180 años
Samuel Morse, el artista que revolucionó la comunicación con puntos y rayas
El código de S.O.S se creó a partir del código Morse Internacional en 1906, y es un símbolo que está ligado a la telegrafía y el sistema que creó el pintor norteamericano Samuel Morse
Un tren de vapor, la aguja sobre los surcos del disco en el gramófono o el telégrafo son sonidos que transportan al siglo XIX, el periodo con mayores cambios tecnológicos de la historia reciente. Los tres inventos revolucionaron las comunicaciones y las sociedades a nivel global, pero el éxito del telégrafo no se debió solo a la invocación tecnológica, había que crear un lenguaje que reconocible por todos, es entonces cuando se crea el famosos código Morse. El sonido es reconocible 180 años después, pero ¿Cómo funciona y quién lo creó?
«-- .... .- - / .... .- - .... / --. --- -.. / .-- .-. --- ..- --. .... –», la consecución de líneas y puntos que aquí se muestran es la codificación de la frase what hath God wrought, traducida como: «¡Qué ha creado Dios!», fue el mensaje que envió Samuel Morse desde el Capitolio en Washington D.C hasta Baltimore a través de la línea telegráfica el 24 de mayo de 1844. Era el primer mensaje que se envió a tal distancia (60km). A principios del mes ya se había realizado una prueba en la que se comunicaba el nombramiento de un senador como candidato a las presidenciales.
No hay sorpresas al desvelar que su creador fue Samuel Morse, lo que puede sorprender es que Samuel no era ingeniero, sino pintor. Samuel procedía de una familia acomodada de Charlestown, en Boston. Su padre era pastor calvinista, además de geógrafo, y junto a su madre le dieron una educación burguesa propia de la época. Sus pinturas no destacaron demasiado, era un artista del montón, pero tenía recursos y vivió una época repleta de inventos y avances científicos a los que prestó mucha atención.
Código de puntos y rayas
Tenía especial interés en lo más novedoso del momento, los experimentos con electricidad, y su afición se convirtió en su obsesión en 1832. Junto al inventor Alfred Vail ideó un nuevo sistema telegráfico, en el que los impulsos emitidos se convertían en señales eléctricas que se podían identificar con letras para construir palabras. Aunque detrás de la invención del telégrafo hay varias patentes, tipos y evoluciones, lo esencial para entender el lenguaje que creó Morse es que a cada letra y número del abecedario se le asoció una secuencia única de puntos y rayas. En la práctica, los puntos equivalían a sonidos cortos, las rayas a los largos.
Estos sonidos se trasformaban en pulsos eléctricos que viajaban por los cables a la velocidad de la luz hasta el receptor elegido. Con el tiempo, Morse y Vail descubrieron que podían reducir el tiempo de «tecleado» del telegrafista estudiando qué letras eran las más utilizadas para asociarles una secuencia más corta. Para descubrir qué letras se utilizaba más Vail visitó un periódico local de Nueva Jersey y examinó los patrones tipográficos que se utilizaban para la impresión de los ejemplares. De esta forma reelaboraron el diccionario de codificación de letras que habían creado, y redujeron las pulsaciones de teclado asignando las secuencias de puntos y guiones más cortas a las letras más utilizadas.
Desde entonces se convirtió en el internet del siglo XIX y principios del XX, y en pocas décadas los mensajes en código Morse llegaron a través de cables de Londres a Nueva York pasando por Nueva Delhi, a través de los primeros cables submarinos. Con la invención de las emisoras de radiofrecuencia también se utilizó el sistema Morse para las comunicaciones entre buques, y se popularizó: las madres lo utilizaban para enviar mensajes a los hijos que habían emigrado, los gobiernos como el británico para enviar órdenes a sus colonias, y los militares para coordinar estrategias de ataque y defensa, en pocas horas y minutos.