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Martha Gellhorn escribiendo

Martha Gellhorn, la única mujer que desembarcó en el infierno de Normandía

La escritora Rosario Raro rescata la historia de esta periodista considerada una de las corresponsales de guerra más importantes del siglo XX en su nueva novela titulada 'Prohibida en Normandía' (Editorial Planeta)

«Es necesario que informe sobre esta guerra», escribió, molesta, Martha Gellhorn en una carta a las autoridades del Ejército británico. En aquella carta expresaba su deseo, casi necesidad, de «servir de ojos a los millones de estadounidenses» que, desesperados, querían saber lo que estaba sucediendo en aquella guerra que estaba desangrando al mundo entero.

Periodista, escritora y viajera, Martha Gellhorn fue una de las corresponsales de guerra más importantes del siglo XX. Su «espíritu indómito» le llevó a ser «la única mujer que hubo entre cientos y miles de soldados en el Día D», explica la escritora Rosario Raro y autora de Prohibida en Normandía (Editorial Planeta), una novela que la historia de Gellhorn cuando se cumplen 80 años del desembarco de Normandía, una de las operaciones más decisivas de la Segunda Guerra Mundial.

Para Raro, esta periodista «personifica lo que tiene que ser el periodismo de primera línea, una labor que estaba prohibida por el hecho de ser mujer». Aunque escribía para el diario militar Stars and stripes y el magazine Collier's Weekly, «no la acreditaron porque era mujer» y no por su profesionalidad, pues ésta «estaba fuera de dudas», expresa la autora que, además, recuerda que Gellhorn tenía experiencia en la cobertura de numerosos conflictos bélicos, entre ellos la Guerra Civil en España, junto a Hemingway.

Gellhorn y Ernest Hemingway con el general chino Yu Hanmou en Chungking en 1941

Gellhorn y Ernest Hemingway con el general chino Yu Hanmou en Chungking en 1941

La prohibición de que las mujeres sirvan en combate

Gellhorn redactó aquella carta en junio de 1944 desde Londres, donde ella y otras corresponsales aguardaban expectantes al Día D mientras luchaban otra batalla: las mujeres del Ejército no podían entrar entonces en combate (en Estados Unidos no lo hicieron hasta 1944) y del mismo modo ocurrió con las mujeres periodistas, quienes no recibieron acreditación para cubrir la noticia en primera línea de combate.

Además de cubrir la guerra civil española, fue corresponsal en los conflictos de Finlandia (1939) y China (1940). En todos intentó escribir con una mirada puesta hacia la mujer y las consecuencias que las guerras tenían para ellas. Con textos ayudó a visibilizar el papel de las mujeres en la contienda cuya labor era fundamental en el ejército. Sus reportajes contaban las historias de enfermeras, matemáticas, criptoanalistas, cartógrafas, encargadas del servicio postal y muchas otras mujeres que desempeñaron papeles cruciales.

«Lo que ella nos ha legado de las guerras es la intrahistoria, las vidas anónimas que realmente son quienes sufren las consecuencias de los grandes acontecimientos bélicos», indica Raro, con cuya novela ha querido devolver a esta reportera el «primer plano que le fue escamoteado».

El desembarco de Normandía

Cuando se enteró que los aliados preparaban la Operación Overlod (el nombre en clave del desembarco), no lo dudó dos veces: iría allá donde estuviera la guerra. Decidió ir a Inglaterra con la idea de informar desde primera línea, pero se encontró con la fuerte negativa del alto mando aliado prohibiendo ir a Normandía como corresponsal por el solo hecho de ser mujer.

La corresponsal de guerra Martha Gellhorn recorre el frente de batalla con el Quinto Ejército, Cassino, Italia, 13 de febrero de 1944

La corresponsal de guerra Martha Gellhorn recorre el frente de batalla con el Quinto Ejército, Cassino, Italia, 13 de febrero de 1944Museos Imperiales de Guerra / John F. Kennedy Presidential Library and Museum

Al carecer de un carnet de prensa que le permitiese informar sobre la guerra, se coló como polizón en un un barco-hospital. Allí se encerró en el baño durante la travesía, y una vez alcanzada la costa, la periodista, disfrazada de camillero, bajó a tierra con los equipos sanitarios. Rodeada de de 150.000 soldados, Martha Gellhorn conseguía ser la primera mujer en pisar aquel infierno.

La periodista quería convertirse en «los ojos de América» y contar en primera persona todo lo que sucedía allí: observó, desde la arena de la playa de Omaha, el avance de los soldados en la mayor operación naval, aérea y terrestre de la historia. Gellhorn quería que su crónica del desembarco fuese la primera que llegara a América, pues consideraba como «deber moral que los ciudadanos supieran qué estaba pasando con sus hijos, hermanos, novios o maridos», detalla Raro.

Sin embargo, «sus crónicas no se publicaron» acusada de antipatriota «porque contó determinados sucesos relacionados con el desembarco en Normandía que no dejaban en demasiado buen lugar a las tropas», comenta la autora de Prohibida en Normandía. Tiempo después, cuando el tema ya no interesaba, publicaron una «mutilada» versión de su texto. Para más inri lo titularon con un «alguien que dijo que estuvo allí», precisa Raro, quien considera que a la protagonista de su nueva novela no se le dio la importancia que tuvo como corresponsal de guerra.

Por ello, a pocos meses de que se cumplan 80 años de este episodio histórico, Raro rescata la historia de esta periodista, cuya hambre por la verdad también le llevó a ser de las primeras en informar al mundo sobre el horror en el campo de concentración de Dauch. «Se la define por ese parentesco, por ser 'una de las mujeres de Hemingway', cuando eso solo fue un paréntesis de menos de cinco años en su biografía», critica la autora. «Ella dijo literalmente que no quería ser una nota a pie de página de la vida de otra persona», concluye.

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