
El hallazgo se ha realizado en medio de una zona habitada por cocodrilos de agua salada
A unos 42 metros de profundidad se ha encontrado los restos de un avión de la Segunda Guerra Mundial que fue derribado durante un ataque antiaéreo en el Pacífico en septiembre de 1943. Se trata del bombardero A9-186 y en su interior se ha descubierto los restos de sus tripulantes, 79 años después de su accidente.
El lugar del accidente fue identificado por primera vez en 2020 por un equipo de buceo privado contratado por Andrew (Twiggy) Forrest, cuyo tío, David Forrest, murió en acción mientras pilotaba un avión similar en 1943.
«Es un entorno muy desafiante debido a los cocodrilos de agua salada y la baja visibilidad», explicó Steve Burnell, responsable de la expedición, en declaraciones a la CBS, para recordar que «es muy difícil, después de 80 años en agua salada, obtener una identificación positiva».
En 2022 el equipo regresó para identificar la aeronave y encontró material óseo que fue examinado por antropólogos y especialistas. Ahora, han confirmado que los restos óseos pertenecen al suboficial Clement Batstone Wiggins, de 28 años y natural de Gatton, y al suboficial Russell Henry Grigg, de 34 años y natural de Brisbane.
«Desafortunadamente, lamentamos poder confirmar que no se han recuperado restos de los otros dos miembros de la tripulación, el sargento de vuelo Albert Beckett y el sargento de vuelo Gordon Lewis Hamilton», reza un comunicado de las fuerzas aéreas australianas.
Por su parte, el jefe de las Fuerzas Aéreas, el mariscal del aire Robert Chipman, trasladó su agradecimiento a Forrest e indicó que era reconfortante para las familias conocer el lugar de descanso final de sus seres queridos. Y subraya su compromiso para «encontrar, recuperar e identificar al personal de servicio desaparecido».
El avión será trasladado a Australia, donde formará parte de una exposición en el Australian War Memorial en Canberra. Allí, tanto los restos del bombardero como las pertenencias de los pilotos servirán como un testimonio perdurable de lo sucedido en la Segunda Guerra Mundial.