Picotazos de historia
La cruzada del Rey Sigurd: ¿cruzada cristiana o expedición vikinga?
La cruzada noruega o del rey Sigurd fue la primera en la que participó un rey europeo y la única en la que estuvo un rey noruego
Sigurd I de Noruega (1089 – 1130), hijo de Magnus III «el descalzo» (berfoeter en nórdico antiguo) y es que era tan alto que montado sobre uno de los pequeños caballos noruegos tocaba el suelo con los pies, por este motivo acababa perdiendo el calzado y terminaba descalzo. Sigurd acompañó a su padre en la campaña que terminó con la conquista de las islas Hebridas, Orcadas –de las que Sigurd sería nombrado conde (Jarl)– y parte de Irlanda. Esta tierra fue donde su padre acabaría encontrando la muerte durante una emboscada. Huérfano, Sigurd tomó el mando de la expedición y regresó a Noruega para reclamar el reino. Al final el gobierno de Noruega sería repartido entre los tres hijos de Magnus III. Sigurd tenía catorce años de edad y era, en todos los sentidos, un hombre hecho y derecho.
A los dieciocho años organizó una gran expedición para ayudar a los reinos cristianos de Outremer, que habían surgido en Tierra Santa tras la primera cruzada (1096–1099) En otoño de 1107 partió al frente de una flota de 70 barcos largos que transportaban a algo menos de cinco mil guerreros. Navegaron a lo largo de la costa y decidieron invernar en Galicia. Con el premiso de un noble local, cerca de la ciudad de Santiago de Compostela, se prepararon para invernar pero problemas en los suministros de víveres llevó a una discusión que terminaría con el asesinato y el saqueo de la propiedad del ya difunto noble. Y es que aunque ahora fueran cristianos ciertos hábitos eran muy difíciles de controlar.
En primavera ya estaban frente a Lisboa, después de capturar ocho naves y la villa de Sintra. Continuaron con el viaje, pararon solo un momento para saquear Alcácer da Sal. Al llegar al estrecho de Gibraltar –que ellos llamaban Norfasund– derrotaron a una flota musulmana. Continuaron la navegación siguiendo la costa musulmana –Serkland– hasta poner rumbo al norte y arribando a las islas Baleares. En ese tiempo las Baleares eran el cubil de piratas sarracenos que ejercían su arte por todo el mediterráneo occidental. La flota de Sigurd saqueó Ibiza, Menorca y Formentera. En esta última encontraron un gran tesoro. No atacaron Menorca por considerarla demasiado fortificada.
Continuaron la travesía y llegaron a Sicilia en la primavera de 1109, siendo recibidos por el Conde Rogelio II –hijo del conde Rogelio I y sobrino del gran Roberto Guiscardo de la casa de Altavilla, descendientes de los vikingos de Rolf Granger de Normandia– como parientes predilectos. En verano las quillas de los barcos largos entraban en el puerto de Acre para hacer aguada y continuar hasta Jerusalén. Allí fueron recibidos, muy calurosamente ya que estaban necesitados de toda ayuda, por el propio rey Balduino I, hermano y sucesor de Godofredo de Bouillón, primer rey de Jerusalén. Sigurd condujo a sus tropas durante el sitio y toma de la ciudad de Sidón así como de la ocupación de los territorios periféricos y que darían lugar al estratégico señorío de Sidón, dentro del reino de Jerusalén.
Balduino estaba muy agradecido a Sigurd, a quien regaló importantes reliquias y valioso presentes, además ofreció puestos destacados a los capitanes de Sigurd que quisieran quedarse. Sigurd partió de Jerusalén y puso proa a la mítica ciudad de Miklagard, que era como conocían los nórdicos a Constantinopla. Muchos de los caudillos y guerreros de la expedición querían quedarse allí e ingresar en la guardia varega, unidad de élite compuesta por suecos, daneses y noruegos. Sigurd negoció con el emperador Alejo I Comneno. Dejó allá a buena parte de su ejercito y Alejo regaló buenos caballos para que Sigurd y su séquito pudieran viajar. Atravesó Bulgaria, Hungría, Panonia, Suabia y Baviera, donde se reunió con el emperador Lotario III.
Sigurd continuó con su viaje y llegó a Dinamarca, donde fue recibido por el rey Nicolas I –que estaba casado con Margarita Fredkulla, hija el rey de Suecia Inge I y viuda de Magnus III de Noruega (El padre de Sigurd)– que escuchó las fascinantes aventuras de su invitado. Cuando llegó el momento de la partida Nicolas I entregó un magnifico barco largo para que llevara de vuelta a su reino al rey Sigurd.
La cruzada noruega o del rey Sigurd fue la primera en la que participó un rey europeo y la única en la que estuvo un rey noruego. A lo mejor soy un poco escéptico pero no encuentro mucha diferencia entre la cruzada cristiana de Sigurd y las aventuras vikingas del rey Harald Hadrada ¿Y ustedes?