La desconocida historia de los Scout en España, la organización infantil suspendida durante el franquismo
En España fue impulsado por el capitán de caballería Teodoro de Iradier Herrero y el publicista Arturo Cuyás Armengol que fundaron la Asociación de los Exploradores de España
Los scouts o escultismo fue creado e impulsado por el general británico Baden-Powell a comienzos del siglo XX en su idea por formar a los jóvenes, adultos del mañana. Su amistad con Ernest Thompson Seton, autor de un libro sobre los indios norteamericanos, reforzó sus experiencias a favor del conocimiento de la naturaleza y el dominio de ciertas habilidades en ese medio, que permitían al ser humano superar las dificultades, forjar su carácter y adquirir confianza en sí mismo.
En 1907, Baden organizó el primer campamento scout con 24 muchachos de diversas clases sociales, naciendo el escultismo, pues al año siguiente apareció su libro Scouting for boys, considerado su principal fuente de ideas. Nació el movimiento en Inglaterra y, a partir de entonces, se mundializó. ¿Qué hizo para tener tanto éxito? En primer lugar, confiar en la juventud, respetando su papel en el mundo, tratándola con dignidad. Apeló a su sentido del honor, de la justicia y del valor.
Más que prohibiciones su libro estaba lleno de afirmaciones de lo que debía ser un buen explorador, sugiriendo –no imponiendo– actividades al aire libre, ejercicios prácticos, juegos para ser más hábiles y sanos. Se trataba de saber cocinar, curar una herida, manejar una brújula o un hacha... lo que no se aprendía de memoria sino con la práctica.
Su éxito fue enorme, en 1910 el primer censo registró la cifra de 109.000 scouts en Gran Bretaña, año en el que se crearía la rama femenina a petición propia de un grupo de chicas que así lo demandó, naciendo las girls guides o «muchachas guías». En España fue impulsado por el capitán de caballería Teodoro de Iradier Herrero y el publicista Arturo Cuyás Armengol que fundaron la Asociación de los Exploradores de España. También aparecieron otras como los Germanor de Guies Excursionistes, Germanor de Minynos de Muntanya y –en 1933– los Boys Scouts de Cataluña y los Scouts Hispanos, con un contenido confesional católico. Salvo los Exploradores de España ninguna de las otras asociaciones formó parte de la organización internacional.
Hubo numerosas personalidades españolas que impulsaron con su presencia el escultismo como el duque de Tamames, presidente de la Diputación de la Grandeza, por los altos valores morales que se pretendían inculcar en la juventud relacionándolos con el amor a la naturaleza, la dignidad humana y por su contribución al desarrollo de la juventud. Precisamente, al promocionar además el amor a la patria y su educación física, intelectual, social y espiritual, el movimiento scout también fue apoyado por Alfonso XIII.
Cuando le preguntaron si deseaba que los muchachos y muchachas scout prometieran lealtad al rey, éste respondió –en un gesto de generosidad política– que prefería que lo hicieran a España puesto que la Monarquía podía llegar a desaparecer y siempre debía prevaler la Nación.
Los grupos femeninos españoles que funcionaban más o menos al amparo de los exploradores, acordaron en 1933 constituir la Asociación de Guías de España, actuando con los demás grupos hasta la Guerra Civil. En ambas Españas en conflicto bélico, estas agrupaciones trataron de sobrevivir, ya que hubo facilidades, dificultades e indiferencias por parte de las autoridades. En algunas poblaciones el carnet de scout podía llegar a ser una garantía y, en otras, un riesgo, aunque muchos de estos jóvenes siempre trataron de colaborar en tareas humanitarias, colonias infantiles y en la Cruz Roja.
Con el establecimiento del régimen franquista, su situación fue delicada ya que el Nuevo Estado patrocinaba el encuadramiento de los muchachos en el Frente de Juventudes y de las chicas en la Sección Femenina. En 1940, una circular del Ministerio de la Gobernación declaraba a la Asociación de los Exploradores de España como carente de personalidad, aunque no la prohibía ni disolvía.
Y es que los nuevos dirigentes no querían perder el control en la formación de la juventud, aquella destinada a heredar el país. Así, España se unió a la lista de países cuyo régimen político no permitía las actividades del escultismo como la Unión Soviética, Italia, Alemania, los países comunistas de posguerra como la Cuba de Fidel Castro. No obstante, en la década de los años 60 se organizaron algunas asociaciones de escultismo bajo el amparo de la Iglesia.
En 1977 el movimiento scout de España recuperó su personalidad jurídica y, al año siguiente, la Federación de Escultismo nacional reingresó en la Conferencia Scout Mundial como miembro 113 de pleno derecho. Ya por entonces se había organizado el Movimiento Scout Católico (MSC) con apoyo de numerosos centros de enseñanza de la Iglesia. El MSC se define como un movimiento de educación integral con el objetivo de formar seres humanos libres, críticos, comprometidos con su fe y en el momento histórico que les ha tocado vivir, abiertos a su entorno, capaces de amar y de vivir en grupo.
En la actualidad agrupa a más de 28.000 niños, niñas, jóvenes y educadores scouts de toda España repartidos en cerca de 500 Grupos Scouts. Está presente en todas las comunidades autónomas y en la mayoría de las diócesis españolas.