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19 de septiembre de 2024

El Gran Capitán recorriendo el campo de la batalla de Ceriñola, por Federico de Madrazo (1853)

El Gran Capitán recorriendo el campo de la batalla de Ceriñola, por Federico de Madrazo (1853)

Quién fue el Gran Capitán y cuáles fueron sus gestas

Gran estratega español, pionero de la guerra moderna y precursor de los Tercios españoles

sus hazañas le valieron el apodo de «Gran Capitán» y su lealtad le sirvió para ganarse la confianza y admiración de los Reyes Católicos. Su nombre es Gonzalo Fernández de Córdoba y sus gestas no son las de un héroe de leyenda sino las de un cordobés real, nacido en 1453. Gracias a sus innovaciones en el arte de la guerra, el ejército español logró hacerse con la supremacía militar durante más de siglo y medio en los campos de batalla europeos.

Provenía de una familia noble y sus antepasados habían luchado junto a la realeza en guerras como la que enfrentó a Fernando III el santo por la conquista de Córdoba y Sevilla. Los títulos y privilegios de su padre, Pedro Fernández, fueron legados a su hermano mayor.

Desprovisto de privilegios y bienes familiares, Gonzalo se vio obligado a ganarse la vida. Su desventajada situación familiar fue determinante para marcar el inicio de una carrera profesional junto a la corte. Comenzó como paje del Infante Alfonso y en los años siguientes pudo codearse con las elites más destacadas de la corona de Castilla.

En 1476 se instaló en la corte de Isabel y Fernando. Testigo del abandono de las formas medievales y el arribo del nuevo estado moderno, Gonzalo se inició en la política y pudo comprender el alcance de las pretensiones políticas de los nuevos monarcas. Trabó amistad con Fernando el Católico, a quien pudo acompañar en varias campañas militares.

El conflicto de Granada fue un acontecimiento decisivo que despertó en Gonzalo la necesidad de lograr la ansiada unificación de la península. Estableció relaciones con el rey Boabdil, y facilitó las negociaciones del reino nazarí con la corona de Castilla. Sus operaciones en la campaña de Granada fueron decisivas para la posterior capitulación del último reino musulmán de la península, en enero de 1492.

La rendición de Granada (1882) de Francisco Pradilla

La rendición de Granada (1882) de Francisco Pradilla

Su siguiente misión fue defender la frontera en el Reino de Nápoles. El contacto con el ejército francés le llevó a replantear la táctica de guerra. Aumentó la presencia de arcabuceros, mandó reforzar la caballería y replanteó la organización de las tropas. Además, logró hacerse con un ejército leal y motivado gracias al pago periódico y la asistencia médica de sus tropas. Todo ello favoreció la profesionalización del ejército español, que pudo combatir con éxito contra las grandes potencias militares.

Por sus victorias en Nápoles fue nombrado duque de Monte Santangelo y Terranova. Terminada la guerra contra los franceses se convirtió en virrey de Nápoles durante cuatro años. Gonzalo dedicó tiempo al entrenamiento y preparación de sus tropas. Por su gran dedicación y trabajo, los soldados reconocieron su autoridad con el apelativo que más tarde ilustrará la grandeza de este personaje: el Gran Capitán. Los cambios organizativos y tácticos que llevó a cabo fueron determinantes para la modernización del ejército y germen para el desarrollo posterior de los Tercios españoles.

En 1508 fue nombrado alcalde de la ciudad de Loja. A finales de 1515 enfermó de gravedad y decidió volver a Granada con su familia. Falleció el 2 de diciembre del mismo año. Su cuerpo yace en el monasterio de los Jerónimos y en su lápida fueron esculpidas las palabras que inmortalizaron su legado: «Los huesos de Gonzalo Fernández de Córdoba que, por su propio valor, se hizo con el nombre de Gran Capitán, están confiados a esta sepultura hasta que sean restaurados con la luz perpetua. Su gloria no quedará sepultada.»

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